Nadie le pone precio a la victoria. Su valor es incalculable y varía en función de las circunstancias que acaezcan en la vida o en un partido, sea lo que sea. El mal perder (o el mal empatar) sí que tiene calificativos propios para referirse a ellos, la mayoría negativos, y nadie cuestiona que sea una vía impropia para el deporte profesional. Sin embargo, no se juzgan los comportamientos, sino las actitudes dentro de la pista, y si son dos goles maleducados, valdrán igual. A veces, hasta un empate.
Algo así podría justificarse a solas Yoni después de anotar dos goles en el último minuto y celebrarlo con Cristian, que de no ser un rival, atendería a la normalidad deportiva. No obstante, Cristian vestía distinta la zamarra a la del canario y de ahí degeneró, connotaciones negativas incluidas, la trifulca que tristemente adornó el final del partido en La Salobreja. No es la primera vez que dicho escenario se convierte en un cruce de improperios por parte de jugadores y cuerpo técnico (ya ocurrió, por ejemplo, con Ríos Renovables), lo que desluce el apoyo de la afición.
Volviendo a lo deportivo, lo que debe prevalecer por encima de todo, fue el propio Cristian el que pondría en evidencia a la defensa jienense en el primer minuto para que, en la siguiente acción, José López desviara un disparo de Ureña y empatara casi sin querer el resultado. Todavía no se sabía cuál era la propuesta de cada equipo y ya habían inaugurado por dos veces sus ataques.
Con una intensidad alta y poco acierto, los dos equipos mantendrían el empate hasta el descanso. La igualada seguiría, al menos, hasta el ecuador del segundo período, si bien es cierto que los locales eran los que mínimamente se imponían en el juego con algún que otro susto de Cristian, omnipresente. No en vano, fue el que demandó más poder en los jumillanos hasta el punto de anotar el segundo y sembrar la incertidumbre en La Salobreja.
Dos minutos después, Lolo Suazo haría crecer esa semilla hasta el pánico con el tercer tanto visitante. Fue el momento de que Yoni, quizá el mejor amarillo (y también el peor en otros aspectos) encumbrara su nombre, ya de portero-jugador. A falta de un minuto, encontró dos goles para sellar un inopinado empate y estampar incredulidad en los jumillanos. El resto, ya lo saben: en los dos primeros párrafos.
De esta forma, Montesinos Jumilla es octavo con 24 puntos (a dos del noveno), mientras que Jaén Paraíso Interior, que comienza su parón liguero, se acomoda en la undécima posición con 16, 12 por encima del descenso, y comprime más la zona baja, donde un sólo punto aglutina a cinco equipos.