El australiano llega a China tercero en el mundial de pilotos. Ricciardo ha finalizado con su Red Bull en cuarta posición en ambas carreras, teniendo una sólida actuación en Baréin gracias al alto rendimiento por su gran diseño en la aerodinámica. El Gran circo pone rumbo a la tercera cita del mundial a un circuito donde el piloto de Red Bull destaca su dificultad.
En concreto el piloto australiano destaca la complejidad de la primera curva del circuito, donde se pasa de alcanzar altas velocidades a frenar y tomar una curva cerrada: “La recta del circuito de Shanghái es extremadamente larga, algo que lo hace muy diferente a otros trazados. Saliendo de la recta, a continuación, tienes que frenar para una de las curvas más cerradas del calendario, se pasa de una de las velocidades más altas a las más bajas. Las curvas uno, dos y tres son como una gran curva, muy largas y cuesta arriba, esto hace que sea muy duro para el neumático delantero izquierdo”. Aun así, para Ricciardo el tono de dificultad de Shanghái es a su vez un punto interesante del trazado: “Es uno de los circuitos más difíciles, lo que lo hace muy interesante”, comenta el piloto de Red Bull.
Con respecto a sede del Gran Premio, Ricciardo señala la dificultad de correr un una ciudad de la talla de Shanghái. La distancia entre el circuito y el hotel suele ser un inconveniente, aun así, el australiano está encantado con la gastronomía local: “Como ciudad, Shanghái está bien, pero es muy difícil para nosotros llegar al circuito porque está muy lejos y el tráfico es malo. Normalmente vamos a la ciudad una noche a cenar y a disfrutar de las vistas. Recuerdo un año que estaba en un restaurante tradicional chino con mis mecánicos y todo era picante y me encanta el picante. ¡Las costillas de cerdo eran increíbles! Pero cuando le añades a algo simple como la sopa o las verduras chili, tiene que gustarte el picante para disfrutar la comida local”, finaliza Ricciardo.