La evolución de Mandzukic

A raíz de la Euro 2012 su juego y su rol en el campo cambiaron por completo y se transformó en uno de los grandes delanteros de área del momento.

La evolución de Mandzukic
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Por Pablo Miranda

Con la llegada de Mario Mandzukic al Atlético de Madrid, el club rojiblanco no compra a un delantero-pivote, inmóvil, sin dinamismo y con buen remate de cabeza. Esa es la idea que recorre las redacciones de periódicos y que se escucha en la radio y en la televisión en los últimos días. Nada más lejos de la realidad. Que la mayoría de tantos que ha anotado Mandzukic llegasen en esos contextos es solo una consecuencia directa de su variado juego. Porque Mandzukic es algo más. 

Por sus cualidades actuales, Mandzukic parece un "nueve" sacado de otra época

El Mandzukic que aterriza en Madrid procedente del Bayern Munich es un Mandzukic muy distinto al de su época en el Wolfsburgo, antes de que el conjunto bávaro adquiriera sus servicios, tras la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Es un jugador cuya evolución ha sido constante y muy marcada. Nadie vaticinaba en 2012 que Mandzukic pudiera llegar a ser uno de los mejores delanteros centros del continente. Por diversos motivos, sus aptitudes nunca revelaron nada especial, nada que lo hiciera diferente. 

Probablemente, y en otra época, Mandzukic hubiera sido un delantero más. Pero hoy, en pleno siglo XXI, cuando la figura del “9” puro está en peligro de extinción -o directamente extinguiéndose- futbolistas como él son un soplo de aire fresco para lo que en la actualidad se denomina fútbol moderno. 

Su evolución ha sido inversamente proporcional a los cambios futbolísticos de los últimos años. En su época en el Wolfsburgo, Mandzukic jugaba escorado a las bandas, sobre todo en la izquierda, aunque siempre mostrando una gran facilidad para rematar todo tipo de balones -especialmente los aéreos- y en todo tipo de situaciones. Pese a ello, sus cifras goleadoras en el equipo alemán nunca fueron brillantes: 20 goles en 60 partidos después de dos temporadas (2010-2012). 

Fue entonces, en el verano de 2012, cuando la mentalidad y el estilo de juego de Mandzukic cambiaron radicalmente. Venía de formar delantera en el Wolfsburgo junto a Patrick Helmes, pero siempre cayendo a una banda y nunca como punta referencia. En la Eurocopa se destapó como goleador, buscó más el área y anotó tres goles en tres partidos, desbancando a Jelavic, que había firmado una gran segunda vuelta con el Everton, y causando sensación para quienes no le conocían. 

Rozó el medio centenar de goles en sus dos temporadas en el Bayern

Después de su buen papel en la Euro, fichó por el Bayern y completó su fulminante evolución: 48 goles en dos temporadas y un tanto en la final de la Champions 2013. En menos de un año había pasado de ser un delantero de equipo medio con poca presencia en el área y un escaso bagaje goleador, a ser un killer en el campeón de Europa con unas excelentes cifras. Si existiera el premio al jugador con mayor progresión, Mandzukic lo habría ganado de largo. 

Con Guardiola nunca se sintió cómodo. Era de esperar, por otra parte: a Pep nunca le fueron demasiado los delanteros centros rematadores. Lo demostró en su época en el Barcelona y lo ha demostrado en su primer año en el Bayern, utilizando a Gotze o Muller de falsos “9”, siempre en detrimento de Mandzukic. En ese contexto Mandzukic hizo saber su descontento y su deseo de salir del club. Dicho y hecho. Llega a un Atleti subcampeón de Europa y campeón de Liga cuyo delantero y principal baluarte, Diego Costa, acaba de marcharse al Chelsea. Tarea nada fácil para Mandzukic la de suplir al hispano-brasileño. Cualidades tiene y ganas también. Quizás su principal problema sea el carácter, pero también lo era el de Diego Costa y nadie lo lamentó. Al contrario.