Las primeras Finales de Conferencia para Los Angeles Clippers pueden estar a la vuelta de la esquina, como dirían algunos. Anoche se vio, una vez más, la superioridad con la que están pasando por encima de los Houston Rockets, insertando el 3-1 en la eliminatoria. 128-95 en el Staples Center de Los Angeles, la segunda victoria con más amplio margen en postemporada en toda la historia Clipper, por detrás del 138-98 que le endosaron a los Warriors en la primera ronda del pasado año. Y lo hacen en unas semifinales de la Conferencia Oeste, ante el tercer clasificado en temporada regular, los Rockets del segundo en la votación a MVP de temporada, James Harden.

Doc Rivers ha conseguido enderezar a una plantilla que siempre ha prometido, pero nunca ha cumplido, por unas circunstancias o por otras. Ahora, en este equipo, nos encontramos con una rotación de ocho jugadores de primer nivel, rodeados por veteranos curtidos en mil batallas, como Hedo Turkoglu. Lo curioso, es que la amplia mayoría de estos siete-ocho jugadores de rotación habituales, se encuentran promediando los mejores números de su carrera, más vitales que nunca, como son los casos de J.J. Redick, Matt Barnes, DeAndre Jordan, Chris Paul o el ultramejorado cyborg, Blake Griffin. Además, la juventud no escasea, con la eclosión del huevo en estos playoffs, del hijo del entrenador, Austin Rivers.

R Allen, D. Rivers, K. Garnett, D. Ainge y P. Pierce (www.celticshub.com)

Anda por ahí un Gran Bebé, Glen Davis, con un anillo en su mano, dos veces finalista, otrora escudero del laureado Kevin Garnett. Y, cómo no, el rey del crossover, uno de esos jugadores con el desequilibrio en las venas, en el Olimpo de los Sextos Hombres, Jamal Crawford. Con una plantilla tan brutalmente calibrada, con tantos matices y con un campeón de la NBA y ganador nato en el banco, como es Glen Doc Rivers, el éxito es sólo cosa del tiempo. Y parece que quiere llegar...

Comenzando por eliminar a los campeones en siete partidos, en una serie heróica, brutal, que quedará para la historia, y siguiendo con ganarles dos partidos seguidos a Houston Rockets, uno sin su faro, Chris Paul, consiguiendo lo que nadie desde 2001 había hecho: ganar dos partidos consecutivos de playoffs por más de 25 puntos. Los Lakers (paradoja) de ese año fueron los últimos en conseguirlo. Igual nos suenan Derek Fisher, Kobe Bryant, Rick Fox, Horace Grant y Shaquille O'Neal, con Tyronn Lue, Robert Horry, Bryan Shaw (ex-entrenador de Denver) y los últimos coletazos de Ron Harper en la reserva. Ese equipo, también de Los Angeles, fue campeón de la NBA, venciendo por 4-1 en la final a los Sixers de Allen Iverson. Ah, y los Spurs llegaban como el mejor equipo de la temporada regular, siendo barridos 4-0...

Equipo, lo que no han sido hasta este año

Los datos están ahí, pero más cerca aún, está el rendimiento brutal que están dando como grupo. El equilibrio como equipo se basa en la capacidad de suplir una baja, a priori importante, con recursos que permitan disputar un encuentro con eficacia, extrañando lo menos posible esa pieza que falta. Estos Clippers saben de qué va eso, pues estuvieron durante parte del principio y mitad de temporada sin Blake Griffin, el gran socio de Chris Paul, además de ganar el primer partido de la serie sin el base máximo asistente de la franquicia, alma y vida. Tienen recursos sobrados, eso está demostrado.

Después de tanto elogio, la pregunta del millón puede que sea: ¿Son estos Clippers candidatos al anillo? Sin ninguna duda, lo son. ¿Qué más hace falta para confiar en ellos, después de lo logrado y demostrado? Quizá siga existiendo esa timidez a la hora de poner la mano en el fuego por un equipo que nunca ha estado ahí (como haya ocurrido con los Hawks este año), pero las estadísticas, como dice el tópico, están para rompelas y forjar otras nuevas, y parece que éste es el año de la franquicia de Steve Ballmer, por cierto, nuevo dueño y más capital a invertir, para demostrar que su crecimiento es verdadero y van a por la historia.

El quinto partido se disputará la madrugada del martes al miércoles, pudiendo ocurrir otro hito esta temporada. Los Rockets no han perdido en los 82 partidos que dura la temporada regular, tres partidos seguidos. Van dos, por más de 25 puntos, y esos números de orgullo tejano pueden caer.

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Sin duda, la ascensión en rendimiento de DeAndre Jordan, ha ayudado muchísimo al equipo a mejorar, tanto en ataque como en defensa, pero sobre todo en rebote (es el máximo reboteador del año). Aunque le quedan cosas que mejorar al pívot, ya que no es aún un portento ofensivo sobre el que volcar el juego,y mejor ni hablar de su porcentaje de tiros libres, los números están ahí. Cuando Jordan está en pista, el balance global de +/- de los angelinos contra los Rockets es de +76. Sin DeAndre, es de -8. Además, con él cogen el 56% de los rebotes. Sin él, las cifras bajan hasta el 42%. Una vez más, los números hablan por sí solos.

Evolución de Blake Griffin

Lo penúltimo reseñable es la evolución-mecanización, llámese como guste a cada uno, de Blake Griffin. Si parecía que este chico se limitaría a la espectacularidad en forma de mate y alley-oop en sus primeros años, aparece para decidir partidos desde el triple y no fallar un tiro de media distancia, promediando un 49% de TC. Ha ido mejorando cada año su porcentaje desde el tiro libre. Y ahora, le ha dado por las asistencias, para promediar esta temporada 5,3 asistencias, y en los playoffs sumar dos triples-dobles consecutivos, y cumplir por noche 24,7 puntos, 13 rebotes y 6,9 asistencias (el año pasado en playoffs, 3,8 asistencias de media). De mantener este nivel de juego, puede ser uno a los cuales marcar de cerca la temporada que viene.

No tienen un camino de rosas hasta el campeonato, ya que aún deben sellar la eliminatoria y jugar unas Finales de Conferencia que, por lo que se está viendo entre Warriors y Grizzlies, no van a ser un paseo. Lo que ya han hecho, y es un paso gigante, es captar la confianza del gran público y postularse como la alternativa a los candidatos (o candidato, visto lo visto en el Este) al trofeo Larry O'Brien. Como siempre, el tiempo es soberano y el tiempo dirá qué nos deparan estos fantásticos playoffs, repletos de emoción hasta los últimos segundos de casi todos los partidos, excepto en el caso de las semifinales de los Clippers.