Toda inercia se asemeja a la cuesta de una rampa: se puede deslizar sobre ella casi sin esfuerzo o escalarla con tal dureza que ni las rocas sirvan de apoyo. Jaén Paraíso Interior, después de la exhibición mostrada tan sólo una semana antes frente a Colegios Arenas Gran Canaria, se recostaba sobre su patinete dispuesto a que el aire le golpeara la cara, en un ejercicio de bienestar interior que ni un tal Xota, por mucha historia que destilara el nombre, podría frenar. Lo cierto es que el escudo pesó más que las sensaciones y los visitantes, sostenidos por su guardameta Asier, se volvieron de Andalucía con tres puntos más de los que llegó.

El inicio, ya frecuente, correspondía a un ritmo frenético en el que ambos conjuntos dispararon a la meta contraria. Por medio de Eseverri, en la parte navarra, y José López, en la jiennense, se encargaron de avisar que este no iba a ser un encuentro muy estático. Al ritmo de cabalgadas, la intensidad y el ritmo se iban acrecentando. Sólo faltaban los goles que, como los chuts, llegarían de un golpazo. Víctor Arévalo, en primera instancia tras un robo, y Emilio, a balón parado, consiguieron desvirgar el tanto de sus clubs antes de que se cumpliese la primera decena de minutos.

Se continuó en el empeño de seguir anotando, pero eran los norteños los que ahora adolecían ciertas pérdidas en mediocampo. No parecieron ser decisivas ni depresivas, puesto que no fueron obstáculo para que entre Jesulito, Rafa Usín y Roberto Martil fabricaran una acción combinativa con resultado excelso, que es lo que comúnmente se conoce como gol, pero que hay que diferenciar, ya que hay algunos –como el del gaditano- que son superlativos. Unos minutos más tarde, otro que canta chirigotas, Carlitos, continuó con la senda de los quilates y controló mágicamente una bola para convertirla en el tercero de los suyos. Después, llegaría el descanso y La Salobreja parecía un solar sentimental.

Cuando la cancha se pobló de nuevo, Dani Rodríguez ya había hecho el trabajo concienzudo de arengar a su plantel, hecho que se comprobó cuando la pelota se desperezó en la segunda parte. Jaén Paraíso Interior movió mejor la bola y presionó más, lo que, siguiendo con la lógica, propició que Asier apareciera más frecuentemente ante tanta catapulta frente a su muro. Como buena pared, escupió todo lo que le lanzaron.

El portero-jugador fue la última alternativa, fruto de la desesperación, que encontró Jaén FS para enemistarse con el portero navarro, pero ni con esas pudo conseguir algo más que un gol en contra, impulsado, precisamente, por el arquero que les echó la maldición. Así, Asier completó su rentable actuación con un tanto en portería contraria y poco tiempo hubo más hasta el pitido final.

De esta forma, Magna Navarra se mantiene quinto con 34 puntos y recorta dos a Marfil Santa Coloma, mientras que Jaén Paraíso Interior es décimo con 19, 12 por encima del descenso, el principal peligro a evitar.