Atlético de Madrid 2013: un gigante que volvió para quedarse

El Atlético de Madrid termina un año inolvidable y repleto de éxitos y hazañas. Si 2012 fue la fecha del regreso al lugar que le corresponde, 2013 ha sido el año de la confirmación de que este coloso del fútbol español ha vuelto para quedarse. Ha sido el año de la continuidad, el año de la Copa y el año de Diego Costa.

Atlético de Madrid 2013: un gigante que volvió para quedarse
Los jugadores del Atlético de Madrid celebran la Copa del Rey. | Jaime del Campo - VAVEL.com.
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Por Fernando Borrero

Las historias que contaban los padres y abuelos a sus hijos y nietos sobre un equipo que ganaba ligas, que estaba a la altura de los mejores, que peleaba cada balón dividido como si fuera el último y que jugaba finales de Copa de Europa ya no resultan tan inimaginables. Los más jóvenes que escuchaban con atención las hazañas de Luis, Adelardo, Gárate, Irureta, Reina, Calleja, Rivilla, Ayala, Pereira y compañía podrán relatar episodios similares de Gabi, Filipe, Miranda, Tiago, Koke, Arda, Juanfran, Diego Costa y el resto de guerreros con los que se citan cada domingo para disfrutar, sufrir y apasionarse con un equipo en el que se ven identificados y al que, pase lo que pase, están orgullosos de pertenecer.

El Atleti ya no es el hazmerreír de España, ya no es ese club que se movía a volantazos en busca de soluciones urgentes para tapar agujeros difícilmente disimulables. Ya no vienen diez fichajes nuevos en cada verano para alimentar ilusiones ficticias. Ahora el Atlético es un equipo reconocible y perfectamente confeccionado por un hombre que entiende a la perfección sus necesidades, Diego Pablo Simeone, el principal culpable de que la camiseta rojiblanca sea hoy respetada y temida en los campos de nuestro país y también más allá de nuestras fronteras.

Parecía difícil superar el 2012 firmado por los hombres del ‘Cholo’, un hijo pródigo del club que regresó al término de un 2011 con más sombras que luces para rescatar al Atlético de Madrid de la deriva a ninguna parte que estaba describiendo. El argentino llegó para recomponer un equipo descompuesto y que poco tenía que ver con el bloque campeón de Quique Sánchez Flores. Y así lo hizo, sin promesas vacías y sí con hechos, sacando lo mejor de una plantilla rota pero con muchos mimbres, aunando fuerzas y logrando una comunión entre todos los elementos del club inédita en la última década y media.

Sin embargo, la competitividad del argentino y sus discípulos no conoce conformismo alguno y, a base de una devota entrega a la causa y una ambición desmedida, los logros del pasado año se han quedado pequeños al lado de los éxitos obtenidos en un 2013 que, sin duda, pasará a la historia como uno de los mejores de los 110 años de vida de uno de los más grandes clubes de España.

Un gigante del fútbol nacional que recuperó el lugar que le corresponde por nombre, por relevancia, por prestigio y por historia. Si 2012 fue el año del regreso a la élite, 2013 es el año de la confirmación, de la continuidad. El de la demostración de que los logros de las últimas campañas no fueron flor de un día ni fruto del azar, sino obra de un equipo que pervivirá con el devenir de las décadas en el imaginario colectivo colchonero.

Bajón y récords en la liga

2012 fue el año del regreso a la élite; y 2013, el de la consolidación entre los mejores

Toda obra reseñable se sustenta en unos principios y valores aplicables. Y en el caso del Atleti de Simeone, esa teoría no es otra que la del 'partido a partido'. El técnico colchonero es, ante todo, posibilista. Al argentino no le gusta vender humo y, a pesar de encontrarse por delante del Real Madrid durante toda la primera vuelta de la temporada 2012-2013 y pese a seguir la estela del Barça de Tito, siempre fue realista. El objetivo era la tercera plaza tras tres años de ausencia en la máxima competición continental.

Y bajo ese signo transcurrió la segunda vuelta. La derrota en Barcelona (4-1) disipó cualquier esperanza de pelear por la liga, un título imposible y al que no estaba llamada la escuadra rojiblanca. Un doloroso empate en Mallorca sirvió para inaugurar el nuevo año y para confirmar el objetivo del tercer cajón del podio, perfectamente encarrilado, era el único al que podía aspirar el equipo. El Calderón continuó siendo un fortín y fue testigo del establecimiento de un nuevo récord de victorias ligueras consecutivas y de minutos imbatido como local.

La invulnerabilidad del Vicente Calderón terminó con la visita de la Real Sociedad. Un solitario gol de Xabi Prieto sirvió para que los donostiarras arañasen tres puntos de oro del feudo colchonero, hasta ese momento impenetrable. La derrota ante los txuri-urdin terminó con 26 jornadas del Atlético por delante del Real Madrid en la clasificación, un hito inédito en los últimos 17 años.

Al mismo tiempo, la impecable trayectoria descrita en la primera vuelta se vio alterada por una crisis fuera de casa que llevó al equipo a mantenerse durante cinco jornadas consecutivas sin conocer la victoria lejos del Calderón en liga. Sin embargo, un triunfo ante el Valladolid (0-3) abrió el camino de una magnífica racha como visitante. Durante 6 partidos la portería de Courtois no se vio perforada en ninguna ocasión, hasta que Augusto Fernández en los minutos finales del partido de la 36ª jornada terminó con una estadística que, por otra parte, también bastó para establecer un nuevo récord de minutos imbatido como visitante.

A pesar de que el bajón de la segunda vuelta fue evidente (44 puntos en la primera por 32 en la segunda), los colchoneros cumplieron con creces el objetivo de regresar a la Champions por la vía directa a través de la tercera posición. Un objetivo que sería confirmado en la jornada 34 después de cosechar un empate sin goles en La Coruña.

La gran asignatura pendiente del Atlético de Madrid durante las tres campañas anteriores, es decir, la liga, por fin pudo ser recuperada. Un equipo casi infalible en competiciones eliminatorias no conseguía encontrar la ansiada regularidad que le permitiera alcanzar una de las cuatro posiciones de privilegio, pero 2013 vio cómo el conjunto dirigido por Simeone puso punto y final a esa circunstancia.

Ha nacido una estrella

Una de las grandes noticias de la segunda vuelta y del año natural 2013 ha sido Diego Costa. El delantero de Lagarto, ahora mundialmente conocido, llegó a la ribera del Manzanares en 2007 para salir cedido durante sus tres primeras campañas a Celta, Albacete y Valladolid. En la temporada 2010-2011 logró arrebatarle a Salvio la última plaza de extracomunitario para convertirse en el tercer delantero de la plantilla y terminar disputando la la titularidad a un Forlán enfrentado con Quique. Sin embargo, una grave lesión durante el verano de 2011 le mantuvo varios meses apartado de las canchas y le impidió tener ficha con el equipo colchonero. Tras su recuperación, ya en Navidad, fue cedido al Rayo Vallecano, donde comenzaría a despuntar y a confirmarse no solo como un delantero trabajador, sino también como un auténtico goleador.

Diego Costa arrebató la titularidad a Adrián, como hizo con Forlán dos años antes

Si en 2011 pudo con Forlán, en 2013 pudo con Adrián. El consolidado delantero asturiano no realizó un buen papel en la primera vuelta de la temporada y el ambicioso Diego Costa cumplía con creces cada vez que se le requería. Era cuestión de tiempo que el de Lagarto terminara sentando en el banquillo al que fue una de las grandes estrellas de la Europa League de Bucarest y el asentamiento definitivo de Diego en el once inicial del equipo llegó con el comienzo del año. Su aportación fue decisiva en no pocos partidos y no menos providencial, ya que la irrupción del hispanobrasileño coincidió con un momento de baja forma de Falcao.

La segunda vuelta de la campaña 2012-2013 fue la de la consolidación de Diego Costa, la del nacimiento de una Supernova en el fútbol mundial cuyo crecimiento desde enero a diciembre ha superado todas las expectativas y escapa de todo calificativo posible.

El sueño de la Copa

Cumpliendo en liga y soñando en Copa. Así transcurrieron los primeros meses de 2013. Con el fantasma de la eliminación del Albacete de fondo, los de Simeone dejaron clara su intención de no volver a repetir un ridículo semejante en una competición que tanto ha dado a este club. El entrenador argentino conoce la idiosincrasia atlética y, como bien ha repetido en alguna que otra rueda de prensa, es sabedor de la condición copera del equipo rojiblanco.

El Jaén cayó derrotado sin dificultad, como también lo haría el Getafe en octavos de final. Una victoria contundente (3-0) en el gélido y nocturno partido de ida dejó encarrilada la presencia en cuartos de final, consumada con el empate sin goles de la vuelta. En el ‘Last 8’ esperaba el potente y alegre Betis de Pepe Mel, que también salió tocado del Calderón (2-0) y que no pudo remontar en el partido de vuelta (1-1).

Jaén, Getafe, Betis y Sevilla fueron los rivales en el camino a la final de Copa

Con muchas cuentas pendientes llegaría el encuentro de semifinales. Un Sevilla reconducido por la batuta de Unai Emery era el último obstáculo que podría privar al Atlético de meterse en una nueva final de su competición fetiche de las últimas décadas. Y en el Calderón de nuevo apareció Diego Costa, desde los once metros, para dar una corta ventaja a su equipo (2-1) de cara a la vuelta, ya que Negredo, también de penalti, lograría recortar distancias y mantener a su Sevilla con muchas opciones para la remontada.

En el Pizjuán, Diego Costa y Falcao liquidaron la eliminatoria en la primera media hora, a pesar de que el Sevilla terminaría logrando un empate estéril (2-2). El Atleti estaba en la final de la Copa del Rey. Otra vez. En el recuerdo, el sinsabor de Barcelona, la desgracia de Toni en Mestalla o la dolorosa derrota de La Cartuja y la convicción de que esta competición tenía una deuda con el Atlético de Madrid. En esta ocasión, el reto se antojaba incluso más complicado que otras veces. Esperaba el Real Madrid de Mourinho, que quería cerrar una era con un nuevo título copero. Y lo peor, 14 años a las espaldas de disgustos ante el eterno rival y un reciente precedente liguero muy triste para los colchoneros. Misión imposible.

Un nubarrón llamado Rubin Kazan

Si la mejor noticia de 2013 tiene nombre y apellidos y se llama Diego Costa, el gran nubarrón del año que ahora concluye y que disturba el cielo azul ribereño también tiene nombre y, si se quiere, apellido: Rubin Kazan.

Después de coronarse campeón de la Europa League por segunda vez en tres años describiendo una trayectoria impecable y de récord, el Atlético regresaba a su competición europea fetiche tras quedarse a las puertas de entrar en la Champions, donde accedió el Málaga, otro que tampoco olvidará el año que ahora termina.

Sin embargo, Simeone tuvo claro desde el principio de temporada que la Europa League no sería una competición prioritaria ante la extrema necesidad de regresar a la Champions, por lo que optó por alinear a los menos habituales en la primera fase. Ya en dieciseisavos, esperaba el Rubin Kazan ruso, un habitual de las competiciones europeas en los últimos años y con viejos conocidos de la liga española como Orbáiz, Navas, Marcano o Rondón.

El encuentro de ida, con un once plagado de titulares que demostraba la intención del ‘Cholo’ de no tirar la competición pese a no ser la prioridad número 1, el Calderón asistió atónito a un episodio bizarro que ya es historia del fútbol. El equipo ruso se adelantó en los primeros minutos, se encerró atrás, mantuvo el resultado y en la última jugada del partido encaró un córner en contra. Simeone ordenó a Sergio Asenjo que subiera a rematarlo para intentar, al menos, sacar un empate. Lo que sucedió después fue surrealista. El saque de esquina no encontró rematador y el Rubin inició una rápida y magistral jugada de contragolpe perfectamente culminada por Pablo Orbáiz ante la impotente carrera del portero palentino.

El Rubin Kazan ruso puso la mancha a un año casi inmaculado

El resultado de casa (0-2) dejaba cuesta arriba una eliminatoria que terminaría cayendo del lado del equipo eslavo después de que en Moscú un solitario pero tardío tanto de Falcao dibujara una victoria insuficiente y amarga para el Atlético (0-1) que se despidió de la Europa League por la puerta de atrás. Pero a diferencia de lo sucedido dos temporadas antes ante el Aris de Salónica, en esta ocasión las cosas en liga marchaban muy bien. Y en copa la ilusión desbordaba el cauce del viejo Manzanares.

De Concha Espina al cielo

Sin embargo, para poner la guinda a una gran temporada con un título, los Falcao, Costa y compañía tenían que hacer frente a una misión complicada, ganar al poderoso Real Madrid, después de 14 años de fracasos, en el Santiago Bernabéu. Imposible.

La cuesta, ya de por sí pronunciada, se empinó hasta unos niveles casi inabordables cuando Cristiano Ronaldo, al cuarto de hora de partido, se elevó más que Godín para empujar a gol un saque de esquina y adelantar a su escuadra. 'Esta película ya la hemos visto', pensaron las decenas de miles de aficionados que poblaban de rojo y blanco la mitad de un Bernabéu que presentaba un colorido un tanto peculiar.

Pero ese Atleti que se presentó en Chamartín arropado por su devota y creyente hinchada poco tiene que ver con el de los 14 años anteriores, ya que en ese equipo jugaba un tal Falcao y un tal Diego Costa. Y sería precisamente una exquisita jugada del colombiano en el centro del campo la que propiciaría que el ‘19’ colchonero recibiera el balón en la frontal del área y definiera con un fuerte y cruzado disparo raso con la zurda para establecer la igualada.

El Atlético se proclamó campeón de Copa tras ganar al Real Madrid en el Bernabéu Una igualada que se prolongó durante una segunda parte eterna que dejó sin uñas a más de la mitad de la parroquia colchonera. Y seguramente también a los vecinos. Hasta que apareció Miranda para llevar a su equipo a la gloria. Transcurría el primer tiempo de la prórroga cuando un saque de esquina provocado tras una gran jugada del Atlético, visiblemente superior a su rival a nivel físico, fue botado por Koke y repelido por la zaga blanca con tal fortuna que el rebote regresó a los pies del canterano. otro de los nombres que sale revalorizado y reforzado del año que ahora termina . Levantó la cabeza y volvió a colgar el balón al primer palo, donde apareció Miranda caído del cielo para cabecear a gol, elevar a su equipo a la gloria y desatar la histeria colectiva.

Courtois hizo el resto en los 20 minutos que faltaban de la prórroga, que para muchos transcurrieron como si fueran años. Como si fueran los 21 años que habían pasado desde que Futre y Schuster incendiaran Concha Espina en una de esas historias que los niños escuchaban de sus padres con incredulidad y que ahora, tras haberlo vivido, podrán contar y recordar per saecula saeculorum. El Atlético volvía a ganar la Copa 17 años después. La imagen de Gabi levantando la Copa en el palco del Bernabéu es, sin duda, el mejor resumen de 2013 y un recuerdo inmortal. Una página dorada de un equipo que ha vuelto para quedarse.

Villa por Falcao

Para no romper con la costumbre, el año que expira tampoco fue la excepción a los tradicionales rumores sobre posibles salidas de las estrellas colchoneras en busca de ingresar importantes sumas de dinero en las malogradas arcas de la entidad.

Tras varios meses de constantes informaciones, Falcao terminó marchando rumbo a un destino como mínimo sorprendente, Mónaco. El equipo del magnate ruso Dimitri Rybolovlev se fijó en el colombiano para su ambicioso proyecto de retorno a la primera división francesa y para ello no dudó en embolsar una cantidad cercana a los 45 millones de euros. Se marchó ‘el Tigre’, se fue el pilar del equipo desde la salida de Agüero. El protagonista de Bucarest, de la Supercopa y de un sinfín de buenos momentos ya era historia.

Falcao se marchó por 45 millones y aterrizó David Villa Pero a rey muerto, rey puesto. Con la misma incredulidad con la que se marchó Radamel al Mónaco llegó el máximo goleador de la selección española, David Villa, por solo 5 millones de euros y tres temporadas. El asturiano, condenado a la suplencia en el Barcelona tras una grave lesión sufrida a finales de 2011, quedó completamente seducido ante la posibilidad de formar parte del equipo de Simeone y aterrizó en Madrid para llenar el vacío de la marcha de Falcao.

Con la miel en los labios

Poco tardaría Villa en meterse en el bolsillo a su nueva afición, que le recibió como a un héroe y que sería correspondida por el de Tuilla con un gran gol en los primeros minutos del partido de ida de la Supercopa de España ante el Barcelona. Se adelantaba el Atlético merced a un tanto de su nueva estrella, un gol que permitía soñar con un nuevo título hasta que Neymar aguó la fiesta anotando el empate definitivo (1-1).

El Atleti perdió la Supercopa de España por el valor doble de los goles fuera Con todo igualado, pero con la ventaja del gol de fuera de casa del Barcelona, llegó el partido de vuelta en el Camp Nou. Allí el Atlético realizó una nueva demostración de la fiereza guerrera que lleva dentro y, lejos de ruborizarse ante el magno escenario que visitaba, buscó con garra y con fe un gol que nunca llegó. Víctor Valdés comenzó la que, posiblemente, será su última temporada como azulgrana con una exhibición que paró al Atleti de las finales, el que nunca falla y el que, pese a perder, hizo que sus aficionados se fueran a la cama con más orgullo de ser colchoneros que el día anterior.

Brillo en Champions

No empezaba con un título pero sí con mucha ilusión la nueva temporada, aquella llamada a ser la del regreso a la máxima competición continental del Atlético de Madrid. Tras quedarse a las puertas de ser cabeza de serie, el sorteo deparó a los colchoneros un escenario complicado, con un equipo teóricamente asequible como el Austria de Viena, el Zenit de San Petersburgo, campeón de la Copa de la UEFA de 2008 y aliado del frío de Rusia y, por último, un viejo conocido y un bicampeón de Europa, el Oporto. Aquel equipo que acabó con el Atlético en sus dos últimas participaciones en Champions en los octavos de la 08-09 y en la fase de grupos de la 09-10.

El Atlético se clasificó para octavos de la Champions como primero de grupo No obstante, este Atlético está empeñado en romper relaciones con todos los gafes y malos augurios de su pasado más reciente. Con desparpajo y ambición se deshizo del Zenit en su primer partido (3-1), remontó al Oporto en Do Dragao (1-2) y vapuleó al Austria de Viena (0-3 y 4-0). Ya con el pase matemático a octavos como primero de grupo y con un equipo plagado de suplentes cayó un empate en la gélida rusa (1-1) y un triunfo ante el Oporto (2-0) que sirve para consumar la venganza y firmar una fase de grupos inmaculada y simplemente brillante que los más jóvenes podrán contar a sus hijos del mismo modo que sus padres les hablaban sobre una serie de irrepetibles hazañas en Stuttgart, Glasgow o Heysel.

Mejorando lo inmejorable

Si en Europa el Atlético brilla como la vieja estrella de los 70, el ‘rey de la furia española’ salta cada domingo a las canchas de nuestro país convertido en una ganadería difícil de lidiar. Solo un año antes, de la mano de Simeone el equipo madrileño había establecido su mejor registro histórico en una primera vuelta, tras obtener 44 de los 57 puntos posibles.

Hoy, a falta de dos jornadas para que concluya la primera mitad del campeonato doméstico, el casillero rojiblanco alberga la escandalosa cifra de 46 puntos, superando con casi un mes de antelación la plusmarca del pasado curso. Un registro que no fue casualidad. Una marca inmejorable mejorada por un equipo insaciable, ambicioso, intenso, luchador, repleto de calidad y con una bestia, con un animal, con una pantera, con Diego Costa.

Diego Costa termina el año como Pichichi de una liga que el Atleti comanda junto al Barça El de Lagarto, a todas luces español y susceptible de ser convocado por Vicente Del Bosque para vestir la camiseta nacional, se comerá el turrón con la satisfacción de liderar la tabla de goleadores por encima de los extraterrestres Cristiano y Messi. 19 goles en 17 partidos, impresionante. Bajo el liderazgo de Diego Costa el Atlético ha alcanzado cotas difícilmente imaginables hace apenas un par de años. 15 victorias, un empate y una sola derrota, un liderato compartido con el Barcelona y cinco puntos de ventaja sobre el Madrid de Bale, Cristiano y Benzema. Una cosecha en liga hablan por sí sola hasta tal punto que la supuesta candidatura al título del Atlético se ha convertido en un debate recurrente y casi fijo en la prensa deportiva española. Entre todas esas victorias sobresale una. La lograda en el Santiago Bernabeu el pasado 28 de septiembre (0-1) y que pone casi el punto y final a los fantasmas con el eterno rival. Falta la espinita del derbi en el Calderón.

Soñando en rojiblanco

Pero los de Simeone lo tienen claro, no hay otro camino que el del ‘partido a partido’ y dicho trayecto les lleva a Málaga, donde tendrán el primer examen de un nuevo año con licencia para soñar. El lugar donde todo comenzó cuando el argentino llegó para relevar a Gregorio Manzano y donde puede empezar un año llamado a albergar grandes éxitos de un equipo que pasará a la historia. Sin embargo el Atlético es consciente de su limitación y de su desventaja a la hora de colarse en una fiesta con colosos españoles y europeos. Una fiesta donde no estaba invitado, donde vende menos camisetas y tiene menos nombre internacional y menos presupuesto. Pero ‘partido a partido’ y soñando fuerte se puede llegar muy lejos.

La otrora asignatura pendiente de la liga no solo ha sido recuperada, sino que va camino del sobresaliente. Además, la clasificación contradice a la lógica y apunta a la Matrícula de Honor. En Champions, el azar ha querido cruzar a los rojiblancos con el Milán, un histórico del fútbol europeo y uno de los grandes retos del futuro más inmediato del club madrileño que prentenderá saldar cuentas pendientes con la máxima competición continental. Y en Copa, el Sant Andreu no fue el Albacete.