Tras pasar como primeros de grupo al Top 16 de Euroliga, el Madrid volvía a la competición doméstica, donde había perdido los dos últimos partidos (contra Estudiantes y Bilbao), por lo que romper esta deriva negativa era fundamental. En frente los gallegos del Obradoiro, un equipo clásico que subsiste en la mitad de la tabla. El duelo comenzó lento en la anotación, con los dos equipos fallando muchos tiros y concentrados en las marcas. La faceta defensiva fue la primera clave de los madridistas, pues se les vio especialmente atentos y agresivos.

Gracias a a ello comenzaban a ver aro mientras que los compostelanos seguían en guarismos irrisorios. De hecho la primera canasta de campo la metieron cuando apenas faltaban tres minutos para el final del primer parcial. El Madrid estaba recuperando muchos balones (hasta seis), lo que les permitía lanzar mortales contras. En la pintura comenzó a hacer mucho daño Gustavo Ayón, demostrando que tiene grandes movimientos en el poste bajo. Las distancias se seguían abriendo, y el cuarto culminó con un contundente 24-7 favorable a los de Laso.

Tomando ventaja

La reacción de los gallegos fue fulgurante, y comenzaron el segundo cuarto con un parcial espectacular de 0-8, por lo que el Madrid tuvo que pedir inmediato tiempo muerto. Los de Moncho Fernández metieron de manera consecutiva todo lo que habían fallado durante los primeros diez minutos. Giannopoulis y Waczynski estaban desatados desde el perímetro y las distancias se acortaban por momentos. Al rescate de los merengues tuvo que venir una vez más el eterno Felipe Reyes, que conectó su patentado 2+1 rompiendo la zozobra negativa de los suyos. Gracias a la canasta a aro pasado de K.C. Rivers los blancos volvían a poner la diferencia por encima de los diez puntos.

Carrusel de cambios por ambos bandos y reestructuración de las marcas. Los relevos le fueron favorables al Madrid, que tiene mucha más calidad en el banquillo. La pareja Campazzo-Ayón se estaba entendiendo a la perfección en el juego de pick&roll. Mientras, Moncho Fernández se desesperaba en la banda y hasta le cayó un técnica por protestar en exceso. El Madrid se mostraba ciego desde la larga distancia (3/12), tuvo que ser un misil de Llull el que pusiera el primer triple blanco en el marcador. Importante el trabajo de contención y anotación que estaba aportando Nocioni. El argentino alcanzaba los dobles dígitos ofensivos y fomentaba que el partido llegara al descanso con un lapidario 46-27.

Dominio sin sentencia

Tras la reanudación se mantuvo la tónica de claro dominio merengue. Carroll veía aro desde el perímetro y las distancias se ampliaban hasta los 20 puntos. Los compostelanos respondían con canastas esporádicas del polaco Waczynski, muy activo en ambas zonas. Pese a no ser un duelo bronco si se estaban cometiendo algunas faltas subidas de tono. A Reyes le cayó una técnica por ir al rebote con demasiado ímpetu. Ante la relajación del Madrid se produjo una nueva reacción gallega, los blancos estaban cometiendo muchos errores en los pases y el Monbus demostraba que tiene grandes jugadores lanzando la contra (parcial de 2-11).

Ambos conjuntos llegaron al bonus de personales de manera prematura, por lo que el ritmo del encuentro se deceleró un tanto, ante la frecuencia con la que se acudía a la línea de tiros. La reacción del Río Natura se vio frustrada por los puntos de Sergio Llull. El Aeroplano de Mahón se posicionaba ya como el máximo anotador del partido, incisivo y con buenos porcentajes de tiro. Cuarto al estilo acordeón pero que culminó ratificando la importante distancia favorable al Madrid (67-48).

Victoria y co-liderato

Los locales tenían una ventaja más que llamativa, pero daba la sensación de que no todo estaba cerrado. La excesiva relajación de los madridistas hizo que volvieran a perder balones y bajar los brazos en defensa. Esto lo aprovechaban a la perfección los compostelanos, guiados por el brasileño Rafa Luz y el portento físico Pavel Pumprla. Los blancos parecían desconcentrados y protestones, de hecho le pitaron técnica a Rudy, lo que volvió a meter al Obradoiro en el duelo. Laso tuvo que pedir inmediato tiempo muerto donde recriminó a los suyos la excesiva indolencia.

Parece que la bronca del técnico reactivó a sus pupilos, que salieron con fuerzas renovadas y volvieron a ampliar significativamente las distancias. Fue el mazazo definitivo. Mucha importancia tuvo un Nocioni ejemplar en los tiros, apareciendo de manera puntual pero infalible para acabar con las esperanzas de los gallegos. El Madrid venció 91-73, rompiendo una mala racha de dos derrotas consecutivas en Liga y elevando su marca hasta 10-2. Ello, sumado a la derrota del Unicaja frente al CAi sitúa a los merengues de nuevo en el co-liderato.

Protagonistas

Dos hombres fueron los claros dominadores del duelo. Sergio Llull (20 puntos, 3 asistencias, 2 robos, 4 faltas recibidas, 8/8 en libres, 26 de valoración), hizo un partido excelso y tremendamente saneado. El balear estuvo intenso tanto en ataque como en defensa y todas las faltas que forzó supo transformarlas de manera quirúrgica. No le fue a la zaga Andrés Nocioni (17 puntos, 5 rebotes, 6/7 en tiros de dos, 19 de valoración). El Chapu es un veterano de mil batallas que está guardando su forma, pero cuando tiene el día no perdona.

Por los gallegos del Monbus destacar al brasileño Rafa Luz (14 puntos, 3 rebotes, 2 asistencias, 3/4 en triples, 16 de valoración), que propició un par de reacciones de su equipo, aunque nunca se materializó la remontada. Buen duelo también del polaco Waczynski (14 puntos) y el pívot Triguero (11 puntos, 3 rebotes).