9.000 minutos jugados en los playoffs, concretamente 9.007. El primer jugador que los supera en toda la historia del baloncesto norteamericano. Ante Los Angeles Clippers, en el cuarto partido de la serie en su AT&T center de San Antonio, el eterno Tim Duncan, a sus 39 años cumplidos hace dos días, consiguió rebasar la tremenda cifra de 9.000 minutos en postemporada. Kareem Abdul-Jabbar llegó a 8840 minutos, el segundo en esta clasificación.

Era su partido número 238 después de la temporada regular, colocándose como el tercero de toda la historia también en este apartado. Delante suyo, Robert Horry, con 244, y Derek Fisher, con 259. Dependiendo del devenir de la franquicia tejana el presente año, podría llegar a la segunda posición, incluso rebasar al base bicampeón con los Lakers, actual entrenador de New York Knicks, Derek Fisher.

Timmy, como es conocido, atesora en playoffs, en toda su carrera, una media de 38 minutos por noche, todos y cada uno de ellos bajo la dirección de Gregg Popovich. La temporada de su llegada a la liga, en 1998, jugó 41 minutos de media en playoffs como novato, cayendo en segunda ronda contra los Jazz de Stockton y Malone, que llegarían a la final ante los todopoderosos y renovados Bulls de Jordan. Promedió 20,7 puntos, nueve rebotes y 2,6 tapones, y fue designado en el primer equipo de la temporada y rookie del año.

Duncan y Popovich en 1998 (nba.com)

Pero su primeros playoffs sólo serían la punta del iceberg de lo que se avecinaba. Llegaba a la NBA un ala-pívot chapado a la antigua, trabajador y sin ego, con una única ambición: llevar a su equipo a lo más alto, de la mano de su entrenador. Seguirá sumando minutos, puntos y rebotes, con el grueso de la NBA clamando al cielo que no se retire nunca. En los cuatro partidos disputados hasta ahora contra los Clippers, ha promediado 35,8 minutos por noche, más que en las anteriores cinco temporadas. 16 años después, anota 16,3 puntos, coge 10,8 rebotes y da 3,8 asistencias, en cuatro partidos ante los angelinos. Nunca ha bajado del 45% de acierto en tiros de campo, llegando a su máximo en el año 2006, con un 57,3%. Una carrera gloriosa la del discípulo de Popovich, integrante del trío que más partidos ha jugado y piedra angular de uno de los equipos más estables de la historia de la NBA.