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Los no invitados siguen haciendo ruido

Nadie contaba con ellos al principio, y ahora nadie quiere ser su rival. Los Atlanta Hawks recibieron en el Philips Arena a los Oklahoma City Thunder de Durant, Westbrook y compañía, y lograron su decimoquinta victoria consecutiva realizando una perfecta ejecución de juego en equipo en el que cada jugador es un pilar básico. Los hombres de Budenholzer están metidos de lleno en una pelea donde no se les esperaba, pero su valentía les hace merecedores de la más alta de las consideraciones. Estos Hawks no son una moda pasajera: son un grupo que cada día perfecciona más un baloncesto de manual.

Los no invitados siguen haciendo ruido
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Por Nacho González Rueda

La línea ascendente de los Atlanta Hawks es imparable. El equipo dirigido por Mike Budenholzer logró su decimoquinta victoria consecutiva y la décima seguida contra un equipo de la Conferencia Oeste ante los Oklahoma City Thunder de Durant, Westbrook y compañía. En un fantástico ejercicio de juego coral, solidario y comprometido con una idea ganadora, los locales fueron un conjunto compacto y rocoso demasiado fuerte para unos buenos visitantes que se fueron diluyendo, superados por la constancia rival. Los Hawks suman y siguen a velocidad de crucero, y lo hacen sin mostrar fisuras.

Westbrook lidera el arreón visitante

No se arrugaron los Thunder a pesar de la entidad del rival, y gracias a la intensidad que imprimieron en defensa y su claridad en ataque consiguieron liderar el marcador durante el primer cuarto. Sin embargo, los Hawks no perdieron en ningún momento su organización e identidad, y haciendo gala de un buen juego coral mantuvieron el ritmo del partido en sus inicios.

Oklahoma City basó su juego en la explosividad de sus jugadores de perímetro, mientras Atlanta implicó en mayor medida a sus jugadores interiores en el ataque. Fue en la recta final del primer periodo cuando Westbrook, experto en revolucionar partidos, dio impulso a su equipo y puso, con un gran triple que celebró sin reparos, el 30-23 con el que se cerró el cuarto. El base de los Thunder fue el protagonista del periodo inicial, con 13 puntos y cuatro asistencias en los primeros 12 minutos.

El mejor ataque es una buena defensa

Atlanta trató de reaccionar en la primera jugada del segundo cuarto con un triple de su especialista desde el perímetro, Kyle Korver, pero el balón quedó empotrado entre el aro y el tablero. Esta atípica jugada fue una predicción de la tónica que mantendrían los primeros compases del segundo cuarto: la imprecisión se adueñó de ambos conjuntos, y los tiros no entraron. Ante esta mala fortuna de cara al aro, Horford y Durant se encargaron de romper la dinámica negativa por la vía rápida: las dos estrellas dialogaron con dos potentes mates consecutivos, uno en cada aro, que despertaron a Hawks y Thunder respectivamente.

El partido siguió el guión del cuarto anterior, con Oklahoma City por delante en el marcador y Atlanta persiguiendo a rebufo a los visitantes. Si los Thunder tiraban del carro, los locales se encargaban de frenar su ímpetu. Así, Waiters consiguió poner la máxima ventaja hasta el momento, nueve puntos, con cuatro tantos consecutivos, pero inmediatamente encontró respuesta con una canasta más falta de Bazemore. Este intercambio de golpes definió el paso de los minutos, y contribuyó a ver un partido con la emoción intacta y ambas escuadras imprimiendo intensidad a su juego para no descolgarse.

Tras varios minutos de liderazgo en el marcador de los Thunder, Atlanta dio una clase en defensa y se marchó al descanso por delanteEl liderazgo de los Thunder se acabó cuando los Hawks decidieron hacer disfrutar a su afición corriendo por el parqué. La filosofía solidaria de Atlanta permitía a cualquier jugador ser el objeto de aplausos, y en este caso fue Bazemore el que, ejecutando un alley-oop bien medido, puso por delante a los suyos 46-45. Un triple de un secundario de lujo como Waiters en la recta final antes del descanso quiso devolver a los Thunder a la cabeza, pero el ímpetu de unos Hawks llevados en volandas por su público se impuso. En la última jugada de la primera parte, Atlanta defendió dando una clase de intensidad, ayudas y presión en las líneas de pase, y consiguió ahogar a Durant para que este perdiera el balón tratando de soltarlo desesperadamente. Como consecuencia, Korver cerró el cuarto con un mate al contraataque sin oposición, y el Philips Arena celebró esa inusual escena con una atronadora celebración.

Llegó así el descanso con 48-47 en el electrónico. Solo DeMarre Carroll, con diez puntos, había alcanzado en los locales los dobles dígitos en anotación en la primera mitad. Por parte de Oklahoma City, Westbrook y Durant registraban 13 y 12 puntos respectivamente. En la zona, Hordford e Ibaka mantenían su personal duelo reboteador con ocho capturas cada uno.

La unión hace la fuerza

Si los Hawks son uno de los huesos más duros de roer de la liga, por algo será. Oklahoma City comenzó la segunda mitad jugando un buen baloncesto, encontrando soluciones con dinamismo y con las ideas claras, apoyándose en la potencia de Westbrook. Sin embargo, delante de los visitantes estaba un equipo tremendamente rocoso y compacto. Atlanta anotó los cinco primeros lanzamientos que intentó en el periodo, y con Teague como principal reclamo, hizo inefectivo el buen trabajo de sus rivales gracias a ataques en los que el balón se movía generosamente y defensas correosas.

En los locales cada miembro de la maquinaria aportaba su granito de arena, mientras que los visitantes se encomendaron a las individualidadesLa fluidez ofensiva de unos Hawks en los que cada jugador podía optar al protagonismo ofensivo de la jugada se fue imponiendo poco a poco. Teague, Millsap, Horford, Korver, Antic, Schröder, Scott, Sefolosha... Cada miembro de la maquinaria de Atlanta aportaba su granito de arena, y nadie era más que nadie a la hora de lanzar a canasta. La circulación de balón, no el nombre de la camiseta, era lo que determinaba qué jugador local debía asumir la responsabilidad del tiro. No pasó lo mismo en los Thunder, que pasaron a depender de las acciones de Westbrook y Jackson. Este último cerró el periodo con cinco puntos consecutivos, triple lejano sobre la bocina del final de cuarto incluido, e hizo que el partido volviese a regirse por las pequeñas diferencias.79-75.

Y la presa cayó

Los locales alzaron el vuelo por encima de los visitantes en el inicio del último cuarto, y con un parcial de 6-1 que puso nueve puntos de distancia entre los dos equipos hicieron saltar las alarmas en los Thunder. Mientras Atlanta seguía desplegando un juego coral, Oklahoma City había empezado a encomendarse a los aclarados y los bloqueos directos, dejando muchas veces la suerte en manos de Westbrook y Durant. Fueron así la presa perfecta para los Hawks, que con ayudas para provocar situaciones de dos contra uno y una asfixiante presión de las líneas de pase lograron ahogar a los Thunder.

Los Thunder se quedaron sin ideas en ataque y Atlanta les asfixió con una agobiante defensaLos Hawks sabían que su víctima estaba herida, y Millsap se encargó de asestar dos dentelladas mortales. Primero con una canasta al poste bajo tras conseguir un trabajado rebote ofensivo, y acto seguido con un triple que colocó a los locales 13 puntos arriba. Atlanta mostraba su hambre incluso al pedir el balón al árbitro al sacar de fondo, pues los jugadores lo hacían ansiosos y con ganas de aprovechar su buen momento. En el otro lado de la pista, las dudas de Oklahoma City crecían, e incluso se mostraron con una pequeña riña entre Westbrook e Ibaka que requirió de la intervención de Durant y Jackson para separar a los dos jugadores.

Atlanta entendió que la participación colectiva debía echarse a un lado en los siguientes minutos y dejar paso a Millsap, que pasaba por un momento de inspiración. El ala-pívot recibió así los balones en ataque, y respondió sin bajar el listón: fue un martillo en las siguientes acciones, y con su aportación los suyos se distanciaron por 14 puntos.

Los Thunder no tiraron la toalla y se mantuvieron con vida dando el timón del barco a Durant y Westbrook. Sin embargo, ni siquiera dos figuras individuales de la talla de las dos estrellas de Oklahoma City parecían suficiente para hacer frente a la fortaleza colectiva de los Hawks. Y así, a falta de dos minutos para el final Horford cerró la contienda con un triple desde la esquina que supuso un definitivo 101-88.

Millsap, Horford y Teague fueron los protagonistas de un final en el que el Philips Arena se rindió a su equipoCon el segundero marcando los últimos compases del partido, el público del Philips Arena se levantó para dedicar una cerrada ovación a su equipo, que había conseguido su decimoquinta victoria consecutiva, la décima seguida frente a equipos de la Conferencia Oeste. Pero aún quedaba la explosión final: a falta de 47 segundos, Teague robó un balón a los noqueados Thunder y reventó con fuerza el aro visitante. La alegría de la afición se transformó en éxtasis mientras Teague se golpeaba el pecho con rabia. La bocina decretó el final del choque, y el electrónico nombró vencedores a los locales con un resultado de 103-93.

La imagen de la efusiva celebración de Teague ilustra lo que es hoy Atlanta: un equipo que se siente imparable, en el que todos reman en la misma dirección, nadie es más que nadie y que cree en sus posibilidades. Nadie contaba con ellos al principio, y ahora nadie quiere ser su rival. Esta vez han sido Durant, Westbrook y compañía las víctimas de la ambición sin limite de unos Hawks que solo tienen el cielo como límite.

Los mejores del partido

Atlanta Hawks: Paul Millsap (22 puntos y diez rebotes), Jeff Teague (17 puntos y nueve asistencias) y Al Horford (14 puntos y 12 rebotes).

Oklahoma City Thunder: Russell Westbrook (22 puntos y 11 asistencias), Kevin Durant (21 puntos) y Serge Ibaka (13 puntos y diez rebotes).

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Sobre el autor
Nacho González Rueda
Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Coordinador de NBA. Redactor de Real Madrid y Premier League. Creo en el ´where amazing happens´ del baloncesto americano, en la eternidad de los vikingos y en la magia de un campo de fútbol inglés. También fui redactor del Mundial de Fútbol Brasil 2014 y Mundial de Baloncesto España 2014. Contacto: [email protected] ¡Nos leemos!