Hablar de final en la última temporada y media se está convirtiendo en hablar del Atlético de Madrid y de Diego Pablo Simeone. El técnico argentino cogió un equipo que estaba derrumbado, hundido, para convertirlo en todo un campeón. En este tipo de partidos a muchos les puede la presión, y más cuando nunca nadie te da como favorito, sin embargo el Cholo ha demostrado que es un terreno en el que se mueve como pez en el agua.

Todo comenzó el nueve de mayo de 2012. El Atleti se enfrentaba al Athletic de Bilbao en la final de la Europa League, pero pocos apostaban por una victoria de los pupilos de Simeone. El equipo de la ribera del Manzanares llegaba con la moral bastante alta, ya que había remontado en Liga y casi acariciaba puestos de Champions League. Pero parecía que nada de eso valía. La mayoría de aficionados y medios de comunicación daban como gran favorito al equipo de Lezama. Para ellos, los de Bielsa eran grandes candidatos a alzar el torneo debido a que era un conjunto que en la Europa League brillaba eliminando a rivales de la talla del Manchester United o el Sporting de Lisboa. A lo hay que añadir que era un equipo joven y con hambre de títulos, que parecía que había dejado de lado la Liga para centrarse en la final. Días previos al partido, jugadores como Fernado Llorente aseguraban que tenían más opciones de ganar esa final que la que tenían frente al Barcelona en la Copa del Rey. Una vez empezó a rodar el balón en Bucarest la cosa cambió. El Athletic no fue aquel equipo que deslumbró en eliminatorias anteriores y fue un juguete en manos del Atlético, que le endosó un contundente tres a cero con un Radamel Falcao en plan estelar.

Meses después la historia volvería a repetirse en la Supercopa de Europa. El Chelsea llegaba como flamante ganador de la Copa de Europa y parecía que el proyecto de Roman Abramovich por fin despuntaba en Europa. Además el equipo blue contaba con un viejo conocido de la afición rojiblanca que venía de convertirse, aquel verano, en el pichichi de la Eurocopa: Fernando Torres. A lo que hay que añadir que esta final estuvo envuelta en la polémica en los días previos de disputarse, ya que el Atleti dispuso de menos días de descanso que el Chelsea para prepararla. Pero Simeone ya lo dejó claro en la rueda de prensa, previa al partido, asegurando que “las finales no se eligen, se juegan y se ganan”, porque el partido suponía “una responsabilidad y un compromiso por responder a una institución y a un grupo”. El 31 de agosto, se volvería a repetir la misma historia que ya sucediera en Rumania y los rojiblancos se impondrían con facilidad por cuatro a uno a los blues.

En mayo llegaría el reto más difícil, ganar al Real Madrid en el Santiago Bernabéu la final de la Copa del Rey. Parecía una auténtica utopía ya que los rojiblancos no ganaban a los merengues desde hace diecisiete años y encima en el último encuentro liguero perdió el Atleti, en casa, frente a ellos a pesar de que el Real Madrid sacó un equipo plagado de suplentes. A lo que hay que añadir, que los blancos se agarraban a esa final como a un clavo ardiendo ya que era su única oportunidad de salvar una paupérrima campaña. Simeone ya advirtió en rueda de prensa que “tampoco nos dieron como favoritos ante el Athletic ni el Chelsea y mira lo que paso después…”. En esta ocasión el partido tuvo que resolverse en la prorroga pero la balanza volvió a decantarse hacia los rojiblancos, a pesar de que esta vez no fue tan superior a su rival como había sucedido en las dos anteriores finales.

Experto también en eliminatorias

Las eliminatorias a doble partido también se le han dado bastante bien al Cholo. El argentino ha disputado nueve eliminatorias desde que cogió las riendas del Atleti y tan sólo perdió una ante el Rubin Kazan. El preparador argentino reconoció días después de la eliminación que no pudo preparar el partido como a él le hubiera gustado. Esto fue debido a que entre medias de la misma se disputó también la semifinal de la Copa del Rey, por lo que tuvo que dosificar fuerzas para llegar en óptimas condiciones a las dos. El partido ante los rusos le salió rana, pero la eliminatoria que jugaría poco después ante el Sevilla perfecta. Entre sus víctimas se encuentran equipos como el Lazio, Valencia o Besiktas.