El actual campeón de la Liga Endesa contra un remodelado Valladolid plagado de nuevas caras. Los blancos estrenaban temporada ofreciendo sus recientes títulos a la afición del Palacio y ponían en pista a un quinteto que se puede repetir en muchas ocasiones esta temporada, aunque Laso gusta de rotar dependiendo de rivales y competición. En todo caso, rápidamente quedó claro que Rudy Fernández y Ioannis Bourorusis van a ser dos de los factores clave para los merengues. Ambos comenzaron como torbellinos en sus respectivas facetas, por lo que el Madrid abría una ligera ventaja.
Pese al empujón inicial, los pucelanos sacaron los dientes guiados por el ala-pívot jamaicano Omari Johnson y el norteamericano Akeem Wright. Ambos se buscaron buenas posiciones de tiro y lograron reducir las diferencias. Pese a su buen trabajo en el balance ataque-defensa, los vallisoletanos pecaron de manos largas y llegaron al bonus de personales de manera prematura. Llull (que hoy cumplía 250 partidos en la ACB), mostraba su tremenda polivalencia, y los blancos daban el primer mazazo cerrando el parcial inicial con una jugosa ventaja de 26-12.
Marea blanca
El segundo cuarto amanecía con una ensalada de cambios por parte de ambos conjuntos. Laso renovaba el juego interior y tanto Mejri como Espartaco Reyes entraban en pista. Por su parte Ricard Casas intentaba frenar la tremenda sangría anotadora del rival reforzando la defensa con sus dos jugadores griegos: Vasilopoulos y Haritopoulos. Gracias a ellos se produjo un buen intercambio de canastas y el ritmo anotador de los merengues deceleró un tanto. De hecho el parcial fue la antítesis del primero en cuanto a fluidez y acierto.
Bastante significativo que en apenas 20 minutos los doce jugadores del Madrid ya habían disputado minutos, y nada menos que diez habían estrenado sus casilleros. En cambio, por el Valladolid tan sólo cinco jugadores habían mojado, mientras se seguían cargando de faltas en su desesperado intento por frenar al oponente. El Madrid tiene un potencial asesino, y con un segundo arreón mortal (parcial de 17-4) protagonizado por todo el equipo en conjunto, casi cerraba el partido. Descanso en el Palacio con un lapidario 44-22. Los blancos habían enchufado un 64 % en los tiros de campo y conectado 11 asistencias por sólo tres de los pucelanos.
Sin piedad
Tras las reanudación los merengues parecieron bajar claramente la intensidad. La tercera unidad estaba teniendo minutos y las transiciones se hacían más largas y menos eléctricas. Los pucelanos aprovecharon para variar sistemas tácticos y hacer pruebas varias con la inmensa cantidad de jugadores nuevos. En esa tónica de medio gas los de Casas aguantaron la alternancia de canastas en el tercer parcial. Todo estaba visto para sentencia, pues una reacción de tamañas dimensiones parecía utópica teniendo en cuenta la inmensa superioridad de los blancos que también se llevaron el parcial por 22-14.
La peor noticia para los visitantes es que a la fiesta se sumó Sergio Chacho Rodríguez, incapaz de no ir a un ritmo frenético y en pleno estado de gracia. El playmaker canario enchufaba y asistía destrozando definitivamente a un Valladolid que miraba el electrónico buscando de manera agónica la hora. Las diferencias se situaron por encima de los 30 puntos, los doce integrantes de la plantilla blanca ya habían sumado puntos y el dominio en el rebote era irrisorio (más del doble que los pucelanos). Final de la exhibición merengue con un insultante 87-53 . El Madrid demuestra el poderío de su plantilla, mientras que los pupilos de Ricard Casas tienen mucho trabajo por delante para acoplar tanta novedad.
Protagonistas
Hasta siete jugadores blancos sobrepasaron el doble dígito de valoración, algo realmente anómalo en un partido. Juego y espectáculo muy repartido, demostrando que los de Laso son un conjunto perfectamente engrasado y plagado de talento. Pese a ello, destacar a Sergio Rogríguez (12 puntos, 4 asistencias, 2 robos) un base excelso y capaz de saltarle las tuercas a todo defensor tirando de virtuosismo con el balón y velocidad fulgurante. Nikola Mirotic (10 puntos, 5 rebotes, 16 de valoración) y Rudy Fernández (13 puntos) son asiduos de esta sección, su calidad apabullante les permite sumar sin sudar.
Subrayar también el trabajo de las nuevas incorporaciones. El tunecino Salah Mejri (6 puntos, 10 rebotes, 2 tapones) estuvo tremendamente activo en la faceta defensiva, demostrando que tiene un físico portentoso y no está exento de movimientos en la zona. Ioannis Bourousis (9 puntos, 6 rebotes) comenzó dominando la pintura, marcando el territorio con contundencia. Después se dedicó a dormitar y hablar con sus compañeros en el banquillo.
Por el C.B. Valladolid nombrar a Omari Johnson (15 puntos, 4 rebotes), el ala-pívot jamaicano se dejó la piel en la pista y fue de los pocos que llegó a los dobles dígitos en la anotación. El resto de sus compañeros se vieron superados por la superioridad rival y estuvieron faltos de reacción.