Los Indiana Pacers están pasando por un momento muy complicado. Tras aparecer como una de las grandes sensaciones de la temporada, siendo los poseedores del mejor registro de victorias y derrotas este año durante gran parte de la presente campaña, atraviesan ahora en la recta final previa a los Playoffs una profunda crisis. Miami Heat les ha arrebatado el primer puesto de la Conferencia Este (lo que supone perder la ventaja de campo en unas hipotéticas Finales de Conferencia frente a los de Florida) y en el mes de marzo han perdido 10 de los 18 partidos que disputaron.
Anotando pocos puntos y con porcentajes de tiros muy bajos, los Pacers están pasando por una etapa muy negativa que puede ser clave para la consecución de su gran objetivo: el anillo. El nerviosismo ante la aparente imposibilidad de reconducir la situación se ha instalado en la plantilla, y en los últimos días la crisis de los de Indianapolis ha dejado varios capítulos en forma de enfrentamientos y declaraciones.
Uno de las pruebas más evidentes de la tensión reinante entre los jugadores es la supuesta discusión que, según afirma ESPN, se produjo entre Lance Stephenson y George Hill en el descanso del último partido disputado por los Pacers contra San Antonio Spurs. Los de azul y amarillo cayeron estrepitosamente por 103-77, y fruto de la paliza que sufrieron surgió el intercambio de palabras entre los dos jugadores, que acabó subiendo de tono hasta que fue necesaria la intervención de sus compañeros para separar a ambos.
Precisamente un equipo como San Antonio, cuyo juego compacto, coral y ganador les lleva definiendo durante años, fue el encargado de recordar a los Pacers que, hoy por hoy, son una caricatura del equipo arrollador que fueron hace semanas. En este sentido habló Paul George, escolta titular y estrella del equipo, al terminar el partido contra los Spurs: “Su unión nos muestra la manera en la que nos han ganado. Han sido un equipo, jugando todos juntos, como si fueran uno, la clase de equipo que nosotros éramos al principio de temporada”.
Otras palabras reveladoras acerca de la situación de los ya ex líderes del Este han llegado desde Roy Hibbert, pívot de la franquicia, que no se mordió la lengua: “Aquí hay algunos jugadores egoístas. Estoy cansado de hablar de ello. Hemos estado hablando de esto un mes”. Hibbert profundizó en el problema del individualismo: “Jugamos duro, pero tenemos que mover más el balón. No sé en qué posición de la liga está nuestro ratio de asistencias, pero seguro que no está arriba”. “Yo no estoy recibiendo balones, hice sugerencias al respecto y cambiamos nuestro juego durante un partido, después hemos vuelto a lo mismo. Damos una muy mala imagen”, concluyó el pívot.
Los problemas, por tanto, no dejan de acumularse en un vestuario que parecía hace no demasiado tiempo unido y compenetrado. Aún les queda tiempo a estos Pacers para revertir la situación, con la parte crucial de la temporada ya en el horizonte: el viaje por los Playoffs, con destino final en el anillo de campeón. Sólo el tiempo dirá si Indiana es capaz de levantarse y volver al nivel de juego que demostró anteriormente este curso, o si por el contrario se hunde definitivamente el ambicioso proyecto de los Pacers.