Los duelos entre los dos grandes aspirantes al título de los últimos años siempre son trepidantes. Jugadores de talla mundial frente a frente, batallas tácticas dignas de 'Hundir la flota' y acontecimietos inesperados que pueden decantar la balanza hacia uno u otro lado. Si Tarantino hiciera una película sobre fútbol, lo más probable es que no la protagonizaran estos dos equipos, pero sería propio de uno de estos partidos el giro argumental que haría que todo el filme se trastoque.

El año pasado, aunque fue tempranero, el Manchester City - Chelsea se hizo esperar un poco más. No fue hasta la jornada 5 que estos equipos se enfrentaran, haciéndolo, como esta temporada, en feudo skyblue en primer lugar. El Chelsea llegaba líder de forma incontestable, con cuatro victorias en otros tantos partidos. Doce puntos que, frente a los siete del Manchester City, daban cierto margen de error a los londinenses frente a sus rivales. Los citizens, por su parte, llegaban necesitados de victorias para no descolgarse a las primeras de cambio.

Ya en el partido, Mourinho fue fiel a sí mismo y arriesgó 0, esperando el fallo del rival y buscando el contragolpe. En esas, Diego Costa se las tuvo con Pablo Zabaleta. El árbitro sancionó a ambos con tarjeta amarilla, con el añadido de que el lateral argentino ya estaba amonestado. Ya en la segunda parte, el Chelsea se vio en superioridad numérica y aprovechó los espacios para asestar la primera estocada del partido. Hazard sirvió en bandeja a Schürrle, siempre tan oportunista, un pase de gol al segundo palo que no desperdició. Sin embargo, lo que estaba por venir era imaginable, aunque no menos maravilloso. Pellegrini dio entrada a Frank Lampard por Kolarov, ovacionado por las dos aficiones. En los últimos minutos, Silva filtró por arriba un pase a la espalda de Ivanovic y Milner sirvió al primer toque a Frankie, que empaló dentro de las redes de Courtois. Sin duda, fue el gol más agridulce de su carrera. Ganó un punto para su equipo, pero hizo perder dos a la escuadra en la que, durante tantos años, fue grande a nivel mundial. 1-1, que satisfizo más al Chelsea que al Manchester City.

El segundo encuentro estuvo marcado por las bajas y la pasividad de la línea defensiva de ambos equipos. El Chelsea recibía en Stamford Bridge a los campeones de la campaña anterior sin su pareja más prolífica: Diego Costa y Cesc Fàbregas. Por su parte, el Manchester City no contaría ni con Touré Yaya ni con Nasri. Además, los onces variaron por decisiones técnicas. En el eje de la zaga blue formó Zouma en detrimento de Cahill, y las bajas las cubrieron Ramires y Rémy. Por parte del City, Sagna y Clichy ocuparon los laterales, y Milner jugó de interior izquierda.

El de la jornada 23 fue un partido un poco más abierto, aunque acabó igual. El City defendía en estático y el Chelsea, en su condición de local, intentó proponer más a partir de la pelota. En una serie de pases en zona de 3/4, Matic abrió a la izquierda, donde Hazard se desmarcaba a la espalda de Sagna. Con un toque de izquierda sirvió en bandeja el primer gol a Rémy, que entraba totalmente solo y libre de marca. El gol visitante llegó tras una pérdida del mediocentro serbio. Tras un par de intentos la pelota se paseó paralela a la línea de fondo y cayó a Silva, que, perfilado con su izquierda, batió a Courtois con un disparo raso al palo largo.