El TD Garden de Boston se llenaba para recibir a unos Spurs que debían ganar para acallar las dudas surgidas en su juego tras los dos primeros encuentros. Los de Popovich perdieron en el partido inaugural ante Oklahoma CityThunder después de ir ganando en los minutos finales pero se impusieron con mucha comodidad a Brooklyn Nets en el segundo partido. En frente, unos Celtics que ante su público querían sacar una victoria que les diera prestigio de cara a los próximos días.

De inicio el encuentro fue muy igualado y con muchas alternancias en el marcador. Sin embargo, ambos equipos empezaron erráticos y fue Avery Bradley el que abría el marcador con una canasta a los tres minutos de juego. Los Spurs tardaron en entrar en el partido y en encontrar su juego combinativo que enamoró a la NBA. Pero cuando entraron, fueron dominando con claridad en todas las facetas del juego y lo hicieron con la aportación del banquillo.

Ginobili rompe el partido

Uno de los nombres propios del partido fue el argentino Ginobili. El escolta, siempre saliendo desde el banquillo, se fue hasta los 10 puntos y cuatro rebotes en sus 12 primeros minutos de juego. Su baloncesto recordó por momentos al del mejor Ginóbili y junto a él, Patty Mills se encargaron de elevar la diferencia hasta los 13 puntos.

Mientras tanto en los Celtics, la salida de Thomas no dinamitó su juego como Brad Stevens pretendía. El base suplente de Boston se mostró demasiado individualista por momentos y se marchó al descanso con un mal uno de nueve en tiros de campo. Fue Jerebko el que se encargaría de despertar a los suyos seis puntos prácticamente consecutivos.

Con el paso de los minutos, el juego interior de los Spurs se fue imponiendo en la pintura. Mención especial para Aldridge que sin hacer demasiado ruido conseguía un doble doble mediado el tercer cuarto. Los de Popovich, pese a no hacer un partido brillante se marchaban 13 arriba al descanso.

Reacción tras el descanso

Parecía que los Spurs podían tener el partido muy controlado, pero los Celtics salieron enchufados en los primeros minutos de tercer cuarto y con un parcial de 6-0 se volvían a meter en el encuentro ante el enfado de Popovich que decidía para el partido. La pizarra del técnico volvió a funcionar y tras la arenga a los suyos, los de Texas llevaron el encuentro de nuevo a su territorio para elevar la diferencia por encima de los 10 puntos. Pese a ello, en Boston destacó Smart con una buena defensa sobre Parker y dos robos consecutivos que hizo que la afición se enchufara de nuevo al encuentro. Popovich no quería sorpresas y la entrada de Leonard hizo que tanto la defensa como el ataque de los suyos mejorara.

Con 10 puntos de diferencia y solo 12 minutos por jugar, los locales se fueron a por la remontada con Johnson y Thomas como líderes de la reacción. Primero el base desde lejos y después el jugador interior consiguieron poner otra vez la diferencia en los siete puntos.

Los de Massachusetts se metían en el encuentro y lo hacían pagando a los Spurs con su misma moneda: buen juego y gran circulación de balón. Además a esto hubo que sumarle la aportación de Sullinger que tardó en llegar pero llegó. Popovich volvió a parar el encuentro y Duncan volvió a anotar después de varios minutos sin ver el aro.

Con el TD Garden rugiendo y alentando a los suyos, cinco abajo, Aldridge se encargó de silenciar la cancha con seis puntos consecutivos que devolvieron la tranquilidad perdida a los Spurs. Pero los Celtics no se rindieron y siguieron comprando esperanza a base de canastas. Sin embargo, la grandeza de los Spurs reside en cosas como las de la noche de hoy. Siempre que su rival se acercaba en el marcador, el quinteto titular de los de San Antonio se encargaba de volver a poner tierra de por medio en el marcador. Boston tuvo en su mano colocarse a tiro pero la defensa de San Antonio se encargó de disipar las dudas y cerrar una victoria muy sufrida.

Con la victoria,Ginobili, Parker y Duncan se convirtieron en el trío con más victorias en la NBA con 541.

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