El FC Barcelona daba inicio al clásico apostando por el juego perimetral, buscando las segundas opciones y sumando desde lejos, con DeShaun Thomas como el jugador que estrenaba el marcador catalán. La apuesta de Xavi Pascual buscaba los centímetros fuera y dentro de la pintura, y los rebotes ofensivos que capturaba el Barça daban fe de ello. Rudy Fernández castigaba, sin embargo, los errores en ataque del conjunto azulgrana, e igualaba el marcador a 5.

Tomas Satoransky, haciendo buena su ventaja ante Jaycee Carroll, jugaría buenos 1c1, pero la desconexión defensiva del Barça permitía tiros cómodos de Felipe Reyes y del mismo Carroll. Los catalanes estaban penalizando con canasta los fallos del Real Madrid, con un Ante Tomic muy activo en la pintura.

La entrada de Marcelinho Huertas y Tibor Pleiss para el Barça daba algo más de vida al juego colectivo, pero el ritmo defensivo debería aumentar en las filas azulgranas. Los tres triples de Rudy ponían en evidencia la defensa local, que, sin poner problemas al Real Madrid, permitía los tiros liberados de los blancos. Una finalización del propio Rudy cerraba el primer cuarto con el 15 a 25 en el marcador.

Reeditando el triple que le daba la pasada Liga al Barça, Lampe sumaba desde la esquina, y daba a su equipo un plus de intensidad defensiva. Con Brad Oleson y Álex Abrines más agresivos, el juego exterior blanco quedaba algo más coartado, y el Real Madrid se encontraba con más dificultades para anotar. Gustavo Ayón sería el desatascador del Madrid, que volvía a sumar desde dentro.

Lampe desactiva a Bourousis

El pívot polaco del Barça ofrecía su mejor versión ofensiva, jugando sin balón y forzando las ayudas blancas, con que encontrar los espacios para sumar. En defensa, además, frenaba a Ioannis Bourousis, y evitaba las canastas del griego en la zona.

La asignatura pendiente para el FC Barcelona volvía a ser el ritmo al que jugaba el Madrid. Dejando que los de Pablo Laso jugaran cómodos y dominaran el partido, no encontraban la manera de parar el intercambio de puntos que proponían los blancos. Lampe tiraría de arrojo, entonces, para sumar ante cuatro defensores y activaba al FC Barcelona.

Un triple de Oleson colocaba al Barça a tres puntos a tres minutos y medio para el descanso, y abría la puerta a un conjunto catalán con un extra de motivación que buscaba la reacción lo más rápido posible. Era el momento del Barça, y Oleson y Lampe entendían y aplicaban esta fórmula: juego atrevido, confianza en las acciones propias y más dureza en el trabajo por el rebote.

SuperMario vuela alto

Mario Hezonja se unía a la remontada azulgrana y daba la vuelta al marcador desde la línea de 6’75, con la que levantar al Palau y dejar el 40 a 38 a poco más de un minuto para el descanso. El Barça necesitaba del joven croata, y Hezonja respondía, con creces, a la anotación que exigía el partido. Con el empate a 41 finalizaba la primera mitad, 20 minutos en los que el FC Barcelona se había mostrado capaz de revertir la el mal momento en defensa y se marchaba  a los vestuarios ganando confianza con las últimas acciones.

Pascual volvía a apostar por un baloncesto más físico y duro para dar inicio a la segunda parte, y emparejando a Nachbar con Reyes, buscaba sumar efectivos en el rebote. La presencia de Nachbar, además, abría el juego interior hasta la línea de triple, y hacía sufrir, en demasía, a los pívots blancos, más lentos que los catalanes.

Setgi Llull aparecía para recortar diferencias en el palau, y acercaba al Real Marid a tan sólo un punto. Los viejos fantasmas de la primera mitad, con los que el Barça dejaba que los de Laso sumaran a placer, reaparecían, y creaban las dudas de los azulgrana.

Dupla Lampe-Tomic

Dando entrada a Oleson y Lampe, Pascual buscaba dominar el partido desde atrás, y optaba por la circulación de balón para establecer la máxima ventaja del encuentro. Lampe y Tomic se encontraban por dos veces seguidas y asistiéndose entre ellos, aportaban buenas sensaciones al Barça. Por parte del Real Madrid, funcionaría a rachas, encontrando los destellos de jugadores como Carroll o Llull, pero menos sólido que al principio del partido.

Hezonja volvía a levantar al Palau, sumando de tres en tres, pero el Barça cometía el mismo fallo una y otra vez: incapaz de frenar el ataque blanco, y perdiendo balones sin oposición alguna, no hacía sino dar alas al equipo madrileño, que poco a poco se acercaba en el electrónico. El tercer cuarto se cerraría con el 64 a 62, con una brillante acción de Sergio Rodríguez.

El baloncesto azulgrana se volvía más físico que de costumbre, y con Thomas jugando como exterior, la lectura táctica sonreía al Barça, que volvía a dominar, de ocho puntos, en el electrónico. Oleson hundía a la defensa blanca con dos triples consecutivos,  ganándose la ovación de un Palau entregado al norteamericano.

A seis minutos para el final, los fallos se sucedían en ambas canastas, y los nervios hacían acto de presencia. El FC Barcelona estaba llevando al Madrid a agotar sus posesiones sin anotar, mientras que los catalanes vivían, única y exclusivamente, del juego interior que le ofrecía Pleiss.

El partido, con una ventaja de tres puntos para el Barça a escasos cuatro minutos del final, dejaba ver cómo el Madrid castigaba cada error de los catalanes, pero un efectivo Pleiss enfriaba los ánimos merengues.

El Barça volvía a sumar de manera coral, e incluso desde el banquillo, con Abrines arengando a los aficionados, seguía peleando por llevarse el triunfo ante el eterno rival.

Hezonjan y Navarro volvían a la cancha y unían galones y talento en un mismo cuarto. Sin embargo, la suerte sonreía al Madrid, que se llevaba las segundas opciones y los balones divididos, con lo que empataba el partido a 78, a un minuto cuarenta para el desenlace. Al final, Tomic y Oleson sentenciaban al Real Madrid. Los de Pascual vencían por 85-80.