La Fórmula 1 siempre ha sido, históricamente, un juego de parejas. Un binomio enfrentado por la gloria que, casi siempre, dejaba en el campo de batalla trazos de colores diferentes y escudos de familias distintas que se batían en busca de la victoria. En otras ocasiones, no menos extendidas, el enfrentamiento ha tenido lugar en casa. Sería aventurado -injusto, incluso- comparar el incidente del sábado entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg con otros más estruendosos. Sin duda, Senna y Prost o Vettel y Webber se reirían ante esta rabieta, sobre todo ante el nulo historial conflictivo entre los dos pilotos. Pero la competición actual actual es tan aburrida y egocéntrica en torno a Mercedes que cualquier línea que se salga mínimamente del guión se maginifica sustancialmente.

"No somos amigos, somos compañeros"

Nico Rosberg realizó una acción que dejó a Lewis Hamilton sin posibilidad de disputarle la pole durante en la Q3 del sábado y no fue descalificado. La intención de este artículo no es entrar en la polémica sobre la voluntariedad o no de su acto, sino en el contexto y sus posibles repercusiones dentro de la escudería. ¿Cómo lidiaría Mercedes ante un conflicto interno entre dos potenciales aspirantes a campeones del mundo? El “seguimos siendo amigos” contra el “no somos amigos, somos compañeros” es un capítulo que puede pasar de un episodio más a un punto de inflexión.

Mercedes domina con mano firme una competición de monoplazas gemelos. En igualdad de condiciones, el británico ha obtenido mejores resultados en las primeras seis citas del calendario e, incluso, se ha dado el gusto de derrotar a su compañero con cierta desventaja en los neumáticos. En otras palabras, la chapa de campeón del mundo es un plus de confianza para su equipo, un aval que no tiene Rosberg. La apuesta de la estrella plateada a su regreso a la categoría reina del motor otorgó destellos de su calidad al volante en las últimas campañas, pero el alemán no termina de explotar, de dar el salto de gran conductor a piloto estrella. En Mercedes confían en él, lo esperan, cocinan su éxito a fuego lento, pero, hasta ahora, solo han obtenido cinco victorias en cinco años como premio. No obstante, es un alemán en un equipo alemán con un compañero británico. Hamilton no lo tendrá tan fácil como hace siete años en McLaren.

Un contrastado campeón del mundo contra un piloto alemán en un equipo alemán

La situación arroja una clara conclusión. En caso de disputa con otra escudería y sin tener en cuenta banderas y sí números, Mercedes optaría por centrar su apuesta en Hamilton, pero la realidad es distinta. En el seno de una Fórmula 1 monotemática, con ausencia de otros colores en el cajón más elevado del podio y con una lucha cerrada y centrada en los garajes plateados, los alemanes preferirían llevar a cabo la estrategia de Mónaco: no echar más leña al fuego y devolver la calma al equipo. Han conseguido frenar un mano a mano a 78 vueltas. Habrá que evaluar sus dotes como consejeros matrimoniales en las 12 citas restantes. El Mundial se puede hacer muy largo entre Brackley y Stuttgart.