Hace frío, y ya está. La sensación que se siente al ver sentado en una sala de prensa al piloto finlandés te hace sentirte en el punto más gélido de su Finlandia natal. Sin embargo todo tiene algo que ver, esa sensación invernal también la siente él, o al menos sentía, cada vez que se sentaba en una bala plateada que juraba ser imparable en cada trazado de la Fórmula 1.

Este escolar criado en el sur de Finlandia tuvo un buen profesor en el que fijarse. Tras dos años viviendo las penurias de un equipo de clase media-baja como lo eran aquellos Lotus-Ford de la época, Mika diría sí a iniciar su carrera en la escudería que contaba en sus filas con el hombre por el que más llorará este deporte jamás, Ayrton Senna. En esa temporada el histórico piloto norteamericano Michael Andretti era el que frecuentaba la plaza de piloto oficial junto con el brasileño, dejando así a Häkkinen de piloto probador, a la espera de su oportunidad.

Andretti, Ron Dennis y el debut de Mika en McLaren

Sin embargo algo fallaba para Andretti. Su trayectoria en la F1 no parecía ser ni mucho menos lo que él esperaba. Abandonos, malos resultados y un único podium en 12 carreras lo decía todo. El histórico jefe de filas Ron Dennis fue acusado en aquella época por Andretti de querer boicotear la fama de los pilotos de disciplinas americanas, pero lo cierto es que los malos resultados de Michael serían tapados por un joven finlandés con una constante cara de seriedad que llegaba a rozar en algunos casos lo desagradable.

32 vueltas duró la primera aventura de Mika Häkkinen sobre su McLaren-Ford en una carrera que ganaría Michael Schumacher en Portugal, con abandono incluido de Ayrton Senna por rotura de motor. Sin embargo y pese a su error, Mika logró una muy meritoria tercera posición en la parrilla de salida, por delante de Senna, que saldría cuarto. El calendario avanzaría hasta llegar a la siguiente carrera, esta vez en Japón.

Otro tercer lugar en parrilla de salida para Mika. Esta vez por delante de él comenzaría su compañero y Alain Prost. Con Schumacher fuera de escena, Mika tuvo el honor de cruzar tercero la línea de meta, muy por delante de sus perseguidores, pero alejado de los dos guerreros del volante ya mencionados. Este sería el primero de sus más de 50 podiums en el deporte rey de las cuatro ruedas.

Volver a nacer (1995)

Sería en el circuito urbano de Australia donde el finlandés presumió de volver a la vida. Un neumático de su monoplaza explotó, provocando un accidente muy grave contra un muro. Los servicios de emergencias tuvieron que realizarle una traqueotomía para salvar la vida del finlandés en esta última cita del mundial que tan mal recuerdo dejó en la escudería de Ron Dennis y compañía.

Primera victoria (1997)

Saltamos de 1995 a 1997, dejando atrás tres temporadas en las que Mika y su equipo nunca encontrarían el perfecto equilibrio entre cambios y más cambios. Avanzaba lo que parecía, iba a ser otra temporada idéntica a las anteriores para Häkkinen cuando en la última carrera, llegó el premio que tanto esperaba. Gran premio de Europa en el que todo el mundo recordará a Michael Schumacher intentando -sin éxito- colisionar con Jacques Villeneuve. El canadiense sin embargo acabó con ligeros daños en su coche que le obligaron a frenar un poco su ritmo si quería llegar a la meta y ganar el mundial que lideraba el alemán. Entre medias se colarían dos McLaren pasando ellos a ocupar los dos primeros escalones del podium, en lo que Jacques celebraba su título desde el tercer lugar, además de saber minutos después que Michael sería sancionado con la retirada de todos sus puntos. Mika lo había conseguido, y escudado por un escocés que todos recuerdan con cariño en la F1 -David Coulthard- y que ya había ganado dos carreras en esa misma temporada.

Un año para no olvidar (1998)

Tras su primera victoria, la carrera de Mika despegaría de tal forma que conseguiría domar al F300 y a su dueño, Schumacher. Häkkinen comenzó el mundial de 1998 presentando su candidatura al título al ganar en Australia y repetir en la siguiente carrera en Brasil (sí, antes se corría al principio).

Algo había cambiado en parrilla. El McLaren era el coche más competitivo a una sola vuelta, con un Coulthard muy competitivo y Häkkinen volando sobre la pista, las flechas plateadas tapaban el ascenso que Ferrari vivía y que posteriormente los coronaría en la cima del automovilismo. Cuatro victorias, un abandono y un segundo puesto era el balance de las primeras seis carreras del año, con una muy típica rotura de la caja de cambios del McLaren, su punto débil.

En la siguiente carrera llegó el infierno de Canadá. Alex Wurz se lanzó a la aventura en la salida colisionando con Jean Alesi, provocando un accidente que dio con el coche de Wurz volcando. La carrera se tuvo que parar nada más comenzar, pero al relanzarse el McLaren de Häkkinen decidió por voluntad propia no querer correr más, y su caja de cambiós volvió a decir adiós dejando al finlandés tirado antes de dar comienzo -de nuevo- la carrera.

Apretó los puños Michael Schumacher ante la mirada de Giancarlo Fisichella y su compañero Irvine, y es que Coulthard se borró de la carrera cuando su McLaren quiso imitar al de su compañero y decidió pararse, esta vez dejando una de las clásicas barbacoas que tan poco acostumbrados estamos a ver ahora.

Con dos victorias más, un segundo y un tercer puesto damos de nuevo otro salto hasta el Gran Premio de Alemania, donde Mika tendría que batallar hasta el final con su compañero David Coulthard, que entró en meta a sólo medio segundo por detrás de Häkkinen. En uno de los trazados -quizás- más feos del calendario, un venido a menos Jacques Villeneuve y un menos competitivo Damon Hill se interpusieron entre los McLaren y Michael Schumacher, que terminó dicha carrera quinto tras una pésima clasificación en la que concluyó noveno.

Aquí llegarían las tres carreras más negras del calendario para Mika que a punto estuvieron a final de temporada de arrebatarle su título mundial. Michael ganaría con autoridad en Hungría, pese a tener la pole Häkkinen, este cometió demasiados errores en una carrera para olvidar donde su compañero nada pudo hacer por frenar a Schumacher. Mika finalmente llegó sexto y logró un punto. En Bélgica sin embargo, se vivió uno de los momentos que todo aficionado de la Fórmula 1 recordará.

Una de las salidas más caóticas de la historia que daría al traste con la carrera de Mika Häkkinen en la primera vuelta. Sin embargo la carrera aun no había dictaminado sentencia favorable a Schumacher. Al intentar doblar a David Coulthard, Schumacher colisionó con él afectando así a su monoplaza, viéndose forzado a abandonar. Al terminar la carrera Schumacher fue a buscar al escocés, y pese a que en la siguiente carrera surgió entre ambos la paz, se vivieron momentos de mucha tensión en el pit-lane. En esta carrera por cierto, tendría lugar la última victoria de Damon Hill -y la primera del equipo Jordan-.

Posteriormente en Monza, el templo de la velocidad, Schumacher impuso de nuevo su ritmo imparable, obteniendo una ventaja de más de cincuenta segundos respecto a Mika, que terminó en cuarto lugar la carrera. En ese momento el alemán parecía ya el favorito para ganar el mundial, y es que pese al fallo garrafal que cometió en SPA, parecía más fuerte que un Mika al que la presión parecía, le estaba pudiendo.

Sin embargo la frialdad que caracteriza a todo piloto finlandés hizo su gran aparición en las dos últimas carreras. El ya muy olvidado Gran Premio de Luxemburgo dejó para el recuerdo de los aficionados el momento de la -casi- sentencia del campeonato. Una estrategia ganadora de McLaren que impulsaría a su piloto estrella a la victoria tras partir tercero, dos puestos más atrás que Michael Schumacher que no pudo frenar a la flecha plateada, pese a que en los instantes finales de carrera apretó y apretó hasta finalizar a tres segundos del McLaren. Ambos se dejarían la lucha para Suzuka.

En Japón la guerra estaba servida. Schumacher se alzó con la pole demostrando así que sus manos eran capaces de hacer la mejor vuelta sin tener el coche más veloz, muy pegado a él, en el segundo lugar, saldría el lider del mundial, Mika.

Pese a tener la pole, instantes antes de relanzarse la carrera, el coche de Michael quedó adelantado en la línea de salida, viéndose forzado a salir último desde boxes, dejando a Mika via libre para ganar. Sin embargo el espíruto batallador del alemán quería decir algo más. Michael acababa de parar y empezaba a recortar en torno a segundo y medio por vuelta a Häkkinen. Sin embargo el destino no quiso ayudar al piloto alemán que contaba con Irvine como fiel escudero cubriendo sus intereses. Su neumático trasero derecho diría adiós reventando en plena recta, dejándole tirado a su suerte en una curva en la que diría adiós al mundial con cara de pocos amigos. Es ahí cuando comenzó el elegante paseo hasta la meta de Mika Häkkinen, que coronó a su McLaren como el ganador de la competición.

Un mundial con poca historia (1999)

Campana y se acabó. Tras salvar su vida milagrosamente en 1995, Mika Häkkinen estampó su firma en el muro de los campeones, y no sería la primera vez. En 1999 Mika volvería a lograr convertir su hazaña, si bien es cierto, Michael Schumacher padeció una grave lesión en plena temporada que le obligó a no participar, dejando a su compañero Irvine en la lucha contra Mika, que cerca estuvo de poder ganar, llegando a la última cita del mundial como líder.

Un mundial -1999- que pocos aficionados a este deporte quieren recordar por su falta de glamour y de nombres. Sin embargo, sirvió al finlandés para tener los mismos títulos que a tienen pilotos como Fernando Alonso, en apariencia, mucho más mencionado que un Häkkinen que ya parece estar en el olvido de los aficionados.

Relevo y retirada (2000-2001)

En el año 2000 Michael Schumacher sacaría a relucir su magia para aniquilar a todo aquel rival que ante él se mostrase. Si a eso se le suma el bajón de rendimiento que McLaren mostró y que la ambición de Mika parecía extinguirse, se tuvo como resultado el título del alemán con Ferrari, arrasando en las últimas carreras del mundial donde no encontró rival alguno en pista.

Dos serían las victorias que cosecharía Häkkinen en su último año en los mundiales. A sabiendas de que su tiempo en la Fórmula 1 llega a su fin, el finlandés se despidió con un Gran Premio de Indianápolis espectacular y dejando en su asiento al perfecto relevo para él, el también finlandés Kimi Räikkönen. Con esto Mika se despedía de manera definitiva de la categoría que lo vio crecer y coronarse como una de las leyendas del deporte rey de su país, el automovilismo.