Cita por antonomasia del baloncesto europeo. Final soñada en Londres entre dos enormes clásicos de la competición. Estadio abarrotado con animadas aficiones y comienzo fulgurante dominado por el Madrid con dos triples casi consecutivos de Rudy y Mirotic. Los griegos intentaron frenar el ritmo con posesiones largas y estáticas, pero los blancos salieron en tromba, muy afilados desde el perímetro e intimidadores en la pintura. En esta faceta destacó sobremanera el gigante Begic, que puso tres pinchos dignos de la mejor feria gastronómica. 13-5 en el marcador y primer tiempo muerto del coach heleno.

El Madrid había llegado de manera eléctrica a la barrera psicológica de los diez puntos, y el Olympiacos se veía obligado a cerrar su zona 3-2 y defender con el culo pegado al suelo para frenar la sangría. Sin embargo, los blancos seguían clarividentes de cara al aro y Llull percutía cual furia con entradas a canasta y misiles desde el 6.75. Auténtico paseo militar de los españoles que estaban pasando literalmente por encima de los griegos. Las tuercas y tornillos de la máquina helena saltaban por los aires en un primer cuarto explosivo (27-10) que sentó como todo un alegato.

Olympiacos vuelve a la carga

Tras la exhibición blanca del comienzo el nivel de intensidad griego subió dos niveles. Los del Pireo no se rinden con facilidad. Hines y Spanoulis comenzaron a ver canasta con soltura, mientras que el resto del equipo defendía cual chicle metiéndose de nuevo en el partido. Parcial adverso de 0-8 demostrando que un equipo tan completo y experimentado como el Olympiacos siempre vuelve. El duelo se había vuelto mucho más físico, y si los blancos querían encarar el aro rival siempre se llevaban alguna caricia de sus marcadores.

Momento de las rotaciones. Los merengues demostraban su poderoso fondo de banquillo poniendo en pista a Carroll, Reyes, Slaughter y Chacho. Pese al baile en los ajustes defensivos los helenos seguían mostrándose muy concentrados. Pero Antic encontraba aro con soltura y el Madrid comenzaba a perder demasiados balones. Con el plástico alley oop entre Reyes y Slaughter el Madrid volvía a la refriega, aún dominando el electrónico, pero con igualdad mucho mayor en el balance ataque-defensa de ambos conjuntos. El triple de Acie Law y 2+1 en el siguiente ataque casi culminaba la remontada griega. Al descanso con 41-37 y partido totalmente abierto.

Tremendo pulso

Vuelta de vestuarios y recomposición de quintetos iniciales en ambos conjuntos. Begic amaneció con otro tapón desde las alturas, pero Spanoulis conectaba tres triples consecutivos (9 puntos en apenas un minuto) y ponía por vez primera en el marcador a los griegos (43-45). El MVP de la Euroliga despertó después de una horrenda primera mitad, y se echó el peso del equipo a las espaldas. A la vuelta del gigante dormido se sumaba el problema con las faltas del Madrid, que se cargaba de manera prematura. Tras un agresivo tapón a Mirotic el Olympiacos se ponía 46-52 y conseguía su mayor ventaja. Encima Nikola terminaba lesionado. Negros nubarrones.

Los 8.000 aficionados griegos reventaban las gradas con cánticos, y parecía que jugaban en casa. Los helenos se habían impuesto en lo físico y anímico, mientras que el Madrid necesitaba subir un nivel en intensidad e intimidación para volver al partido. En medio del gris panorama apareció Rudy Fernández. El genio mallorquín asistió, defendió cual lapa y conectó un magnífico triple que acercaba de nuevo a los blancos. Tremenda exigencia física y posesiones cada vez más clave con ambos conjuntos ya en el bonus de personales. Espartaco Reyes llegaba a máximo reboteador ofensivo en la historia de la Euroliga y empataba el duelo. Ensalada de palos en la pintura y final del igualado cuarto con empate a 61.

Y los sueños, sueños son

La paridad en el marcador se mantuvo durante varios minutos, con intercambio de canastas y posesiones largas. Sin embargo, Spanoulis dio un nuevo giro de tuerca a la historia con otro triple venenoso que ponía a los helenos ocho puntos arriba (72-80). Punto de inflexión clave a falta de siete minutos para la conclusión, los griegos tomaban una peligrosa ventaja y Rudy respondía lanzándose contra la zona rival a tumba a bierta buscando personales. Gracias a ello Olympiacos llegaba muy pronto al bonus. A ello se se sumaba el primer triple del asesino Carroll, su metralleta hasta ahora errática era absolutamente necesaria. Pero los griegos no bajaban la intensidad y seguían haciendo sangre en la zona merengue.

La técnica por un dudoso flopping a Slaughter hizo un daño terrible y propición que los helenos se pusieran con la máxima ventaja (+14) a falta de cuatro minutos y medio para el final. Oscuro panorama en un partido que se estaba volviendo más físico a cada segundo. Olympiacos atenazaba en las marcas individuales consciente de su ventaja en el marcador, y dejaba correr los minutos. Cada vez que el Madrid hacía un ligero amago de acercarse, aparecía Spanoulis (con triple desde 8 metros incluído) para cercenar las esperanzas. No pudo ser. El Olympiacos se llevó la final merecidamente (metió la friolera de 39 puntos en el último cuarto) y revalida el máximo título europeo. Los de Laso lucharon con honor, pero no encontraron reacción en los instantes finales. La 9ª tendrá que esperar.

Protagonistas

Tremendo partido de Vasilis Spanoulis (22 puntos, 4 asistencias, 5/9 en triples, 5 faltas recibidas). El MVP (tanto de la Euroliga como de la final) demostró su enorme frialdad y capacidad de liderazgo para conectar canastas asesinas en los momentos clave del encuentro. Misiles venenosos y buena circulación de balón fueron sus definitivas armas. Acie Law (20 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias para 31 de valoración) se marcó un partido excelso y completo. Fue el más regular durante todo el duelo y demostró su poderío físico y táctico. Pero Antic (10 punto, 6 rebotes), Hines (11 puntos, 5 rebotes, 3 asistencias) y Sloukas (11 puntos) cierran los destacados.

Por el Madrid destacó una vez más Rudy Fernández (21 puntos, 3 rebotes, 3 asistencias, 8 faltas recibidas para 20 de valoración). El escolta balear estuvo híper motivado e intenso como siempre, percutiendo la defensa griega cual kamikaze para llevarles al bonus y despertar a sus compañeros. La llegada de este fuera de serie promete una nueva era para el Madrid. Pese a esta dura derrota hay mucho futuro bajo su mando. Sergio Rodríguez (17 puntos, 3 rebotes, 4 asistencias para 22 de valoración) estuvo más que correcto, pero no pudo cambiar el ritmo final del partido pese a su gran estado de forma. Llull (14 puntos, 3 rebotes, 4 asistencias) termina el triunvirato blanco.