Alemania ya está en la final. Probablemente no haya sido su mejor torneo (ni de lejos), pero las pupilas de Silvia Neid han tirado de oficio y de calidad resolutiva para plantarse en otra final continental más. Ante Suecia sufrió mucho, sobre todo en los espacios que tan bien se les dan a las atacantes nórdicas, pero finalmente la falta de puntería de las anfitrionas facilitó la tarea de un ordenado entramado teutón. La movilidad de Schelin, el peligro de Asllani, los disparos de las mediocentros o la profundidad de las interiores y laterales, no fueron suficientes para derribar el fantástico muro alemán. Las anfitrionas se ven apeadas de la Euro, de su Euro. Alemania ya está en la final y luchará por su octavo entorchado continental, el sexto de manera consecutiva. El favoritismo recaerá sobre ella. Noruega o Dinamarca serán sus posibles rivales.

El duelo más esperado de este campeonato entre dos selecciones con un estilo de juego semejante, basado en la búsqueda de espacios y en la rapidez de sus combinaciones, no defraudó y resultó un intercambio de golpes (sobre todo en la primera mitad) muy interesante desde el inicio hasta el final.

Pia Sundhage confió en el mismo once de las últimas fechas, con la única novedad de Göransson en lugar de Jakobsson tras el buen encuentro que realizó la interior ante Islandia saliendo desde el banquillo. Neid por su parte confió en Mittag como delantera centro (su posición habitual en el Malmö) y Célia Okoyino descansó en el banquillo por primera vez en el torneo.

Alemania empieza mejor

Alemania comenzó mejor, acercándose con mucho peligro y verticalidad y basándose en la velocidad de todas sus atacantes. Las chicas de Neid aprovechaban así precisamente el mismo fútbol vertical que despliegan las suecas, intentándoles ganar en espacios. Las centrales nórdicas, Fischer y Rohlin, se veían muy sorprendidas en ese inicio de encuentro, sobre todo cuando entraba en juego la visión de juego de Mittag, y de una Laudehr muy activa por el flanco izquierdo.

Pese al buen inicio germano a nivel general, la más inspirada y despierta durante los primeros instantes de partido era, sin lugar a dudas, Dzsenifer Maroszán. Y es que la joven mediapunta del Frankfurt se encontraba cómoda sobre el terreno de juego y con las ideas muy claras en su mente. Y cuando estas últimas surgen, a Alemania se le encienden las luces.

La inspiración de Marozsán guiaba a las suyas

Ante tanto dominio, las primeras ocasiones germanas no tardaron en llegar. La más clara de todas la tendría en su cabeza precisamente Marozsán, pero la atacante no aprovecharía una buena incorporación y centro de Laudehr tras un gran pase en profundidad. Poco después, la que lo intentaría de nuevo sería la central Krahn.

Suecia aprovecha los espacios

Pero Suecia comenzaba a hacerse notar y, tan solo un minuto después de la citada ocasión alemana, Schelin tuvo en sus botas el primer tanto del encuentro tras su primera galopada por banda. Era tan solo un aviso de lo que la estrella nórdica tenía preparado para una zaga alemana que se veía sorprendida por primera vez en el encuentro.

Gracias a las jugadas a balón parado, Suecia empezaba a equilibrar el encuentro, un encuentro que paulatinamente iba llevándose a su terreno. Seger y Marie Hammarström se hacían notar en mediocampo y, tocando, robando y distribuyendo el esférico con criterio y rapidez, hacían buenos los desmarques creados por Schelin o Göransson.

La zaga germana sufría con espacios y Suecia se divertía con ellos

Alemania sufría de lo lindo a la espalda, sobre todo en banda izquierda, donde Cramer no podía ante la rapidez de Öqvist y también de Schelin cuando esta última caía hacia su flanco. Por su parte, tanto Bartusiak como Krahn no son centrales que se caractericen por su rapidez y eran incapaces de atar a las veloces puntas suecas.

Precisamente aprovechando la velocidad en los espacios, llegarían las grandes ocasiones amarillas durante la primera mitad, la primera de ellas en las botas de Öqvist y la segunda en las de Asllani. Pero a ninguna les sonreiría la fortuna, ya que el disparo de la interior saldría desviado por poco y el tiro de la segunda chocaría en una de las defensas germanas. Las tornas habían cambiado. Ahora eran las germanas las que se ahogaban sobre el campo.

Alemania da la puntilla

Tras un aviso anterior de Laudehr, llegaría el tanto alemán. Sin hacer mucho ruido, y precisamente cuando peor lo estaban pasando las chicas de Neid, aparecería Maroszsán (la más inspirada de todas las futbolistas) para establecer el primer y único gol del encuentro. La joven mediapunta teutona se aprovecharía de una buena asistencia al primer de toque de Mittag para definir con suavidad pero con una precisión casi perfecta ante la salida de Hammarström. Un gran gol que daba ventaja a Alemania, una ventaja que finalmente sería definitiva.

Alemania, pese a que sufría con espacios y le costaba llegar, es Alemania, y la calidad de sus jugadoras mudó el escenario en una jugada aislada. Desde el gol, el dominio cambió de lado, ya que Lotzen comenzaba a tomar protagonismo en banda la derecha, y las germanas cerraban cada vez con más gente para evitar las peligrosas contras amarillas. De hecho, Suecia terminaría la primera mitad pidiendo a gritos el descanso. El auténtico paradón de Hammarström abajo para evitar el 0-2 fue la principal muestra de ello.

Suecia lo intentó con corazón pero sin fortuna

Pese a que en la segunda mitad el dominio de la posesión fue casi total por parte de Suecia, Alemania era la que tenía el control merced a su gran y casi inexpugnable muralla defensiva e inteligencia a la hora de leer el encuentro. Las teutonas preferían otorgar el balón a Suecia y atacar mediante veloces contragolpes, precisamente su mejor arma, aunque sin acumular excesivos efectivos. Tuvieron sus opciones de anotar la sentencia definitiva, pero ni el remate de Lotzen con su pierna mala (la izquierda) tras una buena subida de Laudehr, ni el chut potente de Mittag que desviaría Hammarström con una gran mano, pudieron introducirse en las mallas nórdicas.

Por su parte, las suecas olieron el gol en muchísimas jugadas durante el segundo período, pero la fortuna no estuvo de su lado. Un jugadón de Göransson por banda con sutiles toques que a punto estuvo de convertirse en gol, y un buen remate de Schelin que despejaría Bartusiak, tan solo serían el preludio de lo que se avecinaba… Schelin comenzaba a aparecer cada vez más y sus continuos movimientos en los espacios y apariciones en ataque empezaban a contagiar a unas compañeras cada vez más metidas en el encuentro.

Suecia acumuló un sinfín de ocasiones que no tuvieron premio

Empezando por el polémico tanto anulado a Schelin en el minuto 63 por falta casi inexistente de la atacante sueca, el número de ocasiones suecas para lograr igualar la eliminatoria fueron casi innumerables. Un remate muy defectuoso de Seger, varias llegadas mal definidas por Asllani, alguna que otra ocasión de Schelin y, sobre todo, un buen disparo de Marie Hammarström que escupiría la madera de la portería de Angerer, fueron las oportunidades más evidentes. Pero era imposible perforar la portería rival.

Suecia recuperaba rápido el esférico en búsqueda de espacios, pero le faltaba el último pase, ya que los huecos escaseaban entre el buen entramado defensivo germano. Cada vez Alemania se juntaba más en su campo en un gran repliegue de las pupilas de Neid. La impotencia sueca y la solidez alemana hicieron de los últimos minutos algo mucho menos espectacular que el resto de la velada.

Alemania espera rival

Una vez en la final, las germanas ya esperan a su contrincante. Noruega o Dinamarca serán las posibles opciones en un último partido de torneo que claramente favorece los intereses de Alemania, una Alemania que, otro año más, está a un paso de convertirse en dominadora europea. Puede no firmar un gran torneo o no brillar como se espera de ella, pero la solidez de esta selección es más que manifiesta. Silvia Neid respira de nuevo, sus chicas siguen haciendo historia. ¿Quién las parará?

Fotos del artículo: uefa.com