Después de una gran temporada regular, la mejor de la historia de la franquicia con hasta 60 victorias, los Atlanta Hawks comenzaban su andadura en los playoffs enfrentándose al octavo mejor equipo de la Conferencia Este, los Brooklyn Nets. Los antecedentes favorecían a los locales, que habían superado a los neoyorquinos en las cuatro ocasiones en las que se han visto las caras este curso.
No hubo ninguna sorpresa de última hora y ambos entrenadores formaron con sus quintetos habituales. Mike Budenholzer optó por los hombres que han llevado al conjunto del estado de Georgia a ser el mejor equipo del Este, con Teague, Korver, Carroll, Millsap, ya recuperado de la lesión que le obligó a perderse las dos últimas semanas de competición, y Horford. Por su parte, Lionel Hollins mantuvo a los jugadores que han conseguido clasificar a Brooklyn para los playoffs por tercer año consecutivo, Williams, Brown, Johnson, Young y Lopez, y además recuperaba a una pieza importante dentro de la segunda unidad, Alan Anderson.
Atlanta no quiere sorpresas
El 0-2 del comienzo fue el primer y el único momento en el que los Nets fueron por delante en el marcador durante toda la noche. Atlanta lideró el juego y el electrónico desde el primer cuarto, gracias a su juego coral que hacía que todos sus jugadores tuvieran presencia en ambos lados de la cancha. Una de las claves de los primeros doce minutos de partido estuvo en el acierto en el tiro de tres, aspecto en el que los Hawks estuvieron mucho más acertados (3-7 T3 –primer cuarto-), anotando los tres primeros triples que intentaron, mientras que Brooklyn sufrió un pobre 0-6.
Aparte de la diferencia desde el perímetro, los locales también estaban mucho más concentrados en el apartado defensivo, donde sobresalían Carroll y Horford, aunque los neoyorquinos seguían vivos en el encuentro gracias al rebote ofensivo, que les ofrecían más oportunidades de anotar. Los triples de Carroll y las 'manos rápidas' en defensa que les permitían correr, llevaron a los Hawks al más nueve en el marcador, una diferencia que se ampliarían en los últimos compases del primer cuarto, 32-20, a pesar de los esfuerzos de Jack y el dominio de Lopez en la pintura.
Brooklyn no tira la toalla
La actitud defensiva llevó a Atlanta a disfrutar de ventajas que se acercaban a la quincena de puntos, con hasta siete robos de balón en la primera parte. En los primeros minutos del segundo cuarto llegaría el primer triple de la noche de Brooklyn, que subió su porcentaje de acierto en tiros de campo del 38% al 50%. Lionel Hollins, entrenador con experiencia en dar sorpresas en primera ronda de playoffs, algo que ya logró en el año 2011 con Memphis Grizzlies, eliminando a los San Antonio Spurs, mejor equipo del Oeste en temporada regular por aquel entonces, ajustó varias piezas en defensa, haciendo que los locales no disfrutaran de tantos tiros liberados.
La diferencia bajó de la decena de puntos mediado el segundo cuarto, 43-34, aunque Atlanta siempre dio la sensación de tenerlo todo bajo control. Cuando peor pintaban las cosas para los de Budenholzer, apareció Korver para dar aire a los suyos desde el triple, bien secundado por Schroder. Brook Lopez era el claro dominador de la pintura, una estadística que solía dejar buenas noticas en el seno del equipo neoyorquino, ya que cuando el pívot anotó 14 o más puntos en la pintura durante la temporada regular, Brooklyn tenía un récord de 13-5. A pesar de los intentos de los Nets, Atlanta llegó al descanso con una cómoda ventaja en el electrónico, 55-45.
Los mismos errores
Tras el paso por los vestuarios y gracias a un parcial de 9-2, Brooklyn se situó a tan solo tres puntos, 57-54, comandados por Williams (13 puntos). La actitud defensiva de los Nets cambió en la segunda parte, subiendo la intensidad, lo que les permitía robar balones y salir al contraataque. De nuevo Korver (21 puntos, 5-11 T3) y sus triples aparecieron para dar aire a los Hawks, que cometieron los mismos errores una y otra vez durante todo el encuentro, permitiendo que los visitantes se metieran en el partido después de llegar a ganar por más de diez puntos.
Mediado el tercer cuarto Atlanta volvió a recuperar la ventaja de diez puntos, e incluso llegó a tener a una máxima de 16, 72-56. Carroll (17 puntos) y su mejor versión defensiva reaparecieron en el partido, unido a la lucha de Horford (10 puntos y 10 rebotes) y al acierto de Teague (17 puntos) y Korver en el tiro. Los Hawks afrontarían al último y definitivo periodo con una diferencia favorable que superaba la decena de puntos, 74-62. La estadística durante la temporada regular decía que los de Budenholzer no habían perdido ningún partido si llegaban al último cuarto por delante en el electrónico, récord de 29-0.
Emoción hasta el final
Los doce minutos finales no arrancaron de la mejor manera posible para los Hawks, ya que Horford se vio obligado a abandonar el partido por una lesión en una mano. Finalmente todo quedaría en un susto y el jugador dominicano volvía a la cancha minutos más tarde. En el tiempo que Atlanta no pudo disponer de su pívot titular, Brooklyn se situó a tan solo cinco puntos, 86-81, liderados por Johnson (17 puntos), al que los abucheos del que fue su público durante siete temporadas no parecían afectarle.
Los triples de Korver mantenían a raya a los Nets, que no se rindieron en ningún momento de la noche. Atlanta volvía a tropezar con la misma piedra, dando vida a su rival después de tenerlo a más de quince puntos de ventaja. Brooklyn apretó en los compases finales del encuentro, llegando a situarse a tan solo cuatro puntos, 93-89, a falta de dos minutos para la conclusión del partido. Teague y Korver asumieron la responsabilidad de llevar el peso atacante cuando el balón más 'quema', y acabaron certificando la victoria, la sexta consecutiva ante los Nets, por 99-92.
Atlanta conseguía el primer punto de la serie, aunque los neoyorquinos plantaron cara hasta el final, mucha más de la que se esperaba en un principio, y más tras ver los primeros compases del choque en los que los Hawks fueron muy superiores. La eliminatoria continúa en la jornada del miércoles, de nuevo en el Philips Arena, en el que será el último encuentro antes de que la serie viaje a Brooklyn, y donde los locales tienen la oportunidad de abrir tierra de por medio.