Austria es un gran premio de motores. Sus larguísimas rectas (se superan los 300 km/h hasta en cuatro ocasiones) dan ventaja a los motores más potentes, en este caso, los Mercedes. Por ello, no es sorprendente que el podio posterior a la carrera lo coparan tres coches motorizados por Mercedes: el de Rosberg, que le volvió a ganar la partida a Hamilton, que fue segundo, y el de Massa. De hecho, de los ocho monoplazas que lo portan, siete finalizaron en puntos y el restante abandonó.
Después de un inicio de Mundial bastante malo para Rosberg, que había finalizado tras Hamilton en las cuatro primeras rondas del año, el hijo del campeón del mundo de 1982 se repuso con dos victorias en España y Mónaco. No obstante, había vuelto a perder puntos de nuevo al quedar tras su compañero en Canadá. Por ello, llegaba a Austria con ganas de demostrar que podía seguir peleando de tú a tú. Sin embargo, en el primer embite serio, el de la clasificación, Hamilton ya estaba por delante. El británico se llevó la pole position delante de Rosberg, Vettel, Massa y un gran Hulkenberg, cuyo Force India se vio ayudado por la potencia de su propulsor Mercedes.
Pero el alemán tenía ganas de aguarle la fiesta a Hamilton y lo hizo desde la salida. Ya en la primera vuelta, el subcampeón de 2014 estaba por delante de su principal rival. El británico salió mal y Rosberg lo pasó. Por detrás, se vivió un momento de tensión cuando la cámara enfocó al coche de Alonso sobre el de Raikkonen. El finlandés, que partía desde una posición retrasada, perdió el control del Ferrari y se llevó puesto al español. La fortuna quiso que el McLaren no se deslizara hacia abajo, ya que podría haber provocado serias consecuencias físicas al nórdico. El resultado fue la aparición del Safety Car en pista. Tampoco le sonrió la suerte al otro McLaren, el de Button, que ni siquiera duró diez vueltas en pista, de nuevo por un fallo mecánico.
Desde el inicio, Rosberg comenzó a abrir de manera lenta pero progresiva la brecha con Hamilton. Antes de la parada, la diferencia entre ambos llegó a rondar los cuatro segundos, aunque el inglés logró recortar algo la diferencia antes del único pit stop de la carrera. Sin embargo, tras el mismo, Rosberg salió reforzado, más aún cuando Hamilton pisó la línea blanca al salir de boxes y fue sancionado con cinco segundos. Para ganar, no solo tendría que adelantar a Rosberg, sino que además tendría que superarlo por cinco segundos. Jamás estuvo cerca de hacerlo. Ni siquiera logró acercarse a el.
Tampoco pudo estar cerca Vettel. El alemán, que había batido a alguno de los dos Mercedes, si no a los dos, en Malasia y Mónaco, no inquietó en ningún momento. Además, la cosa fue a peor cuando, en la parada, se vio superado por el Williams de Massa. Aunque logró darle caza, no fue capaz de superarlo. El brasileño logró así el primero de los dos podios que obtendría a lo largo del año. El resto de pilotos estuvo muy lejos. Además del cuarteto de cabeza, solo Bottas, quinto, y Hulkenberg, sexto, se salvaron de ser doblados, aunque finalizaron muy lejos de cabeza. Ambos se batieron en pista, llevándose el gato al agua el finés, que superó al Force India en el ecuador de la carrera y puso tierra de por medio. Por detrás, el adolescente de 17 años, Verstappen, volvió a realizar una solvente carrera. Finalizó octavo tras ser adelantado por el Lotus de Maldonado prácticamente al final de la carrera. Por su parte, su compañero Sainz debió abandonar por un fallo mecánico a mitad de carrera después de una gran salida que lo había colocado en posición de puntos. Pérez y Ricciardo cerraron la zona de puntos.
De este modo, el mundial se volvía a apretar. Hamilton veía así como su ventaja quedaba reducida a tan solo diez puntos. Parecía que, como en 2014, el mundial podría apretarse muchísimo, pero nada más lejos de la realidad.