Los blancos llegaban a las Canarias con la necesidad de volver a la senda del triunfo. La derrota contra el FC Barcelona en Euroliga (la tercera de la temporada contra el eterno rival), les había dejado tocados. Se les complica de nuevo el pase a los cuartos al actual campeón de Europa. Y no solo problemas en la clasificación, sino en las lesiones. Gustavo Ayón terminó dolido de su mano derecha, la cual tiene hinchada desde hace días. Jonas Maciulis se resintió de su esguince de tobillo. Rivers sigue sin entrar en la dinámica de entrenamientos con problemas musculares.

RealMadrid.com
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Ninguno de estos tres importantes jugadores pudieron jugar frente al Tenerife. Por ello Laso tenía que poner un quinteto extraño en pista, con Nocioni jugando de tres, Thompkins de cuatro abierto y Reyes como baluarte en la pintura. En frente los pupilos de Txus Vidorreta, que están en clara línea ascendente. Desde el inicio se pudo apreciar que sería un duelo duro y de rachas. Salieron más fuertes los merengues, con el pundonor de Reyes y la calidad de Thompkins. Pero rápidamente dieron la vuelta los canarios a base de misiles: enormes triples de Abromaitis, San Miguel y Beirán.

Castigo canario

Dentro de la imponente batalla en ambas pinturas, eran los hombres interiores del Madrid los que estaban sufriendo más: le caía la tercera personal a Hernangómez, mientras que Nocioni y Ndour ya sumaban dos. Vidorreta comenzaba a mover su banquillo, dando protagonismo a su tridente americano formado por White, Jones y Hanley. Laso daba algunos minutos a Rudy Fernández. El genio balear sabe leer las defensas como nadie, pero todavía está falto de ritmo y explosividad.

Y con todo parejo llegó el festival de Nicolás Richotti. Totalmente explosivo el base argentino, que tiene una potencia física incomparable

Concatenó hasta ocho puntos consecutivos con triples y mates de concurso para estirar el resultado y poner a los amarillos hasta diez puntos arriba. Sergio Rodríguez era el alma de los blancos, repartiendo juego, pero sus compañeros se mostraban erráticos. Además eran incapaces de parar el ataque rival, hasta diez jugadores del Iberostar habían metido ya puntos. Al descanso 56-43 (+13 para los locales) con grandes porcentajes de tiro: 13/19 (68%) en tiros de dos y 7/12 (58%) en triples.

Fallos y faltas

Tras la reanudación los de Laso intentaron reaccionar doblando balones a sus torres, y tanto Thompkins como Lima la metían para abajo. Parcial favorable y los merengues que se ponían a ocho puntos. Pero la reacción no tuvo continuidad. Los insulares seguían liberados en las marcas, con Jones campando a sus anchas en la zona y Abromaitis inoculando veneno desde el perímetro.

Suplicio para los blancos fue el infierno de las personales. Tanto en grupo, donde volvían a llegar los madridistas al bonus, como en individual

La antideportiva que le cayó a Llull sentó a los visitantes como un tiro en la pierna. El balear cortó una contra amarilla, pero sin impactar con los brazos, simplemente con un leve toque de hombro. A todas luces parecía excesiva la reacción arbitral. La conclusión es que el Pabellón Insular se calentaba aún más y el Iberostar ampliaba la diferencia a +16. El triple sobre la bocina de Rudy Fernandez daba una ligera bocanada de aire a los suyos (72-61). Otra vez que le tocaba remontar o morir a los capitalinos.

Histórica victoria tinerfeña

No paraba la sangría en los últimos minutos. Una suma tortuosa de triples canarios y antideportivas blancas. A Reyes se la pitaban por un supuesto agarrón y además le caía la técnica. En medio de la empanada madridista la ventaja amarilla llegó a un abismal +20. Y lo cierto es que los de Vidorreta estaban moviendo rápido el balón, a las cuatro esquinas, lo que sumado a la pasividad rival en las ayudas les permitía tirar solos. No las metían todas, ni mucho menos, pero si las suficientes para que fuera inútil cualquier reacción.

Y así fue el transcurrir del duelo hasta su final. El Santiago Martín gritaba en pleno: "Si se puede, si se puede"... Y pudieron. Pese a un Chacho desatado y Augusto Lima intenso en la zona, los locales armaron el brazo con precisión y se llevaron merecidamente el partido (93-84). Segunda derrota consecutiva de los madridistas, que se han complicado la vida en Euroliga y se descuelgan del liderato en la competición doméstica. Pero esto es una carrera de fondo, un juego mental en el que los campeones de todo se ponen de nuevo a prueba.