Evolución contra involución. La Fórmula Uno ha perdido en el último año la magia de las disputas por la victoria en cada gran premio entre pilotos de escuderías diferentes. Nada que ver con lo vivido, sin ir más lejos, en un primer semestre de 2013 en el que cuatro corredores se alternaban en el uso y disfrute del cajón más elevado del podio, su ducha achampanada y el brillante trofeo que preside tan magníficas vistas. Como si de un apartamento de verano de una familia se tratase, el calendario se dividía equitativamente entre los interesados. Ya no es así.
Mercedes es la escudería que mejor se ha adaptado a los cambios
Nadie recuerda quién fue, pero alguien sugirió que el desplazamiento hasta el apartamento podía ser más ameno. Había que añadir diversión y, para romper la fórmula, siempre es preciso insertar variaciones tanto en el entorno como en las máquinas. Esos cambios ambientales y mecánicos tuvieron el efecto contrario al esperado. Hace ya unos meses que muchos de los automóviles que servían de transporte dijeron 'basta', apeando a sus conductores a un lado de la carretera, a medio camino del paraíso. Otros, por el contrario, pusieron rumbo con destino a su domicilio de veraneo siguiendo la dirección que indicaba la flecha plateada que luce su bólido. Y llegaron. Y se quedaron. Ganaron la carrera y las llaves del paraíso. Llamaron a la puerta de la indomable bestia astada que gobernaba el lugar en la etapa anterior, la domesticaron y le construyeron una casita en el jardín.
Mercedes ha sido la escudería que mejor se ha adaptado a los cambios recientes en la Fórmula Uno. El temido reglamento, un cuento titulado “El más revolucionario de la historia” en el mes de enero, generó en la competición aquello que los analistas preveían y los aficionados temían: desigualdad. Los grandes cambios se instauran en todos los estamentos y, siguiendo la tesis darwiniana, solo los más fuertes se adaptan y sobreviven.
Ricciardo es el único piloto que ha conseguido destronar puntualmente a Mercedes en 2014
La escudería alemana es el fiel reflejo del vencedor en la primera mitad del campeonato. La receta germana manda mezclar un chasis efectivo pero elegante con el mejor propulsor de la parrilla y dos corredores hambrientos de títulos: un campeón del mundo y un aspirante a serlo. Pero también hay que respetar los tiempos de cocción, la medida de los ingredientes y la mano del chef. El W05 es un plato de Ferran Adriá inventado clandestinamente entre los fogones del ya desaparecido 'El Bulli'. Solo apto para paladares finos, creado para ganar concursos y campeonatos. Solo Canadá y Hungría se han resistido al apetito voraz de Lewis Hamilton y Nico Rosberg en el ecuador de la temporada. Están solos en la mesa, frente a frente, y no se van de vacaciones por miedo a que el otro acabe con su asiento. El 'nueve de once' contagia aún más miedo mezclando números con sensaciones sobre la pista. Si creíamos que el RB9 era inalcanzable en la Fórmula Uno moderna, el Mercedes de 2014 es una máquina de ganar casi perfecta.
Pretender dividir en fases una etapa de dominio incesante se antoja imposible. Solo dos puntualizaciones hechas con rotulador violeta arruinan el plata mate impoluto. Daniel Ricciardo recuperó en Montreal y Budapest las sensaciones de Red Bull y, aprovechando inconvenientes mecánicos de Mercedes y locuras meteoreológicas, condujo al toro rojo hasta la victoria. El vaquero australiano dejó en segundo plano en el rodeo a Sebastian Vettel, antaño tetracampeón del mundo indiscutible.Temporada irregular la del alemán, que cuenta con una bestia notoriamente inferior al caballo ganador por primera vez en cinco años.
Solo Alonso destaca en medio de la enésima desilusión de Ferrari
En otro mundo está Ferrari, pero no de forma positiva. Juntar dos campeones del mundo no asegura victorias, más aún cuando solo destaca el de siempre. Con estadísticas en mano, y sin Fernando Alonso en el equipo, la escudería italiana estaría por detrás de Force India y McLaren. El asturiano, empeñado en reverdecer los laureles de Il Cavallino, acabó siempre por delante de Kimi Räikkönen en carrera. Y no solo eso, sino que completó los once grandes premios disputados hasta ahora y sumó un total de 115 unidades, solo 16 menos que Ricciardo y más del cuádruple que el finlandés. Un botín excesivo e inesperado a tenor del pobre rendimiento del F14-T, un bólido que hipotecó promesas y ahora goza de mayores cifras en el debe que en el haber.
A caballo entre el segundo y tercer plano se ubica la mítica escudería Williams. Destellos y apagones. A veces transmite la sensación de volver por sus fueros históricos y plantar cara a las flechas plateadas; otras, por el contrario, lucha a un nivel similar e incluso inferior al de Ferrari. La inestabilidad en los primeros resultados la apearon a la cuarta plaza en el Campeonato de Constructores, pero una mejora en el rendimiento del monoplaza en carrera y de Felipe Massa, unido a la revelación de Valtteri Bottas al volante, pueden dar las alas necesarias al equipo de Frank Williams en la disputa con la Scuderia y Red Bull.
Bottas y Ricciardo han sido hasta el momento las grandes revelaciones de la temporada
Por detrás, la desilusión y la estabilidad se también visten motor Mercedes. McLaren prometía mucho en enero. Demasiado. Visitantes acérrimos de las posiciones de cabeza en Jerez y Baréin, Jenson Button y Kevin Magnussen dijeron 'presente' en Melbourne en el mes de marzo, pero las manos en alto fueron bajándose progresivamente hasta difuminarse y camuflarse con el resto de la clase. La escudería británica parece más pendiente de su acuerdo con Honda para 2015 y las desavenencias entre Button y la cúpula del equipo que de la propia temporada actual. Todo lo contrario que Force India. A diferencia de McLaren, la escudería de Vijay Mallya mantiene gráficamente el promedio de 9 puntos por gran premio. No obstante, la consistencia de Nico Hülkenberg se contrapone a los destellos puntuales de un Sergio Pérez que, si bien logró el podio en Baréin, suele ver la bandera a cuadros -cuando lo hace- en las últimas posiciones de los puntos.
La mitad baja de la clasificación se anima con la buena labor general de Jean-Éric Vergne y el debutante Daniil Kvyat en Toro Rosso, así como la irrupción de Jules Bianchi, que logró dos puntos para Marussia en el Gran Premio de Mónaco. Las malas sensaciones de Lotus en enero se confirmaron en las primeras once citas, logrando puntuar solamente en las carreras de Barcelona y Montecarlo y con el humo, las salidas de pista, los accidentes y las grúas como parafernalia acompañante de Pastor Maldonado y Romain Grosjean.
Papel destacado de Toro Rosso y Marussia en la primera mitad del año
La revolución en la Fórmula Uno ha arrojado un sustantivo propio dificil de apear de la posición vencedora. Mercedes está en la casa y las posibilidades de que abandone el recinto en pleno verano son mínimas. Ni recurriendo a la prohibición del FRIC, ni aunque se llame al cobrador del frac. El resto de inquilinos debe preocuparse, en primer lugar, de llegar de una pieza a la vivienda. La emoción está detrás, en la lucha contrarreloj por llegar a la puerta que da acceso al podio y disputas menores en mitad de la tabla. Bonitas, sí, pero con un sabor diferente. El plato para paladares finos está en la mesa del salón, justo delante de Rosberg y Hamilton, pero solo alcanza para saciar la barriga de un comensal. Ferran Adriá se ha estirado poco esta vez.