No fue el día ni es el mejor para sacar conclusiones definitivas. Cierto es que Estudiantes sigue en una racha de resultados nefasta, que solo se juega a fogonazos, pero hoy, con un rival como Unicaja enfrente, todo se debe relativizar.

El equipo de Joan Plaza traladó, por fin, su arrolladora versión de Euroliga al campeonato doméstico. Movistar Estudiantes pagó los platos rotos de otros días, donde los andaluces no habían demostrado su verdadero potencial. A los de verde les entró casi todo (excepcional 47% desde el triple) y practicaron una defensa genial: con presión a la salida del balón, ayudas constantes y contundente superioridad en el rebote (39 a 23).

Hasta 16 capturas ofensivas logró Unicaja

El 'Estu' ofreció el lado opuesto en todo: bajos porcentajes, sin referencia ofensiva clara, pérdidas de balón, sin lucha por los rebotes... Una larga lista de errores que en Málaga lastran el doble. Ocampo acabó desesperado.

La buena noticia para el conjunto colegial fue el debut de Tony Mitchell. Aunque nervioso y lento por momentos, el americano desplegó su potencia con tres mates de escándalo, y enchufó desde el exterior en los primeros compases del encuentro.

En esos, Estudiantes mantenía a raya las buenas formas de Unicaja. El partido comenzó bonito, con ambos equipos tanteándose. Los de Málaga comenzaban a ser superiores bajo tableros, y la puntería de Richard Hendrix fue clave para obtener las ventajas decisivas. 

A partir del minuto 14, de manera constante e imparable, los locales se empezaron a escapar. Hendrix terminó la primera parte-y el partido- sin fallos en el tiro. El pívot se movía como pez en el agua ante la tenue defensa estudiantil, que no pudo pararle. Ni a él, ni al juego coral de los locales, a los que cada canasta les daba un extra de motivación para conseguir la siguiente.

Graham, cortado, y Brizuela, lesionado, causaron baja en el cuadro colegial

No funcionaba el aparato defensivo visitante, ni tampoco el ofensivo. Los ataques del equipo madrileño eran lentos y solían acabar en desastrosas precipitaciones, para enfado de Ocampo. El entrenador tampoco daba con la tecla con la rotación y los sistemas.

Al descanso Unicaja ya ganaba 43-25, marcador que cerró en el tercer cuarto, donde la eficacia exterior fue mayúscula. Markovic, Kuzminskas, Nedovic...nadie erraba. Los de Plaza jugaban de manera inteligente y paciente en ataque. Y cuando alguna se salía, allí estaban las torres locales-y Dani Díez-para asegurar el rebote. En el otro lado de la cancha, nada que ver. Ni Mitchell, por momentos desquiciado, daba señales de vida. A cada posesión, cada minuto y jugada, el agujero era más profundo. Los tiempos muertos, ineficaces, y la defensa brillaba por su ausencia. En definitiva, el día y la noche: Unicaja y Estudiantes.

Solo en el último cuarto Movistar Estudiantes demostró minutos de calidad. Mitchell lideró a los suyos desde el espectáculo, cuya mejor presentación fue un soberbio alley oop a pase de Salgado. El base también mostró un nivel aceptable, rondando el doble-doble (9-8). Del resto, sin noticias. Quizá algunos minutos de Nacho Martín y la electricidad de Vicedo, pero nada destacable.

El final del encuentro deparó una cariñosa ovación a un jugador único, Germán Gabriel. El junior de oro se despide de su ciudad, de su equipo y de su carrera baloncestística. En Madrid también le recuerdan con cariño.

Lo esperado

Con el triunfo, Unicaja roza posiciones de playoff (4-4) antes de viajar a Badalona para enfrentarse al FIATC Joventut. Por otro lado, el enfermo Estudiantes continúa en cama (en descenso, 1-7) a la espera de una cura. ¿La portará Mitchell? Ante el CAI Zaragoza, ya en casa, se resolverán las dudas.