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Espesor veraniego

Justo empate a uno entre Alemania y Serbia sub21 en un partido flojo por parte de ambas selecciones. Los tantos iniciales de Djuricic y Can (los mejores del encuentro respectivamente) sería rápidamente apagados por minutos de juego lento y escaso de profundidad, en los que Alemania no supo manejar el partido frente a un buena Serbia.

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Emre Can, autor del tanto alemán con este disparo | Imagen: uefa.com
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Por Pacoco Alarcón

Arrancaba en Praga uno de los torneos más bonitos en categorías inferiores. Se trataba del Euroopa sub21, que vuelve a nuestras vidas para, pase lo que pase, coronar un nuevo campeón de Europa que relegue a la España de los Isco, Morata, Thiago y compañía. Con ese objetivo arrancaba la selección germana la competición ante el duro combinado serbio, quien curiosamente fue el encargado de eliminar a España en el playoff definitivo. Una selección germana que, tras su triunfo en el pasado Mundial, presenta uno de los combinados más poderosos de la categoría, con varios jugadores de primera talla mundial, y para quien el objetivo no será otro que alzar el trofeo de campeón.

Del vértigo al estancamiento

Con tal exigencia arrancó la Kinder Mannschaft un partido que, cuando apenas cumplía el minuto ocho, ya iría perdiendo. Los germanos salieron excesivamente relajados al verde, hecho que Djuricic aprovecharía para recibir en tres cuartos, tirar un caño a Knoche y fusilar a ter Stegen por abajo. Mal arranque de los teutones que, eso sí, tardarían muy poco en desquitarse. Alrededor del minuto 17, Younes abrió a banda derecha; Volland se coló en el área, echó la vista atrás y cedió a Emre Can para que éste, tras recortar a su par, disparara al segundo palo con más colocación que virulencia estableciendo el 1-1 en el marcador. Minuto 20 y el partido que empezaba de nuevo.

La creación alemana flojeó, mostrando un juego bastante lento y espesoTras el tanto, y una posterior avanzadilla serbia, el choque se estabilizaría y los equipos empezarían a mostrar sus cartas. Alemania, fiel a su papel de favorita, sería la encargada de ostentar el control del esférico. Con un juego bastante lento y espeso, los germanos trataron de elaborar desde atrás, profundizando sobre todo por el carril izquierdo de Günter y Younes. Sin embargo, el equipo se mostró muy desconectado. Con Leitner y Meyer desaparecidos en combate, Volland alejado del juego en el extremo y Can como único soporte firme en la creación, la creación alemana flojeó, lo que a su vez daba más y más alas al combinado serbio.

Filip Djuricic, el mejor serbio sobre el campo, en la celebración del gol | Imagen: uefa.com

Los Pupilos de Mladen Dodic supieron desarrollar su idea a la perfección. Firmes y muy ordenados atrás, el objetivo era claro: si Alemania tenía la pelota, repliegue hasta y presión en medio campo; cuando recuperaba, juego directo buscando la combinación de sus extremos con un sobresaliente Djuricic (el mejor de la primera mitad) para tratar de penetrar en el área. Con esa idea, un Jojic bastante desapercibido en la primera parte estaría cerca de marcar tras aprovechar un robo. Y casi al final, Causic, con un tremendo zurriagazo desde muy lejos, haría temblar el larguero de ter Stegen. Con ese chut se llegaría al final de la primera mitad.

Mejora inacabada

Tras el tiempo de asueto, Hrubesch quitaría del campo a un desdibujado Leitner, cuya titularidad había pillado por sorpresa a más de uno, para dar entrada al nuevo jugador del Bayern de Múnich Joshua Kimmich. Buen cambio del técnico del cuadro germano que, de inmediato, cambiaría la cara. Con algo más de intensidad y mordiente, y superada una primera fase de control serbio, Alemania empezaría poblar con mayor peligro el terreno rival.

Pese a la mejora tras el cambio, las ocasiones no terminaban de llegar No obstante, y pese a las buenas intenciones, la dichosa profundidad seguía sin aparecer y las ocasiones no terminaban de llegar (Alemania completaría el encuentro habiendo rematado solo dos veces a puerta). Por si esto fuera poco, en el minuto 69, Günter cayó muy lejos del área ante una zancadilla, Estrada Fernández señaló piscinazo y amonestó con la segunda tarjeta amarilla al lateral del Friburgo. Decisión bastante incomprensible del colegiado, pues fuese o no falta, el jugador se hallaba muy lejos de zona de peligro. Desde ese momento, Alemania se replegó, dejando el peso del partido a una Serbia que tampoco supo qué hacer con el dominio.

El testarazo de Causic que se estrelló contra la madera | Imagen: uefa.com

Finalmente, tras dos ocasiones esporádicas de Volland por un lado y Pesic por otro, el partido acabaría con el empate a uno. Pese a su favoritismo y su largo listado de jugadores de primer nivel, Alemania nunca llegó a tomarle la medida a su rival y al partido. Su cohesión en transición ofensiva fue nula y en ningún momento se mostró capaz de hacer brillar a sus puntales. Serbia, correcta y con las ideas más claras, supo manejar el encuentro en todo momento y pese a su inmenso número de bajas (Mitrovic, Kostic, Radoja…) se mostró muy fuerte ante una de los combinados más poderosos del certamen logrando un justo empate.