La carrera de Gonzalo está llena de luces y sombras desde que el Real Madrid se hiciera con sus servicios pagando 12 millones de euros al club argentino River Plate.
Bien es cierto que su aterrizaje en el club blanco llegó en un momento complicado. Ronaldo, El Fenómeno, dejó el listón muy alto para la parroquia merengue y, por lo tanto, esperaban un rendimiento altísimo del joven argentino recién llegado. El pipita, aun así, le echó coraje y se enfundó la elástica blanca con ilusión y confianza. Su nivel subía poco a poco, al igual que su confianza y compromiso. Sus goles cada vez eran narrados con mayor asiduidad, y la lucha encarnizada con Benzema por un puesto en la delantera dio su mejor versión. Tres ligas, una copa del rey, una Supercopa de España y 121 goles en 264 partidos son su bagaje en su paso por el Santiago Bernabéu, pero estos números no fueron suficientes para continuar militando en las filas madridistas. En el imaginario de muchos reside la imagen del pipita fallando ocasiones claras, ante el Dortmund y Lyon, ambos en la Liga de Campeones, esto sirvió para que germinase la típica frase escuchada por todos alguna vez: “Higuaín no rinde en las grandes ocasiones”, crucificándole para siempre. Sí, señores, así es el fútbol.
Su marcha de la capital española se intuía tiempo atrás, materializándose en verano de 2013. El Nápoles, equipo que vivió su etapa dorada con el Pelusa, invirtió 40 millones de euros para ficharle, prometiéndole un proyecto a su altura. Un Higuaín más maduro y con ganas de ser protagonista no dudó en marcharse.
Una vez allí, con un recibimiento en el aeropuerto más digno de un emperador romano que de un futbolista salido por la puerta de atrás del Madrid, se dio cuenta de que había llegado para liderar al equipo italiano con su entrega, carácter y goles, muchos goles. San Paolo no tardo en aclamar a su nuevo líder, gritando su nombre con vehemencia, y comparándole gracias a sus números con Maradona. Los napolitanos han visto ganar a su equipo la copa de Italia y la Supercopa desde su llegada.
Este año, Higuaín ha brillado con un nivel muy alto, al alcance de muy pocos a lo largo de la temporada, manteniendo con opciones al Nápoles de ganar el Scudetto hasta hace escasamente un mes para la finalización del campeonato. Pero un enfrentamiento con un colegiado en los últimos compases de un partido fue suficiente para que le sancionaran por cuatro partidos, eximiéndole la gran oportunidad de ganar la Bota de Oro, cuando hasta entonces era el jugador con más opciones de ganarla. Quizá la sanción, extremadamente dura, le impida coronarse como el mayor goleador de Europa, pero no de haber recabado toda la atención de algunos de los mejores clubes del mundo que, según distintos medios, quieren hacerse con sus servicios este verano. El Nápoles, a sabiendas de esto, espera una oferta millonaria por el jugador argentino.
Su paso por la selección tampoco ha dejado indiferente a nadie. El pipita ha venido realizando buenos números y destacando en una selección en la que es difícil hacer un buen papel, debido al abigarrado número de grandes futbolistas mundiales de la talla de Agüero, Di María o el cinco veces ganador del Balón de Oro Leo Messi.
Con 26 goles en 54 partidos se ha posicionado como imprescindible en las convocatorias de Argentina. Pero perder la final del Mundial contra Alemania le supuso un duro golpe, ya que la mayoría de las críticas fueron dirigidas hacia él. Las luces y las sombras que se ciernen sobre Higuaín ya no son noticia, pero desde luego se hace palpable que siempre está ahí dando guerra.
Es posible que este año recale en un grande. Volverá a codearse con los mejores y optará a ganarlo todo. Esperando a que esto ocurra, no cabe duda alguna de que luchará con toda su alma para afianzarse de una vez por todas como el delantero total que ha demostrado ser en diversas ocasiones a lo largo de su carrera.