Tras el infortunado paso del piloto español de Fórmula 1 Fernando Alonso por la escudería McLaren en la temporada 2007, y su desastroso regreso al equipo Renault en el que no pudo lograr nada significativo con un coche muy poco competitivo en los años 2008 y 2009, en la temporada 2010 ya con su Ferrari F10, las previsiones eran muy optimistas, tras un inicio fulgurante con Ferrari, logrando su primera victoria en su primera carrera con la escudería italiana. Y lo fueron tanto que a pesar de tener que luchar durante la temporada codo con codo con la superioridad de los Red Bull, y tener que soportar una serie de penalizaciones rigurosas que le perjudicaron en los GP's de Europa e Inglaterra, consiguió llegar con cinco victorias en su haber a la última carrera -GP de Abu Dabi-, liderando el Mundial con 8 puntos de ventaja sobre Mark Webber (Red Bull Racing), 15 sobre Sebastian Vettel (Red Bull Racing) y 24 sobre Lewis Hamilton (McLaren). Finalmente, en una de las temporadas más apasionantes que se recuerdan -nunca antes en la historia cuatro pilotos habían llegado a la última carrera con opciones de ganar el Campeonato Mundial de Pilotos-, Fernando Alonso por segunda vez perdió un mundial en la última carrera, teniéndose que conformar con el subcampeonato y quedándose con la miel en los labios. Esta vez fue por 4 puntos, y a causa de una infortunada salida del Safety Car que sumada a una estrategia errónea del equipo para defenderse del piloto Mark Webber, dejó en bandeja el título al alemán Sebástian Vettel. El “nano” salió tras la primera parada en boxes delante de Webber, pero detrás de Vettel y también del ruso Vitaly Petrov (Renault) al que no pudo adelantar porque su Ferrari tenía una configuración defensiva. Alonso fue taponado por el Renault -curiosamente la marca que tanto le había dado se lo quitaba en aquel momento- el resto del Gran Premio y quedó séptimo, mientras Vettel fue primero y se proclamó campeón del Mundo por primera vez, una trama que sonaba de alguna película anterior (tres años atrás) en la que un pitolo (Kimi Räikkonen) fue campeón no siendo el favorito.
Un año después en 2011, el piloto asturiano afrontaba su segunda temporada con Il Cavallino Rampante, y el objetivo seguía siendo el mismo que hacía cinco años: ser campeón del Mundo, pero el agridulce sabor de la campaña anterior se convirtió en un amargor insoportable en esa nuevo mundial, porque el Ferrari apenas pudo optar a la victoria, y menos a la lucha por el título de pilotos, quedando cuarto en la clasificación final a años luz del ganador -153 puntos- que fue él por entonces ya bicampeón S. Vettel. En 2011 la distancia y la superioridad de sus rivales fue demasiado grande, y a pesar de los esfuerzos de Alonso para disfrazar el poco rendimiento de Ferrari, nada pudo hacer contra el superlativo Red Bull diseñado por Adrian Newey -ingeniero técnico-, y en menor medida con los McLaren, ganando tan sólo una carrera.
Tras el monopolio de Vettel el año anterior, la temporada 2012 comenzó de manera sorprendente, ya que, hubo siete ganadores diferentes en las siete primeras carreras. Alonso se encontró con un Vettel con un Red Bull irreconocible que no era capaz de luchar por las primeras posiciones, y esto lo aprovechó Fernando carrera a carrera, consiguiendo liderar la clasificación general gran parte de la temporada, gracias a su enorme regularidad y competividad. Esta vez si, y más que ningún otro año parecía imposible que se le pudiera escapar el mundial que tanto se le había resistido, disponía de una amplia ventaja de puntos -incluso dos carreras de ventaja- sobre sus perseguidores y estaba cuajando con diferencia la mejor temporada de su carrera, sin errores. Y incluso la fortuna esta vez parecía estar de su lado como se vió en el GP de Europa celebrado en el circuito urbano de Valencia dónde se alzó con la victoria en parte por la ruptura de los motores de Sebastian Vettel, Romain Grosjean y Lewis Hamilton cuando lideraban la prueba por delante de él. Una suerte que carreras después le abandonó con dos infortunados accidentes que sufrió sin tener culpa alguna: el primero succedió en la primera curva del GP de Bélgica cuando fue atropellado literalmente en una carambola extraña por los autos de Romain Grosjean (Lotus-Renault) y Lewis Hamilton (McLaren) quedándo su monoplaza destrozado; y el segundo ocurrió carreras después en el GP de Japón cuando Kimi Räikkonen (Lotus-Renault) le pinchó con su alerón delantero una rueda también en el primer giro, y le provocó un nuevo abandono quedando su casillero a zero por segunda vez. En apenas dos Grandes Premios, Vettel -segundo clasificado- que hasta entonces estaba teniendo actuaciones discutibles consiguió un buen número de puntos, y el "fantasma" de 2008 y 2010 comenzó a aparecérsele de nuevo a Alonso.
Pero aun así...¿Quién iba a pensar que el alemán le recuperaría el terrerno perdido? Pocos, pero así fue y en el último tramo de la temporada Adrian Newey supo dar con la tecla e hizo volver a la escudería austríaca a lo más alto de la parrilla. Vettel que con un coche superior al resto si que consiguió mostrar su potencial, comenzó a remontar poco a poco, siendo una vez más el GP de Brasil testigo de la batalla final por el Campeonato del Mundo de F1. El asturiano que tras un inexplicable declive de su F2012 en las ultimas cinco carreras que le imposibilitó luchar por sumar alguna victoria más, llegó a 13 puntos de Vettel, y con pocas esperanzas a Interlagos, dado que en la carrera anterior había quedado a más de 40 segundos de su R28. Pero esa poca fe se tradujo rápidamente a milagro, cuando Vettel fue arrollado en una de las primeras curvas por el sobrino de Ayrton Senna, Bruno. Fue tal el golpe que era inevitable pensar que el alemán pudiera continuar la carrera, pero nada más lejos de la realidad con el "indestructible" Red Bull pudo continuar, y Alonso no consiguió arrebatarle el Mundial por 3 puntos a pesar de acabar en segundo lugar en la carrera. De nuevo Alonso, fue campéon durante unas vueltas como en 2007 y 2010, pero finalmente vió como se quedaba con el título más cruel del deporte: el de subcampeón. Pero el Mundial no lo perdió en Brasil, sinó en los fatídicos accidentes que sufrió a mitad de temporada que le arruinaron una de las campañas más brillantes y perfectas que se recuerdan a un piloto de F1.
En estos ultimos dos años, 2013 y el actual, Alonso ha estado divagando por los circuitos con su Ferrari que cada vez va a menos. La temporada pasada, y a pesar de clasificar casi siempre quinto, logró subir 9 veces a uno de los tres cajones del podium, siendo dos de éstas victorias, y acabó una vez más subcampeón del mundo por detrás de Vettel, pero esta vez y como en 2011 a una distancia abismal de él: 155 puntos o lo que es lo mismo a más de siete carreras. Una barbaridad. Peor áun esta siendo este año 2014, ya que, la sequía de resultados esta siendo mayor, y todo y que el cambio del reglamento técnico -motores turbo y nuevo sistema KERS- y deportivo -y el fichaje del campeón del mundo Kimi Räikkonen que debía suponer una buena inyección de moral al equipo-, hacia pensar que al fin lograrían un coche top, uno a la altura de un piloto como Fernando. Pero la dura realidad es que con el F-14-T el español en diez carreras tan sólo ha sido capaz de acabar dos veces entre los tres primeros, y gracias en parte a su magistral talento. Aún restan ocho carreras, pero la gran diferencia en prestaciones respecto los Mercedes de Nico Rosberg -primero en el mundial con 87 puntos de ventaja sobre Alonso- y Lewis Hamilton -segundo con 76 ptos más- hacen casi imposible pensar que pueda recortar desde la cuarta posición de la clasificación de pilotos semejante distancia, y mas siendo prácticamente el quinto equipo de la parrilla. Por lo que de momento en este 2014 el asturiano tiene el peor coche de las últimas 5-6 temporadas con diferencia, un coche que le falta potencia -¿quien lo iba a decir? Un Ferrari sin potencia- y que está a años luz de aquel que hacia campeón a Michael Shumache “sin despeinarse” una y otra vez a principios de siglo.
[Ferrari Formula One driver Fernando Alonso of Spain celebrates holding his national flag after winning the Spanish F1 Grand Prix at the Circuit de Catalunya in Montmelo, near Barcelona]
Analizada su trayectoria hasta la fecha de hoy, y si miramos sus estadísticas como piloto de F1 (32 victorias, 22 pole position y 97 podios) parece increíble que Fernando Alonso, un piloto experimentado que ha formado parte de las mejores escuderías históricamente de este "circo", y cuyos puntos fuertes son la regularidad y su capacidad de conseguir sacar un rendimiento mucho mayor a su monoplaza que el que le proporciona su equipo, no tenga aún en su haber un tercer campeonato. Muchas han sido las desdichas y malas decisiones que le han llevado a la no consecución de su tercera corona, de echo la sensación es que Fernando Alonso ha estado casi siempre en el sitio equivocado en el momento equivocado, y difícilmente a sus 33 años de edad conseguirá otro -en ciertos Grandes Premios no se le ve tan rápido como años atrás aunque la "magia" aún no la ha perdido como se pudo ver en el pasado GP de Alemania- y más si contínua en Ferrari cuyo fichaje está comenzando a ser un fracaso. Demasiado injusto ha sido este deporte del motor con él y demasiado tiempo ha pasado y desperdiciado, pero él sin embargo, luchador nato donde los haya, y tal como ha revelado no hace muchos meses en una entrevista a la CNN <>. Veremos pues en los próximos años -pocos ya- lo que le deparará el futuro a uno de los mejores pilotos de F1 y a el mejor, almenos de este país.
Daniel Gómez Bellido