FC Barcelona - Real Madrid, el clásico de la música

Moldeando el viento de estos tiempos suena el clásico de la música en el Camp Nou, que arrancará con el Réquiem de Mozart como recuerdo a Johan Cruyff.

FC Barcelona - Real Madrid, el clásico de la música
Fotomontaje: VAVEL
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Por Mariano Jesús Camacho

Dicen que la música es una inexplicable chispa divina, que a través de ella el ser humano establece un canal de comunicación con el principio del ser y los estados ulteriores de nuestra conciencia. Pues es la música tan antigua como este planeta repleto de sonidos y ritmos naturales como el viento o las olas del mar, interpretada desde el inicio de los tiempos por los seres humanos principalmente a través de su voz. Aquellos que cambiando la altura musical en el lenguaje, prolongando el sonido, dotándolo de ritmo y entonación, comenzaron a expresar sentimientos a través de las primeras palabras. Palabras que nos llevaron a la guerra, también a la poesía, por tanto también a la metáfora esférica que es el fútbol tanto de una como de la otra. Sin duda todo un clásico que coincidiendo con el enfrentamiento deportivo por excelencia del fútbol español se puede expresar y desarrollar a través de la música.

Y moldeando el viento de estos tiempos suena el clásico de la música en el Camp Nou, que arrancará con el Réquiem de Mozart como recuerdo a Johan Cruyff, que bien podría continuar con la Sinfonía nº 9 de Gustav Mahler, la conocida como de la despedida. Es bien conocido que el compositor bohemio definió la sinfonía como el medio musical para construir un mundo, justo lo que hizo Cruyff con una idea y un balón. Por ello, como la música, esa chispa divina inexplicable, es capaz de explicarlo todo, casi con toda seguridad el clásico comenzará a sonar a ritmo de bandoneón como preludio al tango que surgió a ambos márgenes del Río de la Plata.

Será entonces cuando surgirán los acordes de la gran discusión, que si el tango es argentino, que si es uruguayo, que si Gardel nació a un lado u otro del Río. Una discusión que en el Camp Nou no ha lugar, pues en Barcelona el tango es argentino y va cosido en forma de balón al pie izquierdo de Leo Messi, que es el Gardel del fútbol, puro lunfardo y arrabal. Ya al otro lado del Río plateado le secundará  Luis Suarez, un delantero con la riqueza instrumental del candombe uruguayo, un jugador que dará la murga a toda la defensa madridista. No en vano todo lo que rodea a Leo Messi, a su tanguito de arrabal, suena a puro Carnaval, tanto por la presencia del delantero charrúa como por la arrolladora samba de Neymar. Pues es Neymar esencia musical de Brasil, pura melodía del Carnaval cuyos ritmos nacen en el aire y evolucionan hacia una Bossa nova con clarísimas influencia del jazz.

Sin duda el clásico de la música sonará a lo que interpreten ambas líneas de ataque, tanto la MSN como la BBC, en este caso la última de ellas llega al Estadi con sones de canción reivindicativa. La palabra fado proviene del latín "fatum" que significa "destino" y su esencia surge de la frustración y el fatalismo, justo lo que vivió a inicios de temporada el Real Madrid. Y si suena un fado en el Camp Nou, como es lógico será Cristiano Ronaldo (siempre citado con el destino) el encargado de silenciar a los culés con la melancólica armonía del gol, con la mirada de desprecio de Portugal al Dios en que creyó, como indudable Pessoa del fútbol moderno.  Un poeta y profeta del gol que encuentra abrigo en la banda sonora que marca el viento que moldea un pibgorn, que es la afiladísima pierna izquierda de Gareth Bale, que con el acero templado corta el viento y vuela con la música gaélica de su tierra: Gales. Pues es un Madrid muy sonoro el de la BBC, es la chanson francesa, parole de Benzema, un elegante intérprete altísimamente valorado por los románticos del fútbol, un ausente genial capaz de poner patas arriba una defensa con su rap del gol.  

Será por tanto el clásico de la música la transformación de un choque de espadas en ritmo, el baile previo a una ‘batalla tribal’ en coral musical. Una coral que deja de tener sentido sin la presencia de Iniesta, crooner del balón, pues no se escuchó, no se contempló nada más elegante desde los tiempos de Frank Sinatra, y por qué no de Zidane, que como Iniesta concibe el juego desde el punto de partida de una inolvidable canción: “My Way”. Sin duda de los pies de Iniesta y las decisiones de Von Karajan Zidane, dependen los colores de la sinfonía, azulgrana o madridista. Aunque si Andrés decide jugar el partido a su manera, ni la sinfonía de la media madridista, compuesta por Modric, Kroos, Isco o James, podrá dar un concierto a su medida. Pues es de todos conocidos que en la media reside la orquesta sinfónica del juego e Iniesta secundado por Rakitic y Busquets, ya han dejado muestras de su tremenda altura musical, que en esto del clásico es futbolística.

Entre la tonada de Luis Enrique y la marsellesa de Zidane, el clásico arranca por tanto con enormes perspectivas artísticas, musicales, pues ambos compositores han demostrado sus preferencias tácticas y estéticas por el principal instrumento del fútbol, el balón. Dicen que la canción, es la mejor y más milagrosa conjunción de ritmo y poesía para contar una historia, expresar la alegría y el dolor. Es el fútbol claro inspirador de este tipo de expresiones artísticas y humanas, pues es el sonido del toque a un balón la melodía de los sueños de día y los sonidos con los que se pone banda sonora a la noche; es el gol el susurro musical del silencio y el estruendoso rock de la ovación. Y será una sardana o un chotis madrileño el que componga la crónica sonora al clásico de la música. 

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Sobre el autor
Mariano Jesús Camacho
Diez años escribiendo para medios digitales. Documentalista de la desaparecida web Fútbol Factory. Colaboré en la web deportiva italiana Sportvintage. Autor en El Enganche durante casi cuatro años y en el Blog Cartas Esféricas Vavel. Actualmente me puedes leer en el Blog Mariano Jesús Camacho, VAVEL y Olympo Deportivo. Escritor y autor de la novela gráfica ZORN. Escritor y autor del libro Sonetos del Fútbol, el libro Sonetos de Pasión y el libro Paseando por Gades. Simplemente un trovador, un contador de historias y recuerdos que permanecen vivos en el paradójico olvido de la memoria.