Óliver Torres, futbolista de cine y serie

Óliver Torres, futbolista de cine y serie
Foto: VAVEL
pivarnic
Por Mariano Jesús Camacho

Óliver es el futuro y la próxima brújula de un fútbol que forma parte ya de nuestra identidad, es un futbolista de cine y serie, de cine porque ve el pase tres segundos antes que nadie y en esa intuición natural queda resumida la medida de una filosofía de juego, y de serie porque en el arte de crear mediocentros creadores, España es la mayor productora mundial del momento.

Su presencia me traslada al volante de un viejo DeLorean, mítico coche que un español compró hace una década por 250.000 dólares, veinte años después de la legendaria película Regreso al futuro. Por un momento la figura estilizada de Óliver, esa elegancia innata con la que domina el tempo del partido, ese descaro con el que saca las vergüenzas de sus rivales con pases entre líneas, dinamismo, pase corto, pase largo, visión y gran técnica, me hace sentir Marty McFly, pues creo ver en la joven promesa atlética una de las creaciones del viejo Doc. Nadie imaginaba que Óliver, como el mítico DeLorean, terminaría en un taller de Majadahonda, en el ‘oeste’ de este Madrid, tan distinto al que dibujaron el guionista Bob Gale y el director Robert Zemeckis. Y subido al DeLorean del fútbol español puedo visitar lugares y tiempos futuros y pasados, pues puedo ver matices estéticos de Pep Guardiola en su juego, la pasmosa facilidad de Xavi para hacer fácil lo realmente difícil y arranques de genialidad solo comparables a los de Andrés Iniesta.

Óliver por tanto es a mi juicio el DeLorean del fútbol español, un jugador de cine con el que viajamos al futuro y al pasado, pero que muy pronto junto a grandiosos talentos como Thiago e Isco, serán el presente más esperanzador de nuestra filosofía de juego, nuestra identidad. Para ilustrar la citada idea, apoyo esta quizás disparatada visión con una anécdota que aconteció con el mítico DeLorean comprado por un español. Y es que al parecer el coche estuvo a punto de convertirse en un frigorífico. Cuando Robert Gale y Robert Zemeckis se plantearon filmar una película en la que sus personajes cambiaban de siglo en una máquina del tiempo, pensaron en Martin McFly metido en una nevera con un láser que permitía el milagro. Por ello quisiera reflexionar en voz alta y animar a los técnicos responsables del fútbol base español, para que sigan trabajando en la misma línea y apostando por la idea del DeLorean que nos ha llevado a ser reconocidos en el mundo entero. Ruego encarecidamente que jamás conviertan nuestro DeLorean en un frigorífico.

El camino es el que marca el futbolista natural de Navalmoral de la Mata, Cáceres, del curso 94, un joven que en busca de un sueño y a la edad de diez años se marchó a Barcelona, a la Fundación Marcet, donde derramó lagrimas con reflejo de saudade, pero comenzó a darle forma a un ideal de juego. Aquel chaval que llamaba la atención por conducir el balón con la cabeza alta, demostró que su forma de interpretar el fútbol era absolutamente diferente y muy personal. Al verle tengo la sensación de que para Óliver el campo de juego es una mesa de billar y la bola obedece en todo momento al preciso golpeo y efecto que imprime con el taco, que es su pierna, contacto exterior, contacto interior, golpe plano, golpe cortado, golpe directo. Su precisión fruto del trabajo y el empeño, posee claras connotaciones naturales, pues el fútbol sencillo del mago de Majadahonda, que gira, mira, toca y se mueve, es sin ningún género de duda digno de una gran serie de televisión.

En concreto Óliver Torres bien podría ser Jake y protagonizar la serie Touch, ser ese niño que jamás ha hablado pero sabe visualizar y reconocer ese hilo rojo del destino, en el que las acciones, pueden cambiar el destino de las personas en todo el mundo para mejor. No en vano en el juego de Oliver la razón aritmética siempre es la misma y sigue esas líneas de pase matemáticas que conectan destinos sobre un terreno de juego. Los patrones de juego están ocultos a la vista de todos, solo hay que saber dónde mirar, las cosas que la mayoría de las personas ven como caos solo siguen sutiles leyes de conducta, los patrones nunca mienten pero solo algunos privilegiados pueden ver cómo las piezas encajan. Como cité con anterioridad hay una antigua leyenda china sobre el hilo rojo del destino, dice que los dioses han atado un hilo alrededor de nuestros tobillos y lo han unido a las personas cuya vida estamos destinados a tocar. Puede que este hilo se alargue o se enrede, pero jamás se romperá, todo ha sido predeterminado por probabilidades matemáticas y es su misión seguir el rastro de esos números para establecer las conexiones entre aquellos que necesitan encontrarse, aquellos cuyas vidas necesitan tocarse. Óliver Torres como Jake lleva viviendo 18 años y once meses y en todo ese tiempo no ha fallado un solo pase del destino.

Es el nuevo ‘touch’ del fútbol español, Óliver sabe mirar y tiene uno de esos hilos rojos atados en el tobillo con el que conecta a todo su equipo y cambia el curso y destino de los partidos. Su forma de interpretar el juego hace encajar las piezas y sigue esos patrones numéricos que le unen a tipos como Xavi, Guti o Guardiola. Es como dije un jugador de cine y serie de televisión, es Touch, en su tobillo está el destino, es el nuevo DeLorean del fútbol español, un tipo diferente y una máquina que nos hace regresar incesantemente al futuro del fútbol español.

Imagen del cuerpo del texto: FoxTV

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Sobre el autor
Mariano Jesús Camacho
Diez años escribiendo para medios digitales. Documentalista de la desaparecida web Fútbol Factory. Colaboré en la web deportiva italiana Sportvintage. Autor en El Enganche durante casi cuatro años y en el Blog Cartas Esféricas Vavel. Actualmente me puedes leer en el Blog Mariano Jesús Camacho, VAVEL y Olympo Deportivo. Escritor y autor de la novela gráfica ZORN. Escritor y autor del libro Sonetos del Fútbol, el libro Sonetos de Pasión y el libro Paseando por Gades. Simplemente un trovador, un contador de historias y recuerdos que permanecen vivos en el paradójico olvido de la memoria.