El encuentro comenzó con dominio de balón por parte del Wolfsburgo que estaba moviéndolo por todo el campo con bastante lentitud, mientras que el Gladbach alternaba fases de presión, y de repliegue en su campo cuando el rival ganaba metros. El partido tenía una buena intensidad, aunque no estaba siendo constante, pues cada vez que el conjunto verdiblanco realizaba una posesión larga en el centro del campo, ralentizaba mucho el juego. Tras unos minutos de dominio y de progreso local jugando en vertical, Draxler hizo el 1-0 tras darse la vuelta y recortar a Christensen para después batir a Sommer desde el punto de penalti. Después del gol, los de Schubert trataron de reponerse a base de dominar el encuentro, mientras que los lobos se replegaban en su campo con la intención de calmar el encuentro, y aunque no consiguieron tranquilizarlo, se encontraron con el 2-0 después de que Kruse batiera al portero rival con un gran disparo con la derecha.

Dominio lobo ratificado con goles

Tras el gol, los de Dieter Hecking siguieron controlando la contienda a base de tener el balón, mientras que los potros intentaban llegar a la portería rival con el esférico, centrando balones al área y llegando por ambas bandas con los extremos a línea de fondo. Pese a todo, se encontró con el 2-1 en una jugada en la que Raffael recibió un balón al espacio escorado a la izquierda y batió a Casteels con un gran disparo con poco ángulo. Tras el gol, el cuadro visitante empezó a dominar la pelota, y comenzó a volcar el juego sobre campo del Wolfsburgo a base de tocar y de alcanzar una continuidad en el juego, frente a un rival que retrasó las líneas notablemente, y que apostó por cederle el protagonismo en ataque a sus hombres más veloces. 

Los lobos estaban jugando con un 4-1-4-1 con Luiz Gustavo de único mediocentro siguiendo de cerca a Guilavogui y a un hombre tan importante a la hora de crear el juego como Arnold, que apenas estaba entrando en contacto con el balón, pues se limitaba a perseguirlo. Mientras tanto, el equipo visitante estaba acumulando cada vez más hombres en campo contrario. En los últimos segundos de juego, el conjunto dirigido por André Schubert manejó la pelota y domó a un Wolfsburgo que renunció a los despliegues masivos cuando salía en velocidad. El juego se focalizó en el centro del campo, y ninguno de los dos buscó la portería rival, realizando circulaciones de balón en horizontal para agotar el tiempo.

Dominio visitante, repliegue del Wolfsburgo

El segundo tiempo comenzó con un mayor dominio de balón por parte del conjunto local que estaba intentando ganar metros a base de tocar y de jugar en horizontal, ante un Gladbach que poco a poco fue adelantando las líneas para presionar al rival en su salida de balón, y además, empezó a tener mucho más balón, tanto en campo propio como en el contrario. Los potros no conseguían crear peligro cuando profundizaban por las bandas, y los locales a pesar de que seguían apostando mayoritariamente por el contragolpe, no estaban consiguiendo desbordar en las salidas en velocidad, y el jugador con el balón se encontraba muy desasistido ante la falta de efectivos. Tras unos minutos, los locales tuvieron una fase de dominio en la que tuvieron el esférico y consiguieron anular al conjunto visitante que estaba teniendo más dificultades para llegar, jugando con el 4-4-2 con los extremos más retrasados que en el inicio.

Después de los primeros minutos de juego, ambos equipos entraron en un tramo de irregularidad en el que pudo ganar cualquiera, pues el Wolfsburgo llegó con peligro al área rival, y el Gladbach desequilibró en alguna ocasión por la banda derecha, pero ninguno de los dos estaba consiguiendo rematar sus jugadas. Los de Dieter Hecking estaban saliendo en velocidad, y en ese tramo decisivo en el que veía que podía sentenciar el encuentro, se estaba desplegando con muchos efectivos en ataque, arriesgándose a que el equipo se dividiera y no obtuviera ayudas en defensa cuando perdiera la redonda. El ritmo de intensidad estaba siendo bajo, aunque ambos estaban dando la sensación de que podían marcar un gol en cualquier momento.

En los últimos instantes del encuentro, el Gladbach fue el dominador de la redonda y el encuentro, ya que encerró a su rival en su propio campo a base de tocar y de abrir el juego hacia las bandas. Además, estaban recuperando los balones con mucha rapidez presionando rapidamente tras una pérdida del cuero. En los últimos minutos, el conjunto dirigido por Dieter Hecking consiguió desahogarse un poco más saliendo en velocidad por la banda derecha, a pesar de que únicamente salía con un jugador.