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Del "no perdemos contra españoles" al "no perdemos contra Portland"

Los Grizzlies colocaron el 2-0 en su serie de playoffs contra Portland Trail Blazers siendo, una noche más, ese equipo rocoso y convincente que nadie quiere cruzarse en postemporada. Con Lee y Conley como protagonistas de lujo, los hombres de David Joerger sumaron su sexta victoria en seis partidos contra el equipo de Oregon en lo que va de temporada, y transformaron la célebre frase que cuelga de las paredes del vestuario de los Blazers en su propia motivación.

Del "no perdemos contra españoles" al "no perdemos contra Portland"
Foto: Mark Humphrey (AP Photo)
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Por Nacho González Rueda

Mucho se ha hablado en los últimos días de un cartel que decoraba las paredes del vestuario de los Portland Trail Blazers rezando que el equipo de Oregon no pierde "contra españoles", en clara alusión a Marc Gasol, líder de los Memphis Grizzlies. La técnica de motivación de los hombres de Terry Stotts no debía haber sobrepasado el círculo interno de la plantilla, pero cuando lo hizo a través de la prensa, se convirtió en una razón más de sus enemigos para afrontar la serie con fiereza. Y así, la ya célebre frase de los Blazers ha dado un giro radical, y por el momento en Memphis pueden asegurar con orgullo que "no perdemos contra Portland" después de poner un contundente 2-0 en la eliminatoria. Además, sumadas a las cuatro victorias en cuatro partidos de los de Tennessee en temporada regular, son seis triunfos de seis posibles en la presente campaña.

Valiéndose de un gran tercer cuarto y el rendimiento a la altura de Lee y Conley, el equipo dirigido por David Joerger mandó en el marcador desde los primeros compases del segundo cuarto, y no abandonó esa privilegiada posición hasta el final del choque. La serie viaja ahora a Portland, donde los Blazers tendrán la oportunidad de intentar revertir la situación con el calor de su público detrás.

El segundo cuarto, una brecha insalvable

Los Blazers no quisieron especular tras caer en el primer asalto de la eliminatoria, y arrancaron con un parcial de 2-10 que, aunque fue contrarrestado rápidamente por los locales, dio una idea del peligro de los de Oregon. Portland construyó su juego alrededor de Aldridge (nueve puntos en el cuarto), aprovechando sus buenos movimientos de espaldas al aro y su precisa mano de media distancia. Memphis, por su parte, encontró la forma de minimizar los daños gracias a la aportación de Lee desde el perímetro (siete puntos en el cuarto), lo que sería una premonición del gran partido del escolta.

Tras un primer periodo igualado, fue el segundo cuarto el que se encargó de escribir el guión de la contienda. Los Grizzlies aprovecharon la desconexión total de Lillard (siete puntos y 3-10 en tiros de campo al descanso) y el bajón de Aldridge (cuatro puntos y 1-5 en tiros de campo en el segundo cuarto) para atacar desde el perímetro, y con tres triples de cinco intentos, un acierto en tiros de campo del 50 % en el periodo y un parcial de 15-2 se despegaron en el marcador. La buena defensa exterior acompañada de acierto en ataque fue la mejor receta de la victoria, y al final de la primera mitad los pupilos de Joerger llegaron con una psicológica ventaja de dobles dígitos: 50-39. Esta distancia sería, a la postre, demasiado grande para los visitantes.

Cerrojo y victoria

Los Grizzlies no dejaron que el descanso bajara sus revoluciones, y regresaron al parqué con el objetivo de mantener el colchón de puntos que habían conseguido. Fue entonces cuando al gran partido de Lee, que siguió aportando con regularidad, se unió Randolph para abrir demasiados frentes en la defensa de Portland. Los Blazers no encontraron soluciones en ataque más allá de los puntos de Aldridge, y siguieron inmersos en una mala noche en el tiro (38,9 % en tiros de campo en el tercer periodo).

Memphis mantuvo las distancias e incluso amagó con cerrar el partido al alcanzar una ventaja de 18 puntos en el tercer cuarto. Con la entrada en vigor del último periodo, sus rivales comenzaron a sentirse impotentes ante el avance del reloj, que no se traducía en una reducción de la brecha en el marcador. Los suplentes locales también se unieron a la causa, y con una aportación coral decidieron la contienda del lado de los de casa. El 2-0 en la serie animó a la hinchada de Tennessee, que despidió a su equipo con aplausos, felicitaciones y los mejores deseos de cara a los dos próximos partidos que disputarán en territorio comanche. Los Blazers, por su parte, se la juegan a todo o nada: si su feudo no consigue hacer que los Grizzlies hinquen la rodilla, nada lo hará.

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Sobre el autor
Nacho González Rueda
Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Coordinador de NBA. Redactor de Real Madrid y Premier League. Creo en el ´where amazing happens´ del baloncesto americano, en la eternidad de los vikingos y en la magia de un campo de fútbol inglés. También fui redactor del Mundial de Fútbol Brasil 2014 y Mundial de Baloncesto España 2014. Contacto: [email protected] ¡Nos leemos!