Los aficionados más jóvenes de la Fórmula 1 recordarán siempre a Australia como el gran premio inaugural de la temporada. Y es normal, porque este año cumple dos décadas cumpliendo ese honor. Solo falló hace justamente una década. En 2006, debido la coincidencia de la carrera con los Juegos de la Commonwealth, se decidió posponer la cita unas semanas, siendo adelantada por Bahréin y Malasia. También fue la única vez que se corrió en abril, y no en marzo.

Sin embargo, antes era distinto. La primera vez que la Fórmula 1 viajó en Australia fue en 1985, pero por aquel entonces, la sede era Adelaide, un circuito urbano. Además, en vez de estar al principio del año, se encontraba al final. Salvo en 1986, siempre se disputó en noviembre y siempre supuso el broche final a la temporada. De hecho, se dio la paradoja de que hubo dos grandes premios de Australia consecutivos: el último de 1995, en Adelaide, y el primero de 1996, ya en Albert Park. Y claro, en esas fechas, era esperable que el campeonato se decidiese allí.

Sin embargo, Adelaide tuvo la mala suerte de coincidir con una época en la que la mayoría de títulos se decidieron en grandes premios anteriores, especialmente Japón. Tan solo en 1986, con título de Prost ante Mansell y Piquet, y en 1994, con título de Schumacher ante Hill, Australia fue juez. Y, precisamente, en esta última temporada se produjo uno de finales de año más polémicos de la historia.

Después de quince carreras, la distancia entre Hill (Williams) y Schumacher (Benetton) era tan solo de un punto. El alemán tuvo opciones matemáticas de llevarse el gato al agua en Japón, pero finalizó segundo tras su rival, que logró aplazar la resolución hasta Australia. Allí, debía sacarle dos puntos a Schumacher, o lo que es lo mismo, quedar primero o segundo por delante del piloto de Benetton o finalizar al menos quinto, siempre que el ahora heptacampeón no acabara por delante de Hill o inmediatamente por detrás.

Los focos se centraban únicamente en los dos contendientes al título. Sin embargo, el sábado apareció un invitado sorpresa para colarse delante de ellos: Nigel Mansell. El campeón de 1992, que había dejado el Mundial tras esa temporada, fue repescado por Williams para sustituir al joven David Coulthard, que a su vez fue el reemplazo del fallecido Senna. El británico se quedó con la pole position, y tras el, calificaron Schumacher y Hill. No obstante, nada más comenzar el gran premio, los dos aspirantes a ser campeón ya estaban por delante de Mansell, que patinó mucho en la salida y apenas un par de curvasas después, tuvo una salida de pista.

Ahora sí, por fin, la lucha se centraría entre los dos verdaderos protagonistas: Schumacher, que lideró desde el principio, y Hill, que lo seguía de cerca pero sin poder acercarse en exceso. Así se mantuvo la situación hasta la vuelta 35, una de los giros más polémicos en la historia de la Fórmula 1. El alemán se salió de pista en East Terrace y golpeó el muro. Sin embargo, pese a que su gran premio parecía acabado, trató de volver a pista y, en la siguiente curva, cuando Hill fue a sobrepasarlo por el interior, el alemán le cerró la puerta, lanzando su monoplaza contra el del inglés. La parte derecha del Benetton voló al subirse sobre el neumático trasero izquierdo del Williams de Hill y el monoplaza de Schumacher terminó contra las protecciones de neumáticos. Con acabar quinto, Hill hubiera sido campeón, pero el golpe dejó daños irreparables en el coche del británico, que tuvo que abandonar. Schumacher era campeón. El resto de la carrera es historia. Pocos recuerdan que Mansell terminó llevándose el gran premio, seguido de cerca por el Ferrari de Gerhard Berger. A mucha distancia, cerrando el podio, acabó Martin Brundle.

Pese a que muchos culparon a Schumacher de provocar el accidente a propósito, lo cierto es que los comisarios decidieron no realizar ninguna acción contra el recién proclamado campeón. Tres años después, el alemán volvió a intentar una treta parecida ante Villeneuve en Jerez, también con el título en juego, aunque esta vez el tiro le salió por la culata, pues el canadiense se llevó el mundial. Mientras, Schumacher, que hubiese sido subcampeón era expulsado de la clasificación general del mundial, aunque mantuvo en su palmarés sus victorias de aquella temporada.