El encuentro comenzó con un ligero dominio del Benfica que estaba teniendo balón, bajo un ritmo muy bajo de intensidad que imposibilitara la creación de ocasiones peligrosas de gol. Mientras tanto, el conjunto visitante se mantenía replegado en su campo, y se dedicaba a juntar líneas para ralentizar aún más la circulación de balón de los locales que estaban siendo muy planos por abusar del juego en horizontal, y no profundizar con juego interior. Pasaban los minutos, y el partido no remontaba, es más, parecía que estuviera cayendo más, a pesar de que el equipo local se estaba instalando en terreno de juego del contrincante. El 0-1 llegó por medio de Rafa, que batió a Ederson con un disparo de media distancia que golpeó en la madera antes de entrar. 

Dominio inicial anulado por un gol sorprendente

Después del gol, el cuadro lisboeta siguió dominando la posesión del balón, aunque aquello no era sinónimo de que estuviera controlando el enfrentamiento, pues los de Braga estaban recuperando balones y atacando como querían a pesar de que se mantenian replegados como estrategia inicial. El conjunto rojiblanco siguió teniendo la posesión del cuero, y con el paso de los minutos y con mucha paciencia empezaron adquirir un mayor protagonismo en el papel de dominador a base de jugar mucho más directo combinando en horizontal, y lanzando muchos más balones largos al área contraria. Poco le duró esa fugaz sensación de coger el timón, porque tras unos minutos de más intercepciones y posesiones del Sporting de Braga, el equipo de las águilas volvió a unas circunstancias similares.

En los últimos minutos del primer acto, el líder del campeonato portugués consiguió crear alguna ocasión de relativo peligro al abandonar el ataque posicional, y buscar las oportunidades en jugadas a balón parado ejecutadas rápidamente. A pesar de este cambio de estratagema, no consiguió empatar la contienda, y además perdió el control del juego tras un par de llegadas bastante fugaces, y sin mayor repercusión. En los segundos finales, trató de retomar el control tras unos acercamientos sportinguistas, pero no estaba siendo profundo, pues estaba siendo incapaz de encontrar un rematador en el interior del área.

Dominio de las águilas en campo contrario, hasta el 2-1

El segundo tiempo comenzó con la misma dinámica de juego que el primero, con el conjunto local llevando el peso del juego ante un contrincante que se mantenía agazapado en defensa. Pasaban los minutos, y el equipo rojiblanco seguía sin crear ocasiones de gol claras tras tramos de posesiones largas, ante un rival que renunciaba a la posesión y que ni se inmutaba ante las llegadas del Benfica que estaba consiguiendo subir la intensidad del juego a base de rodear el área rival. El 1-1 llegó por medio de Jonas que batió al portero visitante en el mano a mano tras recibir un pase intenrior de Carcela.

Tras el gol, el equipo de Rui Vitoria no se desmelenó en busca del segundo gol que culminara la remontada, pues prefirió mantener el dominio que desde el inicio del segundo tiempo si que estaba teniendo, e intentar acercarse al arco del oponente con mucha prudencia y asegurando mucho el pase en los últimos metros. Era un hecho constatado tras la igualdad en el marcador, el Sporting de Braga había perdido el control del juego que le había otorgado el 0-1, pero aún así se mantuvo bastante sereno la mayor parte del tiempo, a pesar de que no estaba consiguiendo retomar la posesión del esférico, y de que se ponía muy nervioso en algunos tramos de ofensiva local en zonas avanzadas del terreno de juego. Sin buscarlo, el Benfica se encontró con el 2-1 de la mano de Raúl Jiménez que aprovechó un error garrafal del guardameta Matheus que no despeja el balón cuando sale fuera de su área, para marcar a portería vacía.

Tras el segundo gol, el equipo local se hizo con el control absoluto de la contienda, dominando la redonda, y cimentando el juego sobre sus circluaciones lentas, que no hacían más que adormecer al Sporting de Braga que se estaba contagiando, y al encuentro, que a juzgar por el ritmo al que se estaba jugando, parecía que el equipo rojiblanco fuera ganando por cuatro o cinco goles de ventaja. Pero a pesar de ello, los visitantes no se dejaron llevar definitivamente y despertaron, se hicieron con el dominio del esférico en los últimos minutos llegando a gozar de alguna ocasión clara de gol, y a embotellar a un Benfica  que pasó unos minutos de tensión, pero que pudo oxigenarse en los últimos segundos teniendo más la pelota.