El último trago es el que manda. A juzgar por los hechos acontecidos en la recta final de la temporada, el 2013 dejó a los aficionados un campeonato de Fórmula 1 soso, sin condimentos y carente de emoción. El resumen se complica y los análisis redactados sobre la triste indiferencia con la que el espectador, inerte en el sofá, esperaba que se apagaran las luces del semáforo en los últimos domingos de carrera arrojan un resultado preocupante. El notable descenso en las audiencias televisivas de los Grandes Premios de la segunda mitad del Mundial, en pleno apogeo del inquebrantable binomio 'Vettel - Red Bull', no se atribuye sólo a la gira asiática y sus horarios prohibitivos. El espectáculo no es patrimonio exclusivo de los exóticos enclaves o de los adelantamientos; la lucha por la corona ostenta un peso casi definitivo a la hora de acudir a un circuito o sintonizar la cadena correspondiente. Este negocio con tintes deportivos vive de la emoción, y ésta brilló por su ausencia en el ocaso de la campaña. Es el regusto del 2013.

La emoción y la alternancia en las victorias presidió la primera mitad de la temporada

Que se obvie el primer párrafo. No es más que un molesto spoiler de una película que iba para Óscar pero quedó en un triste Golden Raspberry. Quién lo iba a decir con un comienzo de temporada tan igualado, con un guión digno de los hermanos Coen: cargado de hostilidad, con aglomeración personajes que van y que vienen pero que, al final del largometraje, no acaban de tener un papel representativo. Y ahí está la alternancia en la victoria, la emoción por ver quién se alza por encima del resto. Estaban Sebastian Vettel, Fernando Alonso y Kimi Räikkönen como reyes de una baraja desordenada. Por allí andaban Lewis Hamilton y Nico Rosberg, ases en las sesiones de clasificación que no pasaban de sotas en las carreras. Con los Force India como sorprendentes actores revelación. Con McLaren emulando a la vieja estrella de Hollywood a la que le ofrecen un papel de reparto. Con gradas llenas y audiencias copadas. La “Fórmula 1 en estado puro” que tanto le gustaba encumbrar a Gonzalo Serrano.

El comienzo fue una oda coral a la emoción. Entre Melbourne y Montmeló, la lírica y la poesía encontraba en el rugido de los V8 un insospechado acompañamiento musical. Räikkönen ganaba en Australia, mientras que Vettel y Alonso se alternaban como figura dominante en el podio en las otras cuatro carreras. El asturiano tuvo que dejar de girar en Sepang, pero venció en China y cumplió a la perfección su papel de anfitrión en el Gran Premio de España. El de Heppenheim, por su parte, triunfó en la polémica visita a Bahréin, rodeada de protestas, y salió victorioso de Malasia en el domingo del 'Multi 21'. Webber iba en cabeza y Vettel lo acompañaba en segunda posición, pero el alemán no respetó el código interno y adelantó al australiano para volver a levantar su dedo índice. El ambiente comenzaba a caldearse en Red Bull y ya no habría vuelta atrás. Pero siempre es mejor ver la situación con nuestros propios ojos, por lo que toca recordar la primera tanda de Grandes Premios de la temporada.

Máxima igualdad en los primeros compases del año. Kimi Räikkönen comenzaba la temporada con victoria en Melbourne, seguido de cerca por Fernando Alonso y Sebastian Vettel.

La carrera de la polémica en Red Bull y el comienzo de una gran 'amistad'. El Gran Premio de Malasia será recordado como el del 'Multi 21', el punto máximo de ebullición en la relación entre Sebastian Vettel y Mark Webber. El alemán consiguió la victoria pese a incumplir el código interno de su equipo.

Fernando Alonso se llevó la victoria en China para concluir la primera parte de la gira asiática. Kimi Räikkönen y Lewis Hamilton acompañaron al asturiano en el podio de Shangai.

Sebastian Vettel logró en Bahrein su segunda victoria de la temporada. Lotus completó un gran fin de semana y ubicó a sus dos pilotos, Räikkönen y Grosjean, en el podio del desierto.

Y llegó el Gran Premio de España. Fernando Alonso corría en casa y no defraudó a su público. El asturiano consiguió su segunda victoria del año en Montmeló, con Massa en el podio y Räikkönen segundo por tercera carrera consecutiva.

Pero la situación comenzaba a cambiar. Los Cohen dimitieron y Quentin Tarantino ocupó el puesto. Con las historias no lineales y la violencia como elementos fundamentales de sus filmes, el estadounidense quiso imprimir una línea continuista pero aumentando la dosis de agresividad. Los neumáticos cobraron una mayor relevancia y empezaron a explotar como globos de helio. El gaseoso elemento cambió varios de los tonos de la parrilla. Los pilotos de Mercedes, hasta entonces condenados a sufrir los domingos por el desgaste de los compuestos, comenzaron a desplegar un chorro de voz más agudo e incisivo. Las polémicas pruebas realizadas por la escudería alemana con los neumáticos Pirelli provocó la profusión generalizada de quejas por parte del resto de equipos, pero no hubo penalización. Todo lo contrario. El rendimiento de las flechas plateadas subió como la espuma. Habían encontrado solución a su principal inconveniente. Las sotas usarían el disfraz de ases durante todo el fin de semana.

Los accidentes y la peligrosidad aumentaron en el tramo medio del Mundial

Nico Rosberg, en estado ausente durante el tramo inicial, se llevó la victoria en Montecarlo y en Silverstone, mientras que Lewis Hamilton ganó en Hungría y realizó buenas actuaciones en los Grandes Premios disputados entre el Principado y Hungaroring. Precisamente en Gran Bretaña apareció Tarantino para meter mano en el guión, haciendo estallar el problema de los neumáticos. Los reventones aumentaron la peligrosidad en pista y abrieron el frente de debate en el paddock. Vettel, mientras tanto, a lo suyo. Triunfo en Montreal y en Alemania para continuar con el dominio del campeonato. Hasta entonces había adversarios, pero llegaría Pirelli y los haría desaparecer.

La primera victoria de Mercedes llegaría en Mónaco. Nico Rosberg se llevó el triunfo en Montecarlo, con Vettel y Webber a su lado en el podio.

La Fórmula 1 daba el salto a América y llegaba a Canadá. El impulso sirvió a Sebastian Vettel para dar un paso al frente y asentarse como uno de los candidatos al título. El alemán saliço victorioso de Montreal, con Alonso segundo y Hamilton tercero.

Y empezaron los pinchazos. El fin de semana en Gran Bretaña trajo unos fuegos artificiales que provocarían quemaduras en muchos equipos. Nico Rosberg se llevó la victoria, pero Hamilton, Massa y Vettel debieron abandonar la carrera.

Sebastian Vettel emuló a Alonso en Montmeló y consiguió ganar en casa. Räikkönen y Grosjean acompañaron al de Heppenheim en el podio de Alemania.

El punto de inflexión de la temporada llegó en Hungaroring. Hamilton logró en Hungría su primera y única victoria en 2013.

La inestabilidad en los resultados de los pilotos de cabeza encontraba su contrapunto en una única variable. El elemento constante en la zona alta de la tabla era Sebastian Vettel. Y lo seguiría siendo a pesar del cambio radical impuesto por Pirelli. Una nueva modificación del equipo de guionistas. El tercer cambio de la temporada sacaba del 'circo' a Tarantino para inmiscuir a Akiva Goldsman, un experto en emplear sus obras escritas para convertir películas que prometían mucho en filmes para pasar el rato. Fue lo que ocurrió cuando la marca de neumáticos decidió recurrir a los compuestos del año anterior como solución de emergencia a los pinchazos y reventones constantes en los circuitos.

El retorno a los neumáticos de 2012 por parte de Pirelli cambió el signo de la temporada

La temporada se encontraba en su punto álgido. Muchas incertidumbres y varias alternativas a la victoria circulaban en el paddock después de Budapest. Y en el mejor momento, Pirelli borró de un plumazo -conscientemente o no- la emoción de la lista de prioridades. La variante afectó de forma decisiva a todos los equipos de la parrilla, tanto en el apartado técnico como aerodinámico. Los más beneficiados fueron Red Bull, Lotus y Sauber, que mantuvieron e incluso mejoraron notablemente sus resultados. Nada que ver con Force India, el conjunto más perjudicado, o Ferrari, que abandonó el desarrollo de sus coches tras la carrera de Singapur.

Bélgica comenzó a dictar sentencia. Fue la mayúscula que se ubica al principio del párrafo, pero también dejaba atisbar la presencia del punto final y su ubicación exacta. Vettel sumó nueve victorias en sendos Grandes Premios sin dar opción a nada. Fue un medicamento para la tos de cualquiera que hubiera querido realizar la acción. El de Heppenheim batía récords y no dejaba espacio para la diversión; sólo el regocijo del alemán ocupaba las pantallas de televisión y hacían ondear las banderas germanas. Tetracampeón del mundo más joven de la historia y mayor número de victorias consecutivas en una misma temporada -nueve en total- al son del motor de un vehículo invencible haciendo 'donuts'.

Ferrari, Mercedes y Lotus no pudieron seguir el ritmo de Red Bull

Poco pudo hacer Fernando Alonso. El español fue el miembro más firme de la oposición y logró el subcampeonato de pilotos. Ese mismo era el objetivo de Ferrari pero en el apartado de Constructores, pero la bajada en el rendimiento en el tramo final del curso y la consistencia de Mercedes, el equipo más regular de la 'Zona de los terrícolas', hicieron que el título acabara en manos de Hamilton, Rosberg y compañía.

También hubo espacio para las individualidades. Kimi Räikkönen, que cuajó una buena temporada, dejó de correr para la escudería Lotus a falta de dos carreras por sufrir impagos. Su compañero en Lotus, Romain Grosjean, fue de menos a más y terminó siendo un visitante habitual del podio en el ocaso de la temporada. Nico Hülkenberg se confirmó como una de las grandes promesas de la Fórmula 1, pero la falta de un volante competitivo de cara a 2014 lo llevó a volver a Force India por Navidad. Felipe Massa, por su parte, terminó su vínculo con Ferrari y llevará los aires brasileños a Williams el próximo año. Australia no ofrecerá su amanecer a Mark Webber, que finalizó su etapa en la categoría con un tercer puesto. No obstante, lo más indicado sería realizar un breve repaso de las carreras de la etapa final de la temporada.

La primera piedra del dominio absoluto de Vettel se colocó en Bélgica. El alemán venció sin inconvenientes en la carrera de Spa flanqueado por un Alonso mágico, que remontó desde la novena a la segunda posición.

Vettel consigió en Singapur su tercera victoria consecutiva. El alemán impuso un ritmo infernal, muy superior, incluso, al de Webber. La anécdota la pusieron el australiano y Fernando Alonso. Una vez finalizada la carrera, el de Red Bull se quedó 'tirado' en medio de la pista y el ovetense lo subió a su monoplaza. Horas después, el piloto de Ferrari recibió una sanción económica. Así fue la vuelta en el coche rojo:

El dominio inansable de Vettel se extendia circuito a circuito. El alemán se coronó tetracampeón en el Gran Premio de la India, con todavía tres pruebas por disputarse. Superioridad manifiesta del piloto de Red Bull, que unía su talento con un monoplaza superior. El de Heppenheim lo celebró realizando 'donuts' en la recta de meta.

Y no hay más. La Fórmula 1 mendigó en Brasil el último trago a una copa vacía que siempre se llena con promesas forma de novedades para atraer de nuevo los labios del gran público. Elementos reglamentarios como la llegada de una nueva generación de motores, los cambios en las puntuaciones y la incertidumbre aerodinámica reavivarán el deseo e invitarán al espectador a pedir un sorbo más para acompañar un nuevo guión. Dará igual quien lo firme. Todos veremos caer nuestros ojos en sus líneas, presos del fanatismo y la curiosidad por encontrar variaciones, como quien compra las ediciones de una misma saga de videojuegos año tras año. Quedan unos tres meses para el lanzamiento. Será ya otra historia.

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FOTOS: GpUpdate