La jornada 3 de la Premier League deparaba, en The Hawthorns, uno de los duelos más trascendentales. A pesar de estar solo en el inicio, West Brom y Chelsea llegaron a la cita obligados a dar un giro en el rumbo adoptado en estas primeras semanas de competición. Esa necesidad, ganas y ansiedad se acabaron transformando en un partido loco, donde el desconcierto y el descontrol, acentuado por la intensa lluvia que cayó, dejo cinco goles y muchas lecturas por hacer (2-3).

Pedro Rodríguez fue el nombre propio del encuentro que sirvió para que el Chelsea consiguiese su primer triunfo y dejara al West Brom como colista de la competición. Mucho por mejorar en ambos conjuntos, pero triunfo que sirve como una bocanada de aire fresco para José Mourinho, en una semana más que complicada para el técnico luso.

Tony Pulis volvió a hacer gala de su predilección por armar un equipo defensivo frente a los grandes y puso en liza un once donde destacaba la entrada como titular de Rondón. El 4-5-1 trajo consigo el recuerdo del encuentro de la primera jornada, donde los 'baggies' cayeron goleados frente al City tras realizar un partido puramente defensivo y donde renunciaron a cualquier opción ofensiva, un hecho que les penalizó en exceso.

Pulis volvió a hacer gala de su fútbol defensivo.
Pulis volvió a hacer gala de su fútbol defensivo.

Por su parte, José Mourinho no lo pensó dos veces y en la primera oportunidad que tuvo, decidió apostar por la entrada de Pedro, recién incorporación 'blue' procedente del FC Barcelona. Todo lo demás cumplió con el guión previsto y, el habitual 4-2-3-1, no dejaba hueco para ninguna sorpresa.

Mourinho decidió introducir a Pedro de titular.
Mourinho decidió introducir a Pedro de titular.

El partido arrancó con los dos equipos esperando el paso de los minutos para intentar no cometer errores. En el minuto seis, Diego Costa dio el primer susto a la parroquia local tras un gran movimiento que no supo finalizar. El encuentro transcurría y, en el minuto 12, succedió una de las acciones claves. Penalti muy claro, a la par que absurdo de Matic, y Morrison se encontró con la figura de Courtois, que provocó el fallo de la pena máxima. Esta oportunidad desaprovechada le costaría muy caro a los ‘baggies’, que vieron como en la Premier las concesiones no existen. En el 19, Pedro anotó el primer gol del encuentro en una acción poco ortodoxa pero que sirvió de carta de presentación en su debut en Inglaterra.

Descontrol antes del descanso

El gol fue un golpe anímico para los locales, que veían como la gran oportunidad de lograr la machada se ponía cuesta arriba. Pero todo empeoró cuando, diez minutos después, la dupla española que forman Diego Costa-Pedro se convertía en el segundo tanto del partido, el primero del hispano-brasileño esta temporada. La acción fue un contraataque de manual de los ‘blues’ frente a un West Brom que vio como de un córner a favor acaba recibiendo un gol en contra. Un hecho inadmisible a este nivel.

El Chelsea se mostró muy incisivo arriba aprovechando, prácticamente, la totalidad de sus llegadas frente a un West Brom que no supo aprovechar la pena máxima a su favor

Sin apenas control por parte de ningún equipo y tirando de la inercia de los hombres de ataque, las ocasiones se fueron sucediendo. Cuando peor lo pasaban los locales, McClean centró un balón y Rondón se inventó una genial asistencia para que Morrison pudiera redimirse de su error anterior. Era el primer gol ‘baggie’ en esta campaña 2015-2016 y servía para meter de lleno a los locales. Pero el espectáculo estaba servido y, en una nueva conexión española, Costa dejaba de cara un balón franco para que Azpilizcueta pusiera el 1-3 con el que se llegaría al descanso. Los 45 minutos habían sido un homenaje a las características que tanto enamoran de la Premier League.

Un West Brom más atrevido casi logra puntuar

Tras una primera mitad donde el West Brom lo intentó pero vivió excesivamente pendiente de su zona defensiva, el equipo de Pulis salió a intentar ofrecer algo más arriba. El 37% de posesión local por 63% de los de Mourinho eran el claro ejemplo que de para remontar hacia falta mucho más.

Todo cambiaría con la expulsión de Terry, en el minuto 66, tras una dudosa acción donde Rondón supo dejarse caer y conseguir que su equipo pudiera disponer de un hombre de más durante, prácticamente,la mitad del segundo tiempo. Cinco minutos después, Morrison cabeceó a la perfección un centro de McManaman para situar el 2-3. Con ello, Pulis intentó ir a por el partido pero su equipo se topó contra el oficio del vigente campeón de liga.

Al final, los últimos minutos fueron una clase magistral de Hazard sobre como contemporizar el partido, controlar el tiempo y evitar cualquier opción de remontada rival. 2-3, alegría justificada de Mourinho tras el pitido final del que es el primer triunfo del Chelsea, que sirve para coger algo de aire mientras que el West Brom deberá seguir trabajando para lograr salir del pozo.