El silbato de Pérez Lima: árbitros bajo presión

Manuel Pérez Lima, exárbitro de Primera División, nos cuenta la presión a la que los árbitros están sometidos a veces.

El silbato de Pérez Lima: árbitros bajo presión
El silbato de Pérez Lima: árbitros bajo presión.
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Por Manuel Pérez Lima

Desde la LFP se insiste: los árbitros tienen que salir a los terrenos de juego con mayor presión. ¿Qué quieren decir, si sometidos a presión están? ¿A qué presión se refieren? Voy a intentar explicar en las próximas líneas cómo siente el árbitro la presión y cómo creo que debería ser.

Relájate e intenta meterte por unos minutos en la piel de un árbitro de fútbol.

La mayoría de las personas estamos sometidos a presión de una forma o de otra. A diario se producen situaciones que consiguen preocuparnos: cuando acudimos al trabajo y no queremos defraudar al jefe, cuando tenemos que presentar un proyecto y está finalizando el plazo de entrega, y así podría estar dando ejemplos todo el tiempo que quisiera.

Todos hemos sentido su presencia: nervios, debilidad, pánico escénico, rigidez… En los deportistas suelen aparecer los síntomas de alguna vieja lesión, o enfermamos justo unos días antes de competir, o simplemente te sientes aminorado ante tu rival.

El cometido de un árbitro sobre el terreno de juego es que se juegue el partido conforme a las reglas. Tiene que decidir de forma segura y rápida sobre las infracciones que se produzcan; algunas decisiones pueden generar discrepancias con los jugadores, público, entrenadores o directivos y pueden perjudicar o beneficiar su crecimiento como colegiado.

Por ese motivo es importante estar mentalmente sano, y utilizar la presión a su favor para ser capaz de afrontar de manera eficaz, eficiente y justa las diferentes opiniones y juicios de valor que puedan ejercer los jugadores, entrenadores, árbitros, delegados de partido, o medios de comunicación sobre tu arbitraje.  

A mi entender, la presión que sufre el colegiado se puede dividir en dos:

- La presión negativa es aquella que influye en su trabajo y le hace rendir por debajo de sus posibilidades. Depende de terceros.

- La presión positiva: es aquella que motiva y ayuda al árbitro a conseguir todas sus metas. Depende de él y su trabajo.

PRESIÓN NEGATIVA

La presión negativa es aquella que debilita la actuación del árbitro durante el encuentro, llevándolo de forma progresiva al fracaso: pérdida de fluidez, bloqueos físicos y psicológicos, despistes, falta de concentración, etc…

Un árbitro que tenga ataques de nerviosos o ansiedad, es un atleta totalmente absorbido por el estrés.  El colegiado, a mi entender, recibe tres modalidades diferentes de presión externa que no recibe un jugador. Éstas, en ocasiones  hacen que su mente se ausente y se traslade fuera del plano deportivo, aumentando su preocupación y restando eficacia a su arbitraje.

Estas podrían ser algunas de las consecuencias que se pueden producir por la tensión o presión psicológica externa.

1-. Sistema Territorial

Un jugador de fútbol normalmente se concentra exclusivamente en la parte deportiva, dejando la parte administrativa a sus asesores y representantes; estos  se encargaran de gestionar los contratos y asuntos profesionales de toda clase, buscando los mejores intereses para el deportista.

En lo que se refiere a la parte deportiva el árbitro es exactamente igual que el jugador; un deportista profesional de pies a cabeza. En cambio, la parte administrativa sigue exactamente igual que cuando se hallaba en fútbol regional; sin contrato laboral y dependiendo de su comité territorial.

Sus ingresos han aumentado considerablemente y con ello el miedo a perder la categoría, aumentando el nivel de presión extradeportivo. Esta situación crea incertidumbre en el deportista, consiguiendo que en ocasiones se preocupe más por agradar a su presidente, que concentrarse en el partido que tiene que dirigir.

 2-.  Pruebas físicas

Durante la temporada, los árbitros tendrán que superar varios controles físicos; en caso de no superar los baremos establecidos, supondrá la no designación de partidos oficiales, y perderá la categoría aquel colegiado que no supere los mismos en dos fases consecutivas (cada fase consta de dos oportunidades). No superar la primera fase lleva consigo la retirada de la mensualidad. 

Tener que superar pruebas físicas durante la temporada crea un estado de ansiedad y nerviosismo en el colegiado, haciendo que su concentración y  su preocupación se centre en pasar los mínimos exigidos.

Es normal que en el encuentro anterior a las pruebas baje su nivel; evitando sobrecargarse o lesionarse, ya que lo principal son las pruebas, quedando el partido en un segundo plano. El colegiado tiene claro que si no está bien físicamente en el terreno de juego seguirá pitando; ahora, si no pasa las pruebas no volverá a dirigir encuentros  hasta que supere las mismas.

Las pruebas físicas tienen que ser obligatorias para comenzar el curso; después, la presión tiene que estar destinada exclusivamente sobre el terreno de juego. El sistema actual tiene que evolucionar y  adaptarse a la competición, funcionando exactamente igual que un equipo de fútbol,  concentrados en las Rozas; o en cualquier otro lugar, y actuando los mejores en cada momento.

3-. El delegado partido o informador

El delegado partido es la persona encargada de calificar la actuación del árbitro y sus asistentes; estará con él/ellos el día del encuentro y lo acompañará en todo momento. Una vez transcurridos los noventa minutos y en el vestuario del colegiado, el informador dará una breve charla al equipo arbitral sobre su actuación.

El hombre encargado de valorar la actuación del árbitro no debería tener ningún tipo de relación previa o posterior con el equipo arbitral; en muchos casos el delegado partido crea un estrés adicional en el subconsciente del colegiado, que nada favorece  su labor;  si le gustan los árbitros valientes, indirectamente con sus comentarios puede condicionar al colegiado.

Todos los árbitros saben que los informes no cuentan para subir o bajar a un árbitro pero sí son utilizados para justificar los ascensos y descensos. Por ese motivo siempre habrá algún colegiado que diga: "Los informes no sirven de mucho pero más vale que sean unos buenos  por si acaso…".

No podemos encender fuego con un fósforo mojado.

LA PRESIÓN POSITIVA

La presión psicológica bien asimilada y en pequeñas dosis ayuda al colegiado a concentrarse mejor en su trabajo, consiguiendo dirigir el encuentro con seguridad y confianza.

Ésta tiene que estimular al árbitro, reforzando su ánimo para controlar la ansiedad y poder afrontar las adversidades. Evitando caer en provocaciones de jugadores, entrenadores y público.

Dirigir un encuentro de fútbol en un estadio lleno de espectadores,  y conseguir aislarse de la euforia del público no es fácil para ningún deportista. Los nervios previos son importantes para controlar la ansiedad, y el sentirte examinado tiene que ser un impulso para motivarte en conseguir el éxito. Cuando tenemos la fe de que nuestro trabajo va a ser valorarlo y medido por nuestra actuación sobre el terreno de juego, nos llenamos de vitalidad para concentramos solo en lo que sucede ahí.

Podemos sacar la siguiente conclusión: La presión positiva es el mejor estímulo para hacer un buen arbitraje, dando lo mejor de ti en cada minuto del encuentro.