Cinco derrotas en forma consecutiva. La ilusión de la postemporada, prácticamente inalcanzable. Una estrella molesta y un entrenador en la cuerda floja. Todo eso engloba la situación actual de Sacramento Kings, que encima tiene que lidiar con un frente dirigencial -liderado por Vivek Ranadive- que se ha desempeñado, como mínimo, de manera poco seria.
El domingo pasado, DeMarcus Cousins volvió a la plantilla oficial tras cumplir con una suspensión de un partido por una 'conducta perjudicial para con el equipo'. Claro, en toda la vorágine que encierra a los Kings, el mismo Cousins manifestó que la situación fue distinta a como fue contada en los diversos medios de comunicación.
"Esta no fue una suspensión adjudicada por la franquicia. En este caso, vino por parte del entrenador en jefe. Hay una diferencia importante en eso. Esta temporada ha estado llena de cosas extra y de ruido innecesario. Han habido muchas batallas entre personas que deberían estar de tú lado. Creo que esto es lo más doloroso", comentó el All-Star.
En un principio, la suspensión de Cousins fue otorgada luego de un griterío que el pivot protagonizó con George Karl, en un tiempo fuera durante el partido disputado ante Cleveland Cavaliers.
Por su parte, el entrenador de Sacramento mantuvo su versión de los hechos. "Creo que, en líneas generales, he hecho mi trabajo de manera profesional. Habrá una oportunidad en el futuro para hablar con Cousins. Hemos intercambiado nuestras disculpas, pero nada demasiado profundo. Por el momento, no me explayaré sobre el tema. Lo mejor para todos, incluyendo Cousins, es empezar a ganar", opinó Karl.
Los Kings vienen cayendo en picada, perdiendo nueve de sus últimos diez encuentros. La tensión entre Boogie y Karl es más palpable que nunca. Con la historia reciente de esta franquicia, quizás antes del final de la temporada regular los fuegos artificiales terminen de explotar y, ahí, sálvese quien pueda.