Zach LaVine tiene a toda la NBA en el bolsillo. Jugadores, técnicos, periodistas y aficionados ven en el joven jugador de los Minnesota Timberwolves una futura estrella de la NBA. Y el exterior no ha decepcionado a nadie esta temporada: ha mejorado sus números, continúa haciendo sus ya clásicos mates y ha ido cogiendo galones poco a poco en su equipo. Además, LaVine siempre ha demostrado una actitud impecable tanto dentro como fuera de la cancha

Un ejemplo de esta actitud es su faceta solidaria. En su corta estancia en Minnesota se ha implicado en apoyar al colegio "Metro Deaf School" en St. Paul. Se trata de un centro dedicado a la atención de niños con discapacidades auditivas, educando a más de 100 niños con estas características. LaVine apoya económicamente al centro desde que llegó a Minnesota, y dona sus premios como campeón del concurso de mates de manera íntegra. Los mates que maravillan al mundo entero sirven también para facilitar la integración escolar de los pequeños de St. Paul.

"Para mí, la mejor parte de esto es interactuar con los niños durante los recreos y las comidas" dijo LaVine cuando le preguntaron al respecto. "Creo que es bueno que sean capaces de socializar, salir con otras personas, ir a clase y comer como cualquier otra persona."

LaVine se comenzó a interesar por la discapacidad auditiva cuando en su intituto recibió clases de lenguaje de signos, asignatura que escogió antes que Español. El base cuenta como él y un amigo que también tomo clases de esta materia utilizaban esta habilidad para comunicarse durante los partidos de baloncesto. Hoy en día el propio Zach LaVine utiliza el lenguaje de signos para comunicarse con los alumnos de St. Paul, con los que ya ha forjado una amistad. Aunque aún le queda mucho por aprender.

"Estoy aquí y puedo hablar con ellos. Ellos me ven y pueden hablar conmigo, y yo puedo hacer que tengan un mejor día.  Por eso estoy aquí, creo que esto es algo genial". Preciosas palabras del joven jugador de 21 años que poco a poco se va haciendo un hueco en los corazones de la NBA. Es otro retrato de la cara amable de esta liga, que sin duda destaca por encima de muchas otras.