Finalmente y tras todos los rumores generados en torno al futuro de Diego Costa, el hispano brasileño defenderá la próxima temporada la camiseta del Chelsea y de ese modo cierra su etapa en el Atlético de Madrid. Con la marcha del de Lagarto al conjunto inglés, vuelve a aparecer el mismo “problema” de casi todos los veranos: hay que buscar un jugador que sustituya y que iguale, al menos, al que ha dejado vacante su puesto.

La marcha de Diego Costa no es un hecho aislado en la ribera del Manzanares. La historia del delantero que se marcha del conjunto colchonero dejando unos números aún mejores que su predecesor, se repite casi de forma cíclica verano sí, verano no. Desde que Fernando Torres abandonara el que era su club de toda la vida al final de la temporada 2006-07, esta operación ha venido ocurriendo hasta en cinco ocasiones en los últimos años.

Parece difícil mantener el nivel o al menos la estructura de un equipo, cuando uno de sus pilares fundamentales, en este caso un delantero goleador, sale al final de cada temporada. En el Atlético de Madrid, acostumbrados a este hecho, han ido superando año tras año la situación a base de confiar en jugadores que aparentemente no estaban en el nivel del delantero que se marchaba, y que sin embargo han sabido suplir e incluso superar el rendimiento del delantero que les precedió.

Torres, el primero

El primero que comenzó esta oleada de salidas a final de temporada, fue Torres. El de Fuenlabrada llevaba siete temporadas defendiendo la camiseta del que era su equipo de toda la vida. Sus dos primeras temporadas le tocó jugarlas en segunda división y formaba parte de la plantilla que, dirigida por Luís Aragonés, regresó en 2002 a Primera.

El peso del vestuario hizo que Torres saliera en el verano de 2007 rumbo al Liverpool.

En ese tiempo ‘El Niño’, se convirtió en ídolo y estandarte de la parroquia rojiblanca, siendo capitán del equipo y figura indiscutible de él. Pero la responsabilidad de llevar el peso del vestuario siendo tan joven y sobre todo la falta de resultados, fueron razones de peso para que Torres saliera en el verano de 2007 rumbo al Liverpool de Rafa Benítez. El canterano alcanzó la cifra de 244 partidos vistiendo la elástica rojiblanca y anotando un total de 91 goles.

La marcha del delantero a la Premier League fue más traumática por el peso que tenía en el vestuario que por el vacío de un delantero que le pudiera sustituir. La última temporada de Torres en el Atleti coincidió con la llegada de Sergio Agüero al club colchonero. El argentino llegó siendo una joven promesa y en su primer año le tocó ser el compañero en ataque del ‘Niño’.

La dupla Aüero-Forlán

Con la ausencia de este, el argentino, con apenas 19 años, estuvo al nivel que se esperaba y en su segunda temporada como rojiblanco anotó un total de 27 goles en las tres competiciones, mejorando así la mejor cifra anotadora de Torres en una temporada que había sido de 21 tantos. El Kun no tardó en convertirse en el nuevo jugador franquicia a base de goles. Tras cinco temporadas y 234 encuentros jugados, el argentino alcanzó la cifra de 101 goles, el máximo anotador de los últimos años y 9º en la lista de goleadores rojiblancos.

La trayectoria de Agüero en el Atlético de Madrid va de la mano de la de otro delantero ilustre, Diego Forlán. El uruguayo aterrizó en el Calderón como sustituto de Torres y para acompañar al Kun en el ataque colchonero. Llegaba tras haber sido pichichi de la Liga española y bota de oro con el Villarreal y por lo tanto con unos precedentes esperanzadores. El ‘Cacha’ no defraudó. La dupla Agüero-Forlán se convirtió en una de las mejores delanteras de Europa y el uruguayo lograría volver a ser bota de oro como rojiblanco en su segunda temporada en la ribera del Manzanares con un total de 32 goles en Liga.

El argentino y el uruguayo se convirtieron en una de las mejores parejas de Europa.

En la temporada 2009-10, ambos delanteros harían historia con el Atlético de Madrid al conquistar por primera vez para el conjunto rojiblanco la Europa League. Papel fundamental el del uruguayo quien fue clave anotando cinco de los últimos seis goles del equipo, entre ellos los dos de la final ante el Fulham.

Pero en este club nada dura para siempre y mucho menos los delanteros. En el verano de 2011 ambos jugadores abandonaban el equipo colchonero de manera diferente. Agüero salía rumbo al Mánchester City de malas maneras tras haber dicho al club públicamente que no quería continuar más en el equipo. Por su parte Forlán, cambió las rayas rojiblancas por las nerazzurri del Inter. El uruguayo no había mantenido una buena relación con el entonces entrenador Quique Sánchez Flores, y tras una última temporada en la que no contó con demasiados minutos, dejó el Atlético de Madrid tras jugar 198 partidos y anotar 96 goles.

Falcao de récord

En esta ocasión pintaban bastos en el club colchonero tras la marcha de los que habían sido durante cuatro temporadas sus delanteros estrella. Con la conquista de dos títulos tras años de sequía y records goleadores, la sustitución del Kun y Forlán parecía difícil de superar. Pero en los despachos del Calderón encontraron el sustituto adecuado: Radamel Falcao.

El colombiano anotó una hat-trick en la final de la Supercopa de Europa ante el Chelsea.

El colombiano venía de hacer una gran temporada con el Oporto con el cual había anotado 39 goles, 18 de ellos en la Europa League convirtiéndose en máximo anotador de la historia de esta competición y la cual acabó llevándose el club portugués. Con tan buenas garantías el ‘Tigre’ tenía la difícil tarea de hacer olvidar al argentino y al uruguayo.

Tras una primera temporada en la que el Atleti volvió a levantar por segunda vez en dos años la Europa League y la Supercopa de Europa donde el colombiano anotó un hat trick en la victoria por 1-4 frente al Chelsea, la parroquia rojiblanca volvió a ser consciente de la capacidad de su equipo para regenerarse tras la marcha de los delanteros.

Falcao permaneció en el Atleti dos temporadas en la cuales anotó un total de 70 goles en 91 partidos, mejorando así las estadísticas de sus predecesores. En su segunda y última temporada además, logró alzarse con la Copa del Rey, título que no levantaba el club desde 1996.

Costa como solución

La salida del colombiano era crónica de una muerte anunciada. Ya el año anterior habían sonado campanas de partida, pero en 2013 se hacía oficial el fichaje del ‘Tigre’ por el Mónaco. Y cuando todo el mundo esperaba el fichaje de ese delantero que volviese a hacer las delicias en el Calderón, la sorpresa fue que el Cholo y en las oficinas del club pusieran la confianza en Diego Costa.

El de Lagarto sorprendió a todos convirtíendose en delantero de referencia para el Atleti.

Tras un largo historial de cesiones desde que el brasileño llegase al Atlético de Madrid en 2006, la temporada 2012-13 había sido junto a Falcao el otro delantero referencia del equipo. Su papel empezó a tomar importancia y llegó a ser protagonista anotando el primer gol de la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid. De ese modo, en este último año el de Lagarto sorprendió a todos convirtiéndose en ese delantero de referencia que siempre ha tenido el Atleti. Ha terminado la temporada con un total de 36 goles, 27 en Liga, 8 en Champions y 1 en Copa. Con esos números y a pesar de los años que esperó su oportunidad para triunfar como jugador atlético, el Chelsea se ha hecho con los servicios del hispano-brasileño que deja al conjunto rojiblanco tras 135 partidos y 64 goles.

El Atlético de Madrid ya ha demostrado en estos últimos años que tiene capacidad para regenerarse y encontrar ese delantero goleador que mantenga el nivel del equipo y que vuelva a sorprender en el Calderón y por qué no, al resto de equipos y de Europa, como viene siendo habitual. Tras estos años de continuos cambios, de jugadores que vienen y van, el equipo siempre ha sabido encontrar una solución para un puesto que parece tener fecha de caducidad. Este verano les toca de nuevo salir a la búsqueda del jugador que marque la diferencia en un equipo que no quiere estrellas. El 2014 vuelve a ser tiempo de regenerarse en el Calderón.