La de Schwarzenbeck

Cuarenta años después, el destino recuerda al Atlético de Madrid la fatalidad que vivió en Heysel en 1974. Un gol de Sergio Ramos, a dos minutos del final, priva al equipo rojiblanco de ganar su primera Champions League.

La de Schwarzenbeck
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Por Víctor Molina Pozo

El Atlético de Madrid, como club, siempre ha tenido una mística especial. El equipo del pueblo, como muchos se identifican con él. El aficionado colchonero, si por algo se caracteriza, es porque jamás ha necesitado de un millonario presupuesto ni de poseer Balones de Oros para sentirse orgulloso de haber nacido rojiblanco de pura cepa y de pasear sus colores allá por donde va. Un sentimiento que se ha mantenido a lo largo de su centenaria historia. En las buenas, siempre. En las malas, más aún si cabe.

Hace cuarenta años once hombres, liderados por Luis Aragonés y dirigidos desde el banquillo por Juan Carlos Lorenzo, demostraron en Heysel ante un Bayern de Munich que suministraba con sus jugadores a la selección de Alemania la identidad que construye a un atlético de bien. “Nuestros héroes”, llegó a definir José Antonio Martín Petón, miembro de Los 50, durante el acto de homenaje que esta asociación quiso rendir a la plantilla que dignificó el nombre de una entidad como el Atlético de Madrid. La grandeza de aquella histórica plantilla, héroes en rojo y blanco, reside en el honor que se ganaron por vapulear a todo un Bayern de Munich. A pesar de su aciago final…

Aquella fatídica tarde de 1974 en la que el Atlético de Madrid jugó su primera final de la Copa de Europa les enseñó los sinsabores que regala el fútbol. Llegaron mermados por las bajas, a consecuencia de esa dura batalla que mantuvieron los colchoneros con el resbaladizo Jimmy Johnstone, en particular, y con el Celtic de Glasgow, en general. No obstante, el Atlético plantó cara, como su historia le ha enseñado a hacer. Dominó y controló, hasta que un gol de libre directo de Luis Aragonés en la prórroga señalaba el camino a Adelardo para alzar la primera Copa de Europa. A falta de segundos para el final, con Gárate en el suelo por unos calambres, un latigazo de Georg Schwarzenbeck forzaba el desempate. El desenlace, el más cruel: un contundente 4-0 en contra dos días después en el mismo escenario. Quince segundos. Solo quince segundos. Ese escasísimo período de tiempo cambió su historia.

Cuarenta años después el Atlético de Madrid se plantaba en la final de la Champions League con todo lo que esto conllevaba: la comparación de los héroes, la épica por cómo alcanzaron la final…todo ello remozado por el recuerdo de Luis Aragonés, tristemente fallecido en el mismo año que su Atleti ganaba la Liga 18 años después. Se puso de cara todo en Lisboa, con un cabezazo de Godín en el primer tiempo que ahuyentaba los fantasmas que generó Gareth Bale con dos claras ocasiones. El Atlético de Madrid, lesión de Diego Costa mediante, se marchó al descanso acariciando la ‘Orejona’.

En el minuto 93, a escasos dos minutos para el final. Por el mismo lado por el que encajó Miguel Reina el gol en la final de 1974. La de Schwarzenbeck otra vez más…

Salió en el segundo tiempo, combatió y aguantó como pudo. Jugó a su juego, anuló a su rival y contuvo como pudo cuando Ancelotti corrigió su esquema dando entrada a Marcelo y a Isco. El Real Madrid mejoró y obligó a recular a su rival, que defendió como pudo a pesar de la fatiga muscular. El Atlético de Madrid concedió, el colegiado alargó cinco minutos de descuento. A falta de dos, un córner de Luka Modric cambiaba el guion preestablecido…Si la ‘Novena’ está ligada al nombre de Zinedine Zidane, la ansiada ‘Décima’ lo estará eternamente al nombre de Sergio Ramos. El camero, imperial en el salto, se alzó a toda la defensa del Atlético de Madrid, esquivó la marca de Tiago y cabeceó con ferocidad al palo largo de Courtois. En el minuto 93, a escasos dos minutos para el final. Por el mismo lado por el que encajó Miguel Reina el gol en la final de 1974. La de Schwarzenbeck otra vez más…

“Este partido no merece una lágrima cuando uno se ha dejado la vida, lo ha dado todo”, explicaba Simeone en la rueda de prensa. El aficionado del Atlético de Madrid debe sentir orgullo y respeto por una plantilla que ha muerto en el campo. Quien espera 111 años por este majestuoso título, puede esperar uno más.