"El poder de los sueños". Con el nuevo comienzo de la temporada presente, McLaren se reencontraba con la historia, con una perspectiva remota colmada de laureles. Desde Woking, la imaginación se proyectaba en repetir los éxitos que le brindase, años atrás, su alianza con el gigante asiático japonés, mano a mano con su propulsora Honda. Y con ello, la visión orientada a un éxito a largo plazo fraguaba los primeros pasos de un proyecto naciente.

Todo ello se iniciaba durante las semanas previas al comienzo del campeonato, de la mano de una profunda remodelación interna en McLaren-Honda. Cuando los ojos rasgados del país del sol naciente desembarcaban en Inglaterra, con Yasuhisa Arai a la cabeza, para McLaren se iniciaba un nuevo ciclo. Una nueva etapa tan esperada tras un curso 2014 aparcados en la estación del olvido. Aquello solo era por aquel entonces el preámbulo de su nueva historia, el prefacio de sus páginas en blanco.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

Para los de Woking, la situación había cambiado de un vuelco. La colosal diáspora de ingenieros, miembros y dirigentes de la fábrica daban el paso hacia esta 'nueva era', comandada por el capo Ron Dennis y con Peter Prodromou en el departamento de aerodinámica. Este era, hasta la fecha, su primer gran fichaje. En la pista, Fernando Alonso y Jenson Button, la pareja más experimentada de la actual parrilla, aguardaba los frutos de su nuevo matrimonio con la factoría de los sueños.

Sin embargo, el nuevo comienzo no era del todo como esperaban sus aficionados. Sí en pequeñas dosis en el seno de McLaren-Honda, cuya principal virtud se ha definido, con el paso de las semanas, en la paciencia. Con el nuevo inicio de curso los acontecimientos tomarían un rumbo diamentralmente opuesto a lo que habían concebido. La primera desilusión llegaba apenas de iniciarse la temporada. Las pruebas de Jerez contaban un primer capítulo poco fructífero bajo el amparo de Woking y Sakura.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

McLaren-Honda decepciona con su primer examen en Jerez

La nueva temporada de Fórmula 1 abrió sus puertas en el circuito gaditano de Jerez de la Frontera, donde McLaren, podríamos decir, no llevó a efectos el mejor arranque posible. Pocas vueltas, sensaciones mínimas y eso sí, mucha incertidumbre. Tras cuatro días de rodaje en los primeros test de pretemporada, McLaren-Honda solo llegaba a completar 79 giros, 38 por parte del español Fernanndo Alonso, y los 41 restantes, de las manos del inglés Button.

En tanto que los de Woking lidiaban consigo mismos y con los problemas de un coche poco efectivo, Mercedes completaba una distancia símil a ocho grandes premios. Las comparaciones son odiosas, y más aún en la balanza con el genio de la estrella, pero un McLaren que sobrevivía de 'tropezones' y ensayos, a las primeras de cambio, no daba buenas sensaciones con visos a un futuro próximo. Eso era más que evidente.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

El principal problema que había tenido la escuadra de Woking en sus primeros pasos de esta su nueva era junto a Honda eran los de, precisamente, adaptarse los unos a los otros. Los equipos que no fabrican sus propias unidades de potencia tienen por norma establecer una relación simbiótica con sus motoristas, que no dejan de ser agentes externos a su fábrica. Y por mucho que la relación sea buena, Honda crea sus motores en Japón y McLaren sus chasis en Gran Bretaña. El ensamblaje de ambas partes, la fusión de ambas filosofías y culturas, requiere su tiempo y en el caso de McLaren y Honda estaba llevando más del esperado.

Ya desde entonces, todo apuntaba a lo propio, al tiempo que los concienzudos motoristas del gigante asiático se centraban en ajustar cada detalle, y comprobar una y mil veces cada punto. Y es por ello que la cuestión cultural comenzó siendo, pese a su cercanía, toda una barrera, para que luego el monoplaza nacido de su fusión arrancara, saliera a pista, diera varios acelerones a un motor desentrenado, ronco y prácticamente al ralentí, y luego se apagara en el garaje. Comprobaban los datos, y esperaban que cuadrasen. Y si las dificultades se lo permitían, daban un par de vueltas de instalación para volver a testear los datos. Todo de acuerdo a la filosofía nipona.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

Con los pocos datos recabados por la escudería, todo llamaba a la esperanza; poco más cabía esperar, después de que McLaren-Honda anunciara que aún estaban lejos de rodar a su máximo nivel. Fugas y roturas de la bomba de combustible del motor Honda acompañaron también a una difícil tanda de cuatro días de preparación para McLaren, que pocas conclusiones sacaba del circuito gaditano. Con la vista puesta en Montmeló, los ingleses esperaban dar un salto, siendo al mismo tiempo, el equipo del que se esperaba una evolución más significativa.

Montmeló confirma las debilidades de la nueva fusión

Ocho días de trabajo en Barcelona quedaron eclipsados en McLaren-Honda por su fragilidad a la hora de mantener el coche en pista, y, sobre todo, por el accidente de Fernando Alonso, que ocurría en el día cuarto de la primera tanda preparatoria. En primer lugar, y trascurridos tres días sobre el viejo Montmeló, McLaren-Honda siguió evidenciando sus dificultades, encadenando prácticamente tantos problemas como vueltas. Los problemas se repitieron constantemente en el seno de la escudería británico-japonesa, que cerraría una primera tanda de cuatro días mediocre y, en lo que respecta a su posterior, más de lo mismo, con McLaren dando la nota negativa.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

Antes de esta segunda ronda de entrenos en Barcelona, el accidente de Fernando Alonso había puesto en vilo a la parrilla y los aficionados, sobre todo después de su traslado al centro hospitalario de Cataluña, donde se le realizaron los escáneres y pruebas correspondientes, y con los que se confirmaba la 'buena nueva' acerca del buen estado de salud del español, que había sido tratado por motivos de precaución.

Desde su ingreso, su participación en los test había acabado, como también lo hizo en la primera cita del nuevo campeonato, en Australia, donde Kevin Magnussen le sustituiría, al tiempo que el bicampeón se recuperaba de sus leves lesiones y se calmaba en correspondencia la oleada de incertidumbre que rodeó al impacto del asturiano.

Los problemas con la fiabilidad destrozaron los planes de McLaren en los cuatro días posteriores al accidente. Sobre los asfaltos, McLaren-Honda continuó ofreciendo una imagen poco lúcida, con escasas oportunidades para combinar tandas largas y cortas, y con la participación muy limitada cuando la siguiente prueba en Australia ya se jugaba a 'fuego real', con puntos en juego y a la espera de ofrecer algo más.

No obstante, todo hacía esperar que exprimir los efectos del propulsor diseñado por Honda costaría su tiempo. Y la previsión, por entonces, auguraba nimios resultados a la luz del campeonato, al menos hasta la gira europea. Previamente, en muy pocos días la nueva temporada abría su telón en Melbourne.

Los problemas insisten en Australia

Cuando McLaren-Honda hacía las maletas rumbo a Australia, y por extensión, con la vista puesta en la gira asiática, una pequeña dosis de esperanza y otro tanto de incertidumbre henchían los corazones de los miembros y fans del gigante anglojaponés. Poco a poco, esas virtudes, y más con el desenlace de un Gran Premio al que McLaren-Honda llegó sin su 'buque insignia' y, con ello y más con lo visto en pretemporada, sin visos de hacer algo fuera de lo común, se fueron transformando en decepción.

Máxime con el paso del calendario, con el que ha sobrevenido una nostalgia profunda de otra alianza entre Woking y Sakura. En Australia, este nuevo concordato británico y nipón no dio los resultados que se esperaban y se habían infundido, como en el resto de toda la mitad del presente campeonato. Y al fin de esta primera carrera, la sensación fue de una McLaren-Honda que a corto plazo se había aliado con otro valor distinto. No era la esperanza, que sin embargo aún hoy prevalece, sino el sufrimiento de un equipo con visos lejanos de ganador y que, de momento, se encontraba a la talla de un GP2.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

Nos ceñimos a los acontecimientos. Pongámonos en situación. Melbourne, Albert Park, 15 de marzo de 2015. McLaren-Honda había cerrado el sábado previo una clasificación que ya adelantaba un desenlace tan gris como tangible. La victoria -esa gran promesa-, una quimera, y un terreno vedado para Mercedes por segundo año consecutivo. De cara a los puntos, misma situación. Mejor no pensar en ellos.

Por primera vez en la historia, los de Woking finalizaron una parrilla de salida por mal rendimiento. Solo hubo un resultado peor dentro de la escudería y para eso es necesario que remotarse al Gran Premio de Mónaco del año 1983, cuando John Watson y Niki Lauda ni siquiera calificaron. Jenson Button y Kevin Magnussen iniciaban la temporada a la zaga de todos sus rivales, y en la estadística, a más de cuatro segundos de la estrella de Mercedes. Todo ello a falta de la comparecencia de un equipo Manor que, visto lo visto, sería el único al que el MP4-30 podría, de momento, plantar cara desde la última fila.

Durante la carrera, las dificultades del bólido de McLaren se perpetraban todavía más. Poco duraba el periplo del danés Magnussen a bordo del monoplaza, y en la vuelta de formación su máquina le dejaba tirado, para que minutos después los ingleses pelearan con un solo hombre en la batalla.

A la conclusión de la prueba, el undécimo puesto del piloto británico Jenson Button le privaba de los puntos, pero aún persistía la sensación de que había mucho por mejorar. "Un buen punto de partida", decía el inglés, que veía o quería ver el vaso medio lleno al fin de esta primera toma de contacto, contando además con que McLaren-Honda apenas rodó en pretemporada. Y es que tampoco olvidaban que Fernando Alonso regresaba, con la emoción que ello promete, ya con la vista puesta en Malasia.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

El reencuentro de Alonso no cambia el guion

Tras un patético arranque de competición, quince días y un pequeño salto por el calendario hasta Sepang guardaban a los de Woking un pequeño 'empujón' de cara a la pelea con alguno de los que podríamos llamar sus rivales. Nada que no fuese inalcanzable, al fin y al cabo, pues en la cuenta figuraron idénticos resultados al fin de la carrera celebrada el 29 de marzo del año presente.

Quince días eran suficientes para que McLaren y en esencia su propulsor, Honda, diesen un salto cualitativo que les acercase, a pequeños rasgos, a los equipos colocados en la zona baja de la clasificación. Nada más lejos. El golpe de efecto logrado desde Sakura, con el que los ingleses recuperaban cerca de dos segundos a la parrilla, se quedaba en nada a la conclusión de la cita malaya. Al menos, era un escalón más de una larga trayectoria. Pasito a pasito.

Un paso adelante en cuanto a rendimiento y velocidad en carrera, pero al mismo tiempo, otro atrás en cuanto a fiabilidad. Llegaba Sepang con el debut y reencuentro del asturiano Fernando Alonso con los asfaltos, pero si bien es cierto, a ambos pilotos de McLaren-Honda se les brindó una escasa dosis de disfrute. Por igual en el sector aficionado. Poco más de veinte vueltas tardaba en abandonar el bicampeón, mientras el inglés contestaba rodando cerca de cuarenta.

Un desfile hacia el garaje que, poco a poco, se iría haciendo protocolario en el seno de la escudería de Woking. Aún así, McLaren seguía creciendo potencialmente en el área de rendimiento. Primer escalón de una larga escalera. Aunque también, un paso en falso cuando te abandona la fiabilidad. Así fue y siguió siendo para una McLaren-Honda, cuya evolución se seguiría viendo castigada por este obstáculo. Nada sirve si las huellas que plasmas en la arena las arrastra la marea. Para China, la ilusión permanecía intacta. Al menos sí en McLaren-Honda.

Los dos McLaren-Honda pasan la prueba en Shangái

La tercera prueba de la cita mundial llegaba ya con el mes de abril y con el traslado del Gran Circo hasta Shangái, donde McLaren-Honda comenzaba a encontrarse consigo misma, y con los primeros resultados de provecho de la nueva alianza Woking-Sakura.

Sin puntos aún que llevar al casillero, pero con ambos pilotos viendo la meta y la bandera a cuadros sobre sus cabezas, la conclusión para McLaren era, al menos, de alegría, si bien hasta cierto punto comedida. Al fin y al cabo, era la primera vez que los ingleses lograban lo propio en el vigente campeonato, finalizando en duodécima plaza a los comandos de Fernando Alonso, y dos posiciones atrás, con el coche del británico Jenson Button.

Eran los primeros visos de mejoría, de progreso en el seno del equipo comandado por Ron Dennis, y en la técnica, por Eric Boullier. No obstante, todavía se encontraban muy lejos de la cabeza. Y aunque tuvieron la oportunidad de luchar contra un rezagado Pastor Maldonado, y adelantarle a su manera, hasta que el venezolano acabó en la grava, volvieron a toparse de golpe y porrazo contra la realidad.

Räikkonen era el encargado de ponerles en el sitio. "Quitadme a ese McLaren del camino", decía por radio el finés mientras maniobraba por doblar al bólido de Fernando Alonso. "Tampoco tengo un ritmo tan lento", se defendía el español. Al final, la mejor conclusión para McLaren-Honda llegaba con el paso por meta de sus dos coches, por vez primera en la presente competición. Días allá se esperaban frutos más dulces de cara a Baréin.

La noche de Baréin desluce a McLaren-Honda

Al cabo de siete días más allá en el calendario, McLaren-Honda se topaba con el oscuro velo de la noche de Shakir. Y en McLaren, otra vez luces y sombras. Con mejoras sucesivas, los ingleses comenzaban a desatar pequeños detalles de su potencial, que no obstante, y a todos los efectos, solo se dejaron ver en el monoplaza del '14'.

Fernando Alonso era el encargado de llevar a McLaren a la puerta de los puntos, a poco más de tres segundos de un Felipe Massa que, al volante de un bólido muy superior como Williams, se hacía con el último punto del reparto del domingo. Cara opuesta de la moneda para Jenson Button, que fue privado de tomar la salida y disputar la prueba a causa de los problemas sufridos y que le persiguieron durante todo un fin de semana aciago.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

El undécimo puesto, precedido de una decimocuarta plaza en clasificación, que cosechaban las manos de Fernando Alonso, se quedaban incompletos a la luz de los progresos prometidos por McLaren y Honda. Otra vez la sombra de la fiabilidad hacía acto de presencia en Woking y Sakura, y después de cuatro grandes premios a las espaldas del campeonato, McLaren no perdía el miedo del inicio y la sensación se identificaba con el comienzo de Australia: "Aún queda mucho camino por recorrer", defendían.

Aún así, los progresos seguían siendo patentes, permitiéndose pelear con su único hombre incluso contra Felipe Nasr -y también en el duelo con Kimi Räikkonen en el que Alonso se desdoblaba del finés y en el que de paso se desquitaba de su anterior liza-, pero con el objetivo puesto ya en el Gran Premio de España, y la vista atrás en el triste como gris rescoldo de una gira asiática con cero resultados plasmados en la clasificatoria.

McLaren se reitera en España; Alonso no termina

En España se abre el telón de la ronda europea. Montmeló y la quinta prueba del campeonato abrieron una nueva etapa en la que el equipo McLaren, una vez más, volvió a salir escaldado. Desde Woking prometían una profunda remodelación, un paquete de evoluciones que hiciera progresar de verdad a sus coches en la clasificación. Nada más lejos de la fachada. Chapa y pintura. De un McLaren negro grafito que, a todas luces, solo sirvió para distanciarse, incluso en el armazón, un poco más de Mercedes, en otra galaxia del Mundial.

Los ingleses siguieron su camino perdido en un nuevo domingo. El tan ansiado paso adelante que McLaren-Honda prometía a partir España se saldó con un decimosexto puesto de Jenson Button, que cruzó la línea de meta solo por delante de los Manor. Poca planta de nuevo la presentada por McLaren, que solo finalizó con un monoplaza.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

Por parte de Fernando Alonso, su desenlace volvió a desembocar en el garaje. Los conductos de refrigeración de sus frenos se obstruyeron y a partir de ahí, el desfile vino de nuevo rodado. Se antojaba no obstante muy difícil puntuar en un nuevo ridículo anglonipón. Otro desastre. Mónaco les aguardaba entonces con la viva esperanza de que aún "lo mejor estaba por llegar".

Montecarlo, el primer triunfo de la nueva alianza

La magia de Montecarlo cambió la imagen. La curva de crecimiento trazada por McLaren-Honda se hizo de nuevo presente, como siempre a pequeños rasgos, en la cita celebrada a mediados del mes de mayo en Mónaco. El aliado con la fortuna fue Jenson Button, que lograba los primeros cuatro puntos de la escudería inglesa mientras Fernando Alonso se veía obligado a echar el pie a tierra antes de tiempo. La fiabilidad seguía siendo esquiva con los de Woking, que finalizaban con un solo piloto, pero también con sus primeros puntos en el bolsillo.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

Cara y cruz de la moneda en una gran cita donde McLaren, de manera más que sorprendente, demostró sus primeros visos de regularidad, al fin en un complicado inicio de campeonato y tras un gran premio que, a todos los efectos, destapaba más virtudes que defectos del McLaren.

Por fin los hasta ahora desapercibidos McLaren-Honda se dejaban caer por la zona de puntos, y no había mejor escenario para hacerlo que Mónaco. A la conclusión, la imagen era sin embargo similar a la de semanas anteriores. Sonrisa contenida de McLaren y en esta ocasión, esbozada por un Button que regalaba sus primeros puntos a la segunda alianza Woking-Sakura. Para Alonso se contaba otra historia. Otro guion. Aquella historia de final contado. El coche aparcado y el piloto a pie, cuando apenas él había rodado el giro 43.

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Retroceso anglonipón en Montreal

Y a la siguiente, nuevo paso atrás. Regresión. McLaren-Honda volvió a su ser natural en Canadá, retomando sus fueros y tocando fondo. Justo antes de desembarcar en Montreal, desde las factorías de Woking prometían más madera, destinada a reforzar el potencial del motor asiático, y en todos los sentidos, su fiabilidad.

Todo lo contrario. Nuevo fin de semana aciago para los ingleses, y el desenlace, conocido de sobra. Los dos coches abandonaban, por motivos de fiabilidad -aquello que, recuerden, intentaban prevenir en las semanas previas al gran premio- y en McLaren comenzaban a aparecer los primeros signos de frustración, al tiempo que sus premisas y objetivos no se hacían patentes a la hora de las carreras y, mucho menos, a los ojos de una afición cada vez menos esperanzada.

Siete grandes premios habían hecho de intermediarios entre la pretemporada y el desastre en el Gilles Villeneuve, y McLaren-Honda seguía confirmando que su situación respecto de Australia seguía siendo idéntica. Sin avances significativos más allá de los cuatro puntos conseguidos en Montecarlo, los anglojaponeses permanecían luchando contra la fiabilidad. Y al mismo tiempo, los líderes, y de forma más preocupante, la parrilla media, ya los descontaban de la batalla.

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McLaren-Honda toca fondo en Spielberg

No podía ser de otra manera. A la cita posterior, crónica idéntica, cabeza baja, cara de circunstancias y sin expectativas de mejoría a corto plazo. El retrato de McLaren en Spielberg fue el de una historia empezada por el final. Tras un fin de semana muy arduo para los comandados por Ron Denis, al día de la verdad, las dos últimas plazas de la parrilla de salida eran de su pertenencia, sanciones aparte.

Con la seguridad de saber que la lucha con la zona media era ya muy complicada, McLaren y en especial su pareja, Honda, llegaban a terreno austriaco con la finalidad de testar las mejoras y los patentes arreglos y transformaciones sufridos por el MP4-30 de Alonso.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

Tampoco hubo ocasión para lo propio. Apenas dos giros después de apagar el semáforo, el bicampeón asturiano se encontraba contra la barrera y sobre el monoplaza de Kimi Räikkönen, en el que fue el accidente de la carrera y la foto más llamativa de la prueba. Jenson Button abandonaría, como es propio y tradición en Woking, pocas vueltas después, cuando la fiabilidad le dejaba tirado y en especial el sensor de consumo de su unidad de potencia, que por otra parte, y de ahí las sanciones arrastradas por McLaren, era de reciente estreno.

A riesgo de tener que implementar una nueva en sucesivas citas, el inglés daba por ajusticiada la presencia de McLaren-Honda en el Gran Premio de Austria. No habían trascurrido apenas ocho vueltas cuando McLaren-Honda saldaba allí su presencia. Y para Alonso, suponía el récord de abandonos consecutivos, el cuarto seguido y sin haber trazado apenas dos curvas. La esperanza residía ya en contar, esta vez en casa, otro guion para su historia.

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Fernando Alonso estrena el casillero en Silverstone

Vaya si lo contó. Tras cuatro carreras sin terminar, Fernando Alonso consiguió por fin superar la carrera de la supervivencia. A la quinta fue la vencida. Y es que parece que en McLaren todo va a pequeños pasos, cuando tampoco conseguía finalizar con sus dos coches hombro con hombro. El perjudicado, Jenson Button.

Después de que McLaren se reecontrara con un rendimiento que parecía extraviado, la 'melé' de las primeras vueltas del domingo fusilaron la presencia del inglés, después de un toque entre sendos pilotos de McLaren-Honda, del que Fernando Alonso se jactó de ser el único sobre la pista, con un paso por boxes mediante, para cambiar el alerón delantero de su monoplaza.

Con el desarrollo de la carrera, una inspirada actuación de las manos del bicampeón asturiano empujó a la fábrica de sueños anglonipona de nuevo a los puntos, algo que, poniendo la vista atrás, solo había logrado Jenson Button en Mónaco. Aquel inglés que ahora se encontraba en el garaje conseguía finalizar por aquel entonces octavo, pero todo es alegría en McLaren-Honda cuando uno de sus pilotos, al menos, consigue ver la cuadriculada bandera de la meta.

Y más si lo hace, como en Silverstone, cerrando la barrera de los puntos. Era "el primero de muchos" para un Fernando Alonso que, por fin, recogía de lo sembrado por su equipo. Puede que los continuos abandonos de la carrera favorecieran su posición, y que el Sauber de Marcus Ericsson llegara tan fundido al final como para haber inquietado siquiera su décimo puesto. Puede que McLaren habiera encontrado en la falta de fiabilidad otra vez su verdugo. No importaba, porque McLaren también lograba su quinto punto, otro fruto dulce de la raíz amarga de la paciencia. Recuerden, sonrisa contenida y "lo mejor llegará".

McLaren-Honda por fin se reinventa en el Hungaroring

Y llegó en Hungría. La décima cita del calendario traía consigo, bajo el abrazo de Jules Bianchi, el mejor final para McLaren-Honda. Por fin, tras sobrevivir con sus dos luchadores a una carrera caótica, mejorando incluso lo visto en Silverstone, los ingleses cosechaban los puntos con sus dos monoplazas, y para más inri, sumando del tirón doce guarismos más al zurrón de la temporada.

Diez de ellos con las manos del español Fernando Alonso, que finalizaba de manera increíble en quinta posición, justo por delante de sendos Mercedes, que encontraban en el Hungaroring y en una carrera propia de los 'autos locos', el fin de su reinado. Button, por su parte, lo hacía la novena plaza.

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO

Era el primer fruto dado la semilla sembrada desde Woking y Sakura. Un árbol de raíz amarga que, cuidado con mimo, acabó por dar sus primeros frutos dulces el domingo previo a las vacaciones estivales. Buen sabor de boca de cara a reanudar el campeonato, con mayor fuerza y con los primeros visos de gran mejoría en favor de McLaren-Honda.

Con la mira puesta en el nuevo inicio, esperado para finales del mes de agosto, el gigante anglonipón sigue regando los pequeños brotes verdes de la esperanza que ofrece su premisa. Y es que, aunque sea "pasito a pasito", siempre "Lo mejor está por llegar".

McLaren-Honda. Paciencia es 'raíz amarga y frutos dulces' | FOTO: ZIMBIO