En el vagón 11 del tren que marchaba de la estación de Santa Justa, en Sevilla, con dirección a Madrid se escuchaba a todo volumen cumbia y bachata. No era ningún grupo musical que fuera a dar un concierto en los próximos días en la capital española. Ni mucho menos. Eran los jugadores del Atlético de Madrid que, tras hacer lo suyo propio ganando al Real Betis en el Benito Villamarín, celebraban el triunfo del FC Barcelona en el Santiago Bernabéu, lo que les permitía cerrar a falta de nueve jornadas para el final de la Liga como líderes del campeonato doméstico con 70 puntos de 87 posibles.

El Atlético de Madrid es el nuevo líder de la Liga. El equipo de los 120 millones de euros como presupuesto anual que compite de tu a tu, sin complejo alguno, contra el de los 518 millones (Real Madrid) y el de los 508 (FC Barcelona). En un arrojo de poder divino, Diego Pablo Simeone vaticinó en rueda de prensa, cuatro horas antes de terminar el Clásico, que tras ganar al Real Betis dependían exclusivamente de ellos mismos. "Dependemos de nosotros para lo que sea. No hay espacio para la duda", decía el argentino, como si fuera consciente que su compatriota Martino les iba a conceder un favor ganando al eterno rival.

El Atlético, el equipo de los 120 millones de euros como presupuesto que compite de tú a tú con equipos de 500 millones, es líder de la Liga y depende de sí mismo

Han pasado 29 jornadas y el Atlético de Madrid sigue sin caerse de la cabeza de la Liga. Llegando hasta semifinales de la Copa del Rey ydisputando los cuartos de final de la Champions League tras superar a un histórico, en horas bajas, como es el AC Milan. Ni la cuesta de enero, ni la de febrero frenan a un Atlético de Madrid que no encuentra límites, que tiene por bandera la ilusión del trabajo y del esfuerzo, y que tiene licencia para soñar de aquí hasta final de la temporada.

Simeone representa el cuento de la hormiga rebelde, aquel insecto omnívoro que molesta y se atreve a discutir el orden natural reciente que manda en la Liga española. El Atlético de Madrid, cansado de ser una hormiga más y de regocijarse en la mediocridad, ha dado un puñetazo en la mesa y recuerda al fútbol español que hubo un día que los títulos de Liga eran capaces de ganarlos otros que no fueran Real Madrid y FC Barcelona. Por muy lejos que quede en el tiempo, desde el campeonato que el Valencia consiguió en 2004, Simeone tiene memoria y sabe que él, en 1996 y con Radomir Antic en el banquillo, celebró en Neptuno la última Liga que luce en las vitrinas colchoneras.

El Atlético de Madrid se identifica con el sacrificio de una hormiga. Vive en un mundo de animales más grandes pero el compromiso, el esfuerzo, la dedicación y el trabajo son valores suficientes para garantizar el éxito. El trabajo en equipo, máxima común para este tipo de insecto, es el denominador común que define al vestuario que dirige Diego Pablo Simeone. El premio colectivo por encima del bien individual. A falta de nueve jornadas para acabar la temporada, el Atlético de Madrid suma 22 victorias en 29 partidos, solo ha perdido tres y es el equipo que menos goles ha recibido en contra. Y lo mejor de todo: con 70 puntos, empatado contra el Real Madrid, depende en estos momentos de sí mismo para ganar la Liga. Ahora Atleti, ahora.