Como suele suceder, el último partido de la primera jornada de acción NBA fue reservado para el equipo que alzó el trofeo Larry O´Brien. Golden State Warriors no pasó demasiados sobresaltos en camino a su debut victorioso en una nueva campaña, derrotando a New Orleans Pelicans por 111 a 95.

Antes del salto inicial, todos los miembros del plantel campeón (tanto jugadores como asistentes) recibieron su anillo, entregado por Adam Silver -comisionado de la liga- y por Joe Lacob y Peter Guber, los principales dueños de la franquicia.

Kerr ha manifestado que piensa volver cuanto antes, aunque no sabe la fecha con exactitudEn éste caso, la ceremonia del alzamiento del estandarte (raising the banner), una tradición en la NBA, fue especial por varios motivos. Primero, si bien Steve Kerr -entrenador en jefe de Golden State- estuvo presente en el estadio Oracle Arena, no pudo estar en el banquillo. Hace ya varios días que se encuentra en rehabilitación tras someterse a una cirugía en la espalda durante el verano.

Su lugar en la dirección técnica lo ocupó Luke Walton, que normalmente sería el coordinador ofensivo. Justamente, Walton reemplazó en dicho cargo a Alvin Gentry, el nuevo entrenador de los Pelicans, que pudo recibir su anillo junto a sus ex dirigidos.

A jugar se ha dicho

Una vez terminada la parte formal de la velada, la pelota se lanzó hacia el aire y todo sentimentalismo quedó de lado. Desde la primera jugada, Golden State dejó en claro cual es el estilo de juego que lo llevó a lo más alto en la temporada pasada.

Pick & roll, asistencia de Klay Thompson y triple de Draymond Green. Simple, y a la vez letal. New Orleans salió bien plantado, a pesar de no contar con seis miembros de su rotación principal. Por éste motivo, jugadores como Nate Robinson, Dante Cunningham y Kendrick Perkins formaron parte del quinteto titular.

Sin dudas que la mayor sorpresa de los primeros minutos la proporcionó Perkins, anotando sus cuatro intentos de campo. Era el pivot -y no Anthony Davis, como dictaría la lógica- quien lideraba a los Pelicans en ataque.

El show no tardó en llegar

Del otro lado, Stephen Curry fue pura magia. El primer cuarto del MVP habla por sí solo: el base de los Warriors se alimentó del aliento de sus hinchas y armó una verdadera fiesta. Curry anotó 24 de sus 40 puntos en los primeros 12 minutos de juego, que incluyeron varios movimientos que el resto de la NBA sería incapaz de imitar.

A pesar del griterío que retumbaba en Oracle, Golden State lideraba por cuatro en el segundo período. Metódicamente, los locales fueron extendiendo su ventaja y llegaron a sacar una diferencia de dos dígitos.

Ezeli fue el máximo anotador entre los suplentes, con 13 puntosTras el descanso, otra ráfaga de Curry -potenciada por el ingreso de Festus Ezeli, por un lesionado Andrew Bogut- alcanzó para liquidar el pleito. Como suele suceder, Andre Iguodala (MVP de las Finales) aportó serenidad y distribución desde la banca, mientras que Marreese Speights sumó sus nueve unidades al tanteador de los Warriors.

No fue el mejor debut

18 puntos, seis rebotes y tres tapones sería una línea estadística más que aceptable para varios jugadores. Ese no es el caso de Davis. El ala-pivot de los Pelicans comenzó el partido (y la temporada) de manera muy errática, encestando apenas cuatro de sus 20 lanzamientos.

Los 18 le alcanzaron para ser el máximo anotador de su equipo. Ish Smith -base suplente- lo siguió con 17, aunque lució perdido intentando marcar a Curry, obviamente una tarea poco envidiable. Seguramente, una vez que pueda contar con todos sus hombres, Gentry encuentre un sistema que haga florecer a Davis.

Para Golden State, fue prácticamente una noche perfecta. Primero, se probaron los anillos. Luego, alzaron el estandarte de campeones. Y, por fin, fue la hora de volver a jugar y vaya que lo hicieron de buena manera.