Gran final europea entre los dos equipos que en más ocasiones la han disputado. Duelo clásico del baloncesto continental entre estos dos titanes que tanto se conocen. El Madrid partía como claro favorito después de desarrollar un juego atractivo y demoledor durante todo el torneo, pero los macabeos se habían metido contra toda sorpresa y no tenían nada que perder. Con esas premisas amaneció un duelo con fallos en los tiros y mucha tensión. Sólo Rudy Fernández anotó por los blancos durante varios minutos. Los israelitas volcaron su juego interior dando balones al volumétrico Schortsanitis, que hacía daño en la pintura.

Con cuentagotas iban subiendo los puntos al electrónico. Los hebreos estaban maniatando el duelo e imponiendo un ritmo pegajoso y estático en las transiciones. Su esfuerzo defensivo les pasaba factura y eran los primeros en llegar al bonus de personales. El Madrid se mostraba incómodo y no terminaba de encontrar su ritmo natural, mientras que las estrellas estadounidenses de los macabeos, como Devin Smith, percutían el aro merengue sin piedad. Final del disputado, apretado y escueto primer parcial con 16-15 en el marcador. Los dos equipos muy tensos y midiéndose.

El Madrid aprieta, el Maccabi resiste

Tanto Rudy como Sergio Rodríguez estrenaron el segundo cuarto con sendos triples. Los pesos pesados del Madrid comenzaban a apretar las tuercas y el experimentado David Blatt tenía que pedir un inmediato tiempo muerto. Los merengues estaban dinamitando el duelo paulatinamente y la picasiana cara del entrenador israelí se congestionaba por segundos. Gracias a un parcial demoledor de 10-0 los blancos rompían la primera barrera del partido, siempre abanderados por un Rudy afilado en los tiros.

Partido muy duro en las marcas, en el que los dos conjuntos se estaban cargando de personales, buena prueba de ello eran las tres faltas que le caían ya a Slaughter en su intento de defensa al orondo Big Sofo. El Madrid seguía muy concentrado en cada transición, rotando mucho su inmenso banquillo, y aprovechando a la perfección los rebotes ofensivos que les estaba proporcionando el eterno Felipe Reyes. Los blancos parecían tenerlo controlado, pero a pista entraba David Blu para aportar puntos y forzar personales contrarias. Gracias a las espectaculares canastas del escolta estadounidense todo se apretó de nuevo y a vestuarios con con 35-33.

La telaraña hebrea

El partido se reanudó con los dos equipos bailando un chotis en el marcador. Ambos conjuntos estaban defendiendo como ninjas, apretando al máximo cada marca y colaborando con acertadas ayudas. Debido a ello la anotación era extremadamente corta, lo cual siempre es una arma a favor de los rivales blancos. La marea amarilla de seguidores que acompañaban a los hebreos no paraba de animar de manera efusiva convirtiendo el estadio milanista en un segundo Nokia Arena.

Cada vez que los merengues tomaban la más ligera ventaja aparecía alguna estrella macabea como Ricky Hickman para igualar las tornas. La lucha estaba siendo temible también en la faceta reboteadora, donde el Maccabi demostraba su poderío físico y estaba disfrutando de preciosas segundas oportunidades. Con los dos equipos neutralizándose mutuamente en cuanto a elaboración del juego colectivo, eran las individualidades las que sumaban puntos, como el triple de Sergio Rodríguez. El MVP de la competición aparecía para inocular su veneno, pero se encontraba muy sobremarcado. Final de un parejo tercer cuarto con 55-53. Blatt estaba consiguiendo frenar la explosividad de los blancos.

Prórroga y derrota

Iban transcurriendo los minutos y el Maccabi seguía imponiendo su estrategia de defender mordiendo para impedir que los madridistas pudieran correr la pista. Su terrible intensidad les permitía robar balones y atenazar el juego alegre de los merengues, pero Chacho y Mirotic no se vinieron abajo y conectaron sendos triples que reactivaban a los suyos. Schortsanitis ya había sido eliminado por personales, pero el resto de los hebreos se iba repartiendo de manera encomiable en su tarea defensiva para meter la mano sin cargarse en exceso.

Eternos se hicieron los compases finales. Con tres canastas consecutivas de Rice, Tyus y el triple de David Blu, el Maccabi conseguía una ventaja de cuatro puntos a falta de poco más de un minuto. El Madrid estaba contra las cuerdas, pero gracias a los agónicos tiros libres del Chacho y Bourousis el partido se fue a la prórroga. Empate 73-73 y emoción a raudales. Con los dos equipos en el bonus de personales, el tiempo extra fue un carrusel de libres. Allí apareció la figura de Tyrese Rice, que enchufó desde el perímetro y asistió a sus compañeros.

Mala gestión blanca en los tiros decisivos, donde cada jugador buscó la guerra por su cuenta, pero no combinando realmente como conjunto. Por segundo año consecutivo la final se escapaba entre los dedos. Un combativo y tremendamente férreo Maccabi se llevaba el agónico partido por 86-98, los últimos minutos fueron un festival de los hebreos, que supieron aguantar mejor la presión y dan la sorpresa ganando su sexta Euroliga.

Protagonistas

El MVP de la final fue Tyrese Rice (26 puntos, 4 rebotes, 3/4 en triples, 9/9 en libres, 10 faltas recibidas, 27 de valoración). El base americano fue un tormento para la defensa merengue. Explotó a la perfección su endiablada velocidad y estuvo quirúrgico desde la línea de libres. Además su aportación mejoró de manera exponencial en los minutos de la verdad.

Le secundaron a la perfección el resto de norteamericanos del equipo: Devin Smith (15 puntos, 7 rebotes), Alex Tyus (12 puntos, 11 rebotes), Ricky Hickman (18 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias) y David Blu (14 puntos, 4 rebotes). Como un auténtico equipo de la NBA que juega fuera de sus fronteras, David Blatt ha juntado una constelación de extranjeros con calidad y experiencia que le respondieron con creces.

Por el Madrid destacar a Rudy Fernández (15 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias, 2 robos, 24 de valoración) y Sergio Rodríguez (21 puntos, 5/10 en triples, 4/4 en libres). Ambos fueron los pilares madridistas durante buena parte del duelo, pero les falló la muñeca en la prórroga. En segundo plano nombrar al trío interior formado por Ioannis Bourousis (12 puntos, 9 rebotes, 4 tapones, 22 de valoración), Felipe Reyes (12 puntos, 6 rebotes) y Nikola Mirotic (12 puntos, 7 rebotes).