Un ejemplo para el mundo del deporte. Así es como la figura de Jason Collins, jugador de los Brooklyn Nets, ha emergido estos días, tras obtener su primer contrato en la NBA tras declarar abiertamente su homosexualidad. Un paso de gigante en la búsqueda de la pluralidad y la tolerancia absoluta en el baloncesto y en el deporte en general. Nunca antes el panorama deportivo profesional de los Estados Unidos había vivido un caso así, y sin duda Collins será recordado como el valiente que abrió el camino en un complicado terreno como este.
En abril de 2013 saltaba la noticia que cambiaría por siempre la figura de Jason Collins: en una entrevista concedida a la revista Sports Illustrated, el pívot de ahora 35 años confesaba su homosexualidad ante el mundo. "No me propuse ser el primer atleta abiertamente gay que compite en un gran deporte de equipo estadounidense. Pero como lo soy, estoy contento de comenzar la conversación. Desearía no ser ese niño de la clase que levanta la mano y dice: 'Soy diferente'. Si fuera por mí, preferiría que otros hubieran dado antes este paso. Nadie lo ha hecho, y por eso levanto la mano". Esas fueron las declaraciones de un Collins que por entonces sólo pedía poder seguir disfrutando de su pasión por el baloncesto sin ataduras: “Lo que quiero es continuar jugando al baloncesto. Aún amo este deporte y aún tengo algo que ofrecer. Mis entrenadores y compañeros lo reconocen. Al mismo tiempo, quiero ser genuino, auténtico y honrado”.
Tras casi un año de sus confesiones, el 22 de febrero llegó la gran oportunidad de Collins: los Brooklyn Nets le ofrecieron un contrato de diez días. La franquicia buscó con anterioridad a Glen Davis para reforzar su juego interior, pero ante el fichaje fallido de este, optaron por la opción de Collins. Billy King, general manager de los Nets, declaró a través de un comunicado que "la decisión para firmar a Jason fue una decisión de baloncesto, no de mercado". "Teníamos que aumentar nuestra profundidad en el interior y con su presencia y estatura, pensamos que él era la opción correcta para un contrato de 10 días".
La tardanza de Collins por encontrar equipo provocó también cierta polémica y críticas, que apuntaban a su condición de homosexual como factor por el cual no era contratado por ninguna franquicia. Adam Silver, nuevo comisionado de la NBA, salió al paso de estas especulaciones asegurando a ESPN que “es una cuestión puramente baloncestística". "Nuestros equipos quieren ganar y Jason ha esperado hasta los últimos compases de su carrera para hacer este anuncio”.
Sin embargo, toda esta travesía por el desierto materializó su final esta pasada madrugada del día 23 de febrero. Tras su ya mencionada contratación con los Nets, Jason Collins volvió a sentirse jugador de baloncesto, esta vez sin nada que ocultar, en el partido de Brooklyn contra los Lakers en el Staples Center. Precisamente donde todo empezó, ya que Collins es originario de Los Ángeles. “Fue genial. Siendo un chico de Los Ángeles, no podía pensar en una situación mejor: jugar para los Nets y hacerlo aquí, en LA, y consiguiendo la victoria”, declaró tras el triunfo por 104-108 de Brooklyn. Quiso también apartar los focos sobre él: “Lo más importante es que el equipo ganó. Es lo único por lo que me preocupo. Me importa que mi equipo consiga la victoria y ayudar a que mis compañeros puedan estar abiertos para hacer su trabajo más fácil”.
Es un hecho meramente simbólico que Collins haya vuelto a vestirse de corto para disputar un partido en la NBA comparado con el año que ha pasado desde que diese el paso más importante de su vida. Su ejemplo no sólo es hoy protagonista en el mundo de la canasta, sino en el mundo del deporte y de la sociedad en general. Un avance más hacia la tolerancia y la erradicación de prejuicios relativos a la sexualidad, que tiene en deportistas valientes como él un precedente que tomar como ejemplo. En palabras del comisionado Adam Silver, “toda la NBA está ilusionada por él y orgullosa de que nuestra liga promueva un entorno respetuoso e inclusivo”.