El West Ham United es pasión, coraje y orgullo. Lejos del fútbol de los grandes presupuestos y con un palmarés histórico reducido, el sentimiento y la fidelidad a unos colores son el mayor tesoro del club de East London. Un preciado botín guardado bajo llave en los corazones de los miles de aficionados que siguen al club de sus amores, bien sea desde las siempre repletas gradas de Boleyn Ground o desde el sofá de sus casas. The Academy Of Football es un club histórico. Los “martillos cruzados” quedan impresos a fuego en el corazón de todo aquel que haya tenido el privilegio de vestir la elástica claret & blue. Quien ha sido hammer, lo es para siempre.

Alejados, en la medida de lo posible, del industrializado fútbol moderno, en Boleyn Ground gustan “los hombres de la casa”. Tras el adiós de Sam Allardyce, David Sullivan, propietario de la entidad londinense, diseñó un perfil ideal de entrenador para el nuevo West Ham. El nuevo inquilino de la banca de Upton Park debía ser, ante todo, un líder. Una figura carismática capaz de unir a equipo y afición en un solo ente; un nuevo capitán para un barco que a los mandos de Big Sam había perdido su rumbo. El comandante Slaven Bilic.

Un técnico alejado de los cánones

De aspecto chulesco y expresión desafiante, Slaven Bilic es un líder nato con el carisma por bandera. “Mourinhista” en las formas, el técnico croata no es adepto a los estándares de comportamiento impuestos a los entrenadores de nuestro tiempo. Políticamente incorrecto, Bilic no deja indiferente a nadie. O le amas, o le odias.

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Amante del Rock & Roll, el croata ha levantado pasiones allí donde ha dejado su huella. Cuando Slaven puso fin a su etapa en Estambul, la siempre fiel afición del Besiktas le despidió entre vítores, a pesar de que no consiguió ningún título en sus tres años en el banquillo turco. Su dilatada experiencia en Europa y la necesidad de reconcilicación con la grada tras el "huracán Allardyce" han sido los factores claves para su contratación. La personalidad del balcánico encaja a la perfección con la filosofía del West Ham, una plantilla donde el esfuerzo y el compromiso no son negociables.

Un hombre de la casa

Como ya se ha mencionado, lo autóctono gusta entre la afición del este de Londres. A pesar de la considerable distancia entre Croacia y las Islas, Slaven es considerado como "un hombre de la casa", librándose así de la difícil e imprescindible tarea que supone ganarse el corazón de la hinchada.

En 1996, Slaven Bilic piso por primera vez el césped de Boleyn En 1996, fue el fichaje más caro de la historia del clubGround, procedente del Karlsruher alemán. El West Ham, impresionado por su tremenda capacidad defensiva, pagó por él 1,3 millones de libras. De esta forma, se convertía en el fichaje más caro de la historia de la entidad londinense hasta la fecha. En el mercado invernal, el Everton se fijó en el defensa y ofreció al West Ham la friolera de 4,5 millones de libras. Sin embargo, en un gesto que le hizo ganarse un hueco en el corazón de cada hammer, decidió quedarse en la capital para contribuir a la salvación del West Ham.

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Al verano siguiente, 54 partidos después y con el West Ham en el corazón, Bilic dejaba la disciplina de los irons rumbo Goodison Park, donde jugaría con el Everton tres tempoaradas.

Idilio croata

Slaven Bilic ha sido, sobre todo, un jugador -y entrenador- de selección. Al igual que Klose o Podolski en Alemania, sus mayores éxitos proceden de la selección croata, bien sea con la camiseta a cuadros puesta o desde el banquillo. Como jugador, Slaven fue internacional en 44 ocasiones. Participó en la Eurocopa de 1996, donde llegó a cuartos. Pero, por encima del resto, destaca el Mundial de Francia 1998, en el que, junto a jugadores de la talla de Davor Suker y Prosinecki, logró un histórico tercer puesto, tras caer en semifinales con Francia, que a la postre sería campeona.

Como entrenador también logró protagonizar numerosos titulares. Comenzó su andadura en la selección croata sub-21, donde trabajó con jugadores de la talla de Luka Modric. Su buen hacer con las promesas croatas le hizo dar el salto a la Fue nombrado segundo mejor entrenador del mundo en 2007 por la IFFHSabsoluta, en la que, tras una brillante fase de clasificación para la Eurocopa de 2008, donde quedó primera de su grupo tras imponerse a Inglaterra y Rusia, la Croacia de Bilic llegaba a Austria y Suiza como un combinado muy prometedor. Era la Croacia liderada por Luka Modric. El mediocentro ahora madridista estaba rodeado de jugadores de un talento excepcional, como Ivan Rakitic o Darjo Srna.

Tras una primera fase excepcional en la que Croacia fue primera tras imponerse ni más ni menos que a Alemania, solo la mala suerte y una frustante tanda de penaltis ante Turquia le privaron de unas semifinales merecidas. La brillante fase de clasifiación para la Eurocopa de 2008 hizo que la IFFHS le nombrara segundo mejor entrenador del mundo en 2007.

La pizarra de Bilic

Como buen croata, Slaven Bilic es un aférrimo defensor de la posesión y el fútbol de toque. Sus equipos se caracterizan por desarrollar su juego en campo rival. Si nos atenemos a la estadística, en su última campaña al frente del Besiktas, el equipo turco dispuso del 55% de la posesión y su precisión en los pases superó el 80%. Quizá la mejor evidencia de este estilo la encontramos en la Croacia de 2008. Parece difícil que un equipo cuyo lider era Luka Modric no basase su juego en la posesión. Pero lo que planteaba Bilic no era una posesión plana, sin profundidad, sino una posesión tendiente a la verticalidad que permitía a Croacia jugar de tú a tú, y derrotar a selecciones teóricamente superiores, como Alemania.

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A lo largo de su carrera, y sobre todo en su última etapa, Bilic ha mostrado su preferencia por el 4-2-3-1, sistema que ha usado en 23 de sus 34 partidos en la liga turca. El croata busca la profundidad de sus laterales, y aquí Bilic El fútbol alegre de Bilic no se contradice con su gusto por la disciplina y el orden tácticoencontrará en Cresswell su mejor aliado. Los mediocentros deberán ayudar constantemente a la defensa. Bilic combinará en esta línea el carácter defensivo de Cheikhou Kouyaté con la vocación ofensiva de jugadores como Mark Noble. La línea de tres estará formada por jugadores creativos, con mucha llegada, entre los que destacará por encima del resto el recién incorporado Dimitri Payet.

Slaven Bilic suele jugar con un único delantero, versátil y con mucha movilidad. Por esto, y a expensas de nuevos fichajes, Diafra Sakho parece estar un paso por delante de Andy Carroll y Zárate en la lucha por la titularidad. Sakho presenta unas características muy similares a su compatriota Demba Ba, una de las piezas claves del Besiktas de Bilic, en el que anotó 18 goles en 29 partidos. En los partidos de pretemporada, el croata ha probado además con diferentes esquemas, introduciendo dos delanteros en la alineación.

Los equipos de Bilic tienden a adelantar su defensa, lo que en ocasiones les lleva a ser vulnerables ante los contraataques de los rivales. Ese aspecto debe ser pulido, pues en el fútbol inglés, las contras son una constante.

La falta de tiempo como principal enemigo

Esta es una temporada especialmente peculiar para los irons. Su clasificación para las rondas preliminares de la UEFA Europa League ha acortado drásticamente la pretemporada, pues el primer partido oficial se jugó el 2 de julio. En un contexto de profunda transformación y con un nuevo inquilino en el banquillo, una buena preparación antes del arranque de la temporada se antojaba como vital. Pero las circunstancias han obligado a Bilic a trabajar a contrarreloj, acelerando el proceso de adaptación.

Esto supone un contratiempo, y así se ha reflejado hasta el momento en el campo, con unos resultados que distan enormemente de ser los esperados. El viejo rockero de Split tendrá la difícil tarea de comandar este nuevo West Ham en una temporada especial por la presencia del equipo en competición europea y por ser la última en Boleyn Ground. A pesar del duro trabajo que aún queda por hacer, Bilic ha llevado a cabo ya algo de suma importancia: devolver la ilusión a los miles de aficionados que, por fin, vuelven a tener un líder.