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La Juventus gana con lo justo

La Juventus se ha impuesto por 1-0 al Empoli en casa en un encuentro en el que el conjunto local ha jugado a medio gas durante el segundo tiempo con ventaja en el marcador.

La Juventus gana con lo justo
Mandzukic marcando el 1-0| Fotografía: Juventus
tarekfutbol
Por Tarek Guerrero

El encuentro comenzó con dominio de balón de la Juventus de Turín, que estaba intentando llegar al área rival tocando y jugando en vertical, ante un Empoli que estaba cerrando bien los espacios con la tela de araña formada entre la línea defensiva y la del centro del campo que se mantenían muy juntas en el centro del campo. A pesar de que se mantenía replegado en su campo, el conjunto azzurro estaba teniendo sus acercamientos de la mano de Ricardo Saponara que se estaba descolgando con prudencia y habilidad de la línea de presión cuando su equipo tenía la posesión, y se estaba apoyando en Maccarone y Pucciarelli. Pasaron los minutos, y el conjunto dirigido por Marco Giampaolo empezó a tener tramos más amplios de toque en campo contrario, frente a un combinado bianconero que sin plantear un esquema defensivo especial, estaba cerrando bien los espacios con dos líneas de cuatro en los últimos metros.

Dominio bianconero atacando atropelladamente

El ritmo de intensidad estaba siendo bastante alto, pero la fluidez estaba brillando por su ausencia en el encuentro, especialmente en el caso de los locales que a pesar de que estaban dominando, y estaban llegando con una cierta asiduidad al ataque con bastantes jugadores de segunda línea, no tenían fluidez en el último pase. La Juventus estaba teniendo un tramo de continuidad en ataque teniendo el esférico e intentando acercarse al área cada vez que recuperaba la pelota, insistiendo mucho por el costado izquierdo por el que Pogba asistió a Mandzukic para que este lograra el 1-0 rematando de cabeza el centro en el punto de penalti. 

Repliegue jugando a medio gas

El segundo tiempo comenzó con más control del conjunto local y menos intensidad tras el gol de Mario Mandzukic sobre la bocina. La Juve estaba teniendo la redonda, y en algunos tramos seguía llegando al arco rival con un Álvaro Morata muy activo en la zona de remate, y con un Paul Pogba que estaba llevando el timón del juego en la conducción, tanto en los ataques posicionales como en las salidas en velocidad. El conjunto visitante se mantenía más replegado en su campo, y estaba desplegándose en ataque en muy pocas ocasiones, pues se veía desbordado ante el arsenal ofensivo de un contrincante que estaba creando peligro con muy poco, y que estaba encontrando fisuras en la defensa. El partido estaba siendo muy accidentado, y las continuas faltas estaban cortando el ritmo de la Juventus en algunas fases de posesión.  

El partido se estaba estancando con el paso de los minutos, y el Empoli estaba volviendo a la acción teniendo algunos tramos de toque, y empezando a trasladar el juego a campo del rival, que poco a poco iba retrocediendo las líneas ante la dificultad que tenían para avanzar con la pelota, y para encontrar a Paul Pogba en una zona cómoda. El equipo de Marco Gianpaolo había aumentado la presión en campo contrario sobre la salida de balón, y el campeón de Italia se veía obligado a jugar en largo con sus atacantes. Además, tampoco estaba desequilibrando en los últimos metros cuando superaba la presión, pues estaba jugando con mucha lentitud en los alrededores del área, y en algunas ocasiones, cuando Cuadrado rondaba el área por el lado derecho, denotaba cierta desgana en sus movimientos.

En los últimos minutos de juego, el equipo dirigido por Massimiliano Allegri siguió controlando la situación tanto con el balón como sin él, pues estaba cerrando bien los espacios en defensa, y estaba bien posicionado en los últimos metros. A pesar de ello, se seguía desplegando para llegar a zonas avanzadas de campo contrario, y poder mantener la redonda sin riesgos, y de paso, buscar el gol de la sentencia. La Juventus estaba teniendo ocasiones de llegar a la portería rival con peligro, pero estaba optando por aguantar la pelota, y dejar el reloj correr, ante el desgaste que estaba empezando a notar el equipo, y ante el ritmo de intensidad soporífero que había impuesto en el encuentro.