Quinto y último partido de la gran final de Liga Endesa. Un Palacio abarrotado recibía a los dos gigantes, todo o nada a cara de perro en un duelo apasionante. Juan Carlos Navarro salía en el cinco inicial pese a la rotura muscular que sufrió en el anterior enfrentamiento. Con esas premisas comenzó el partido de manera eléctrica, con el Madrid absolutamente enchufado y conectando un tremendo parcial de 10-0 con un 3+1 de Carroll incluido. Los blancos estaban imparables y hasta Mirza Begic se imponía en la zona colgándose del aro con poderío. Xavi Pascual coleccionaba tiempos muertos buscando frenar la evidente sangría.
La refriega en ambas zonas era tremenda, y los blaugrana incrementaron su intensidad en las marcas intentando paliar su ineficacia anotadora. Se hicieron fuertes en el rebote ofensivo, por lo que Laso puso en pista a Tremmell Darden. El Predicador está en un momento magnífico de forma y su físico le ayuda a marcar en defensa y fajarse en ataque. Con mayor igualdad hubo un intenso intercambio de canastas, pero los blancos seguían dominando el ritmo del partido, algo que brillaba por su ausencia en los enfrentamientos anteriores. Pese a su senectud, el vetusto Jasikevicius salió para aportar puntos y asistencias. El apasionante cuarto inicial culminó con 20-18 y vuelta a empezar.
El Madrid domina el tenso pulso
Ambos conjuntos seguían ciegos desde la larga distancia (una tónica durante toda la serie donde los porcentajes de triples han sido irrisorios). A cambio, en la pintura y media distancia se repartían tortas y férreas marcas. El Barcelona se estaba cargando de faltas gracias a los buenos movimientos de los tiradores rápidos del Madrid, pero el duelo seguía en un pañuelo. Mavrokefalidis (reciente fichaje blaugrana por la baja de Jawai) demostraba su buen hacer y hacía daño en la zona. Por lo merengues respondían el pundonor de Rudy y los puntos de Carroll. Con la canasta de Ingles el Barça se ponía 31-32 y Laso pedía tiempo.
Rudy seguía obsesionado en meter su primer triple, pero la estadística se incrementaba de manera negativa hasta un hediondo 0/19 desde el 6.75. A cambio, picaba en defensa a Joe Ingles y sacaba preciosas faltas de tiro que permitieron a los blancos recuperar una escueta ventaja en el marcador. Un renqueante Navarro volvía a entrar en pista, más en modo Cid Campeador que por la realidad de su estado físico. Con Draper como playmaker (demostrando la amplia rotación madridista), el Madrid volvió a conectar un parcial de 10-0, lo que le permitió irse al descanso con un jugoso 41-32. Diferencia interesante, pero realmente intrascendente teniendo en cuenta los precedentes de esta loca y apasionante final.
El Barcelona sigue vivo
Tras la reanudación el Madrid robó un par de balones y pudo lanzar su mortal contraataque comandado por un Rudy matador. Máxima diferencia del partido (+13) e inmediato tiempo muerto de un Xavi Pascual al que le crecían los enanos en su elaborada estrategia de contención. Los blancos estaban desbocados, encontrando el aro culé con solvencia y corriendo la pista con cabeza. En medio de la vorágine llegó el primer triple de Rudy, todo un alivio tras 20 intentos fallidos. La ventaja del Madrid seguía creciendo en un momento crítico del Barça (parcial acumulado de 19-1).
Un Begic muy activo (quizá amenazado por el inminente fichaje de Mejri) dominaba la zona mientras el resto de compañeros defendían cual lapas. La caraja blaugrana fue parada gracias a un experimentado Jasikevicius, que se cargó el equipo a las espaldas ante la ausencia de Navarro. Ello, sumado al triple de un Ingles on fire (4/4 en triples), bajaba la diferencia de la barrera psicológica de los diez puntos y Laso pedía tiempo. Las pérdidas de balón estaban siendo un factor clave (12 del Barça por sólo 2 del Madrid), permitiendo a los blancos cerrar el tercer cuarto 55-48. Ventaja merengue pero mucho por jugar.
Los errores blaugranas en la transición del balón seguían siendo su mayor lacra. Pese a un Ingles en estado de gracia, los de Xavi Pascual pagaban con puño de hierro las pérdidas perfectamente aprovechadas por el quirúrgico contraataque merengue. El Madrid olía la sangre cual depredador e incrementaba la defensa de manos largas, cargando de faltas a rivales importantes como Tomic. Conscientes de su ventaja, el Madrid entraba a canasta buscando el contacto y el grifo anotador no se cerraba.
Madrid campeón, Felipe MVP
En los momentos finales Ingles y Jasikevicius eran los dos puntales de lanza que buscaban el milagro, pero se encontraron demasiados solos ante el peligro. La maquinaria merengue seguía funcionando, y engranajes clave como el excelso Espartaco Reyes seguían produciendo para los blancos entre los vítores del público. El sector pijo Xavi Pascual (magnífico coach) no paraba de desgallitarse dando nociones tácticas, pero la batalla final estaba perdida. Con ambos equipos en bonus el partido se ralentizó en los compases finales.
Jasikevicius vendió cara la derrota, demostrando que es un fuera de serie aunque su depósito de gasolina ya esté agotado. Ciertas decisiones arbitrales le dieron una artificial tensión al partido, con carrusel de tiros libres incluidos, pero el 5º y definitivo duelo terminó 79-71. El Madrid campeón de Liga, recuperando un título que no disfrutaba desde el 2007. Enorme temporada de los blancos que arrasaron en regular (30-4) y lo cerraron en el Playoff de manera sufrida ante un Barcelona competitivo y digno hasta las últimas consecuencias. Fiesta en el Palacio para cerrar un año ilusionante y plagado de show-time. Los blancos llevaban 6 años sin ganar el título y la friolera de 20 en conseguirlo ante su público. El broche de oro fue el galardón de mejor jugador de la final para Reyes, el eterno capitán.