Juventud, divino tesoro. Esa, que se vive como nunca, porque nunca vuelve; que se disfruta como nadie puede imaginarse porque nadie sabe cuánto puede durar. Esa que no teme al tiempo, pero que es el propio tiempo que ha de vencerla.
Con 33 años sigue trabajando como en sus inicios y después de cuatro años ha vuelto a la Selección de Portugal
Tiempo era lo que se le estaba escapando a Tiago Cardoso en el año 2010 y parecía no ser consciente de ello. Achacando a la falta de motivación que sufría, el portugués decidió decir 'adiós' a la internacionalidad con la Selección Portuguesa. Rozando los treinta años, parecía no ser una baja que se pudiera acusar en el futuro. Pero, en contra de lo esperado, con 33 años ese 'adiós' se ha convertido en un 'hasta pronto', en un 'bem-vindo de volta' ('bienvenido de nuevo').
Este mes de octubre ha vuelto a la selección, cuatro años más tarde. Regresaba a defender a su tierra, a su país, a sus inicios, a Portugal. Su trabajo y esfuerzo en el Atlético de Madrid le han hecho rejuvenecerse hasta límites insospechables, recuperar aquella motivación que parecía perdida e imposible de ser encontrada. El Atleti le ha devuelto la alegría, el saber por qué ser futbolista fue su decisión y por qué se ha dedicado a ella durante todos estos años. En verano, con pie y medio fuera del Calderón y camino del Chelsea de Mourinho, terminó por quedarse en las filas rojiblancas.
En 2010 pensó hasta en la retirada del fútbol por falta de motivación, algo que finalmente no sucedió
Confirmada su regreso al club madrileño, muchos parecían no alegrarse con su vuelta. Sin embargo, el portugués decidió no bajar los brazos. Desde la pretemporada siguió trabajando, entrenando, destacando como lo lleva haciendo desde que se vistió por primera vez la elástica colchonera en el año 2009. Simeone sabe de eso, del ánimo y brío, y en lo que a estas cualidades se refiere, Tiago es uno de los más destacados.
Aquel año 2010, la falta de motivación que le apartó de la selección se le engrandecía y hasta la retirada del fútbol pasó por su cabeza. Afortunadamente para él, para el Atlético y para el fútbol no fue así. Constancia y esfuerzo le han hecho ser una pieza clave del juego de Simeone. Con 33 años y con una ilusión que muchos querían, el portugués vive con una lozanía y mocedad años de magia rojiblanca.