El camino de Alemania en el Europeo hasta llegar a estas semifinales se podría haber definido con una sola palabra: sobriedad. Con un juego muy intermitente, lleno de claroscuros y escaso de talento, la Mannschaft había logrado clasificarse con mayor o menor comodidad en un grupo aparentemente sencillo, el cual le había permitido mantener casi intacto su favoritismo. No obstante, en el primer choque de Alemania realmente duro en el torneo, la sobriedad no fue suficiente para frenar el talento, buen hacer y extraordinaria preparación de una excelsa Portugal.

Maniatados

La cosa no empezaría nada bien. Tras unos primeros minutos de tanteo y alternancia en el dominio, Portugal, más intensa y metida en el partido, empezaría a desplegar su juego. Los de Rui Jorge sabían cómo anular a Alemania y su ejecución fue perfecta. En ataque: campo muy abierto, balón a los costados ocupados por Bernardo Silva, Cavaleiro o Ricardo Pereira (tremendamente móviles) y combinaciones veloces tratando de descolocar a la pesada defensa germana.

El pressing alto de Portugal dejaba a Geis sólo junto a la pareja de centralesEn defensa, pressing alto, buscando dejar a Geis sólo junto a la pareja de centrales, a expensas del error del minero ya fuera por robo rival o por una mala entrega propia. Alemania quedaba así totalmente anulada frente a una Portugal que, a cada minuto que pasaba, hacía más latente su control del partido. Sin una idea, sin un plan de ataque, Hrubesch fue altamente superado por su homólogo portugués, quien si demostró tener muy calada a Alemania.

Emre Can naufragó entre mediocentro lusos | Imagen: uefa.com

Media hora tarde

Alrededor del minuto 25, el buen hacer luso pasaría de sensaciones a hechos, iniciando un verdadero baño que, pasada la media hora, quedaría reflejado en el marcador. Primero de la mano de Bernardo Silva, quien culminó una extraordinaria jugada de tiralíneas para poner el 1-0; y menos de diez minutos después, gracias a Ricardo Pereira, quien remató muy solo un saque de esquina en el segundo palo. Minuto 34, Portugal 2-0 Alemania.

El buen hacer luso pasaría de sensaciones a hechosLa crisis era ya una realidad para una Mannschaft que, ampliamente zarandeada, empezaría a entrar en el partido. Para entonces, Portugal, que ya ganaba 2-0, ya habría dado por concluida su fase de presión para instalarse cómodamente en campo propio, cediendo toda su ofensiva al poderío de su contraataque. Un contraataque que, cuando solo restaban dos minutos para el final, se traduciría en el tercer gol luso, obra del deportivista Cavaleiro.

Sin historia

Lo visto durante la primera mitad reducía enormemente las opciones reales de Alemania de pasar a la final. Aun así, si había alguien que aún confiara en la Mannschaft, sus esperanzas se acabarían muy pronto. Tan pronto como Portugal robó la pelota en medio campo, Bernardo Silva lanzó el contragolpe y Joao Mario, tras rebotar en el cuerpo de un defensor, reventó las mayas del arco defendido por ter Stegen. Minuto 47, 4-0 y eliminatoria resuelta.

Celebración portuguesa durante uno de los goles | Imagen: uefa.com

Minuto 47, 4-0 y eliminatoria resueltaEl resto de partido ya únicamente sería un dominio estéril por parte de Alemania, que mantuvo su escasa capacidad de crear cualquier atisbo de peligro ante una Portugal cómoda. En el minuto 70, el malacitano Ricardo Horta, ingresado en la segunda mitad, pondría la manita; y tres minutos después, Bittencourt se autoexpulsaría con dos tarjetas en apenas 15 minutos de partido. La derrota fue durísima.

Así fue el triste final de una muy gris Alemania. Tras una fase de grupos solventada con aparente solvencia, pero desarrollando un juego muy por debajo de lo que se le debía exigir a una gran candidata como Alemania, Portugal supondría un duro baño de realidad. Mejores en la preparación del partido y mejores sobre el verde, las cosas no le pudieron ir mejor a los de Rui Jorge, que ya son finalistas y grandes candidatos a ocupar el puesto de la España de los Isco, Thiago y compañía.